Caminando por la Feria


Se termina abril y esto está pareciendo como un aburrido diario de novedades mes por mes. Igual se termina abril y haber compartido las letras de la canción de Melendi no cuenta mucho como texto de inspiración. Hay que contar algo más.



Quiero hablarles sobre mi experiencia en la Feria del Libro Santo Domingo 2013.  



Como buena lectora (aunque debo admitir que últimamente he estado muy floja en mi dedicación a la lectura) confieso que la Feria no me resulta atractiva.  
Caminando por los corredores siento que voy deprisa, que la ola de gente me va arrastrando y mi atención se pierde rápidamente.  Si me detengo con alguna de las librerías en donde espero encontrar algo bueno, la sensación es de que hay que seguir caminando, hay que seguir mirando más adelante, en la siguiente.


En ocasiones me detengo frente a un mostrador de libros, encuentro alguno que puede parecer interesante, empiezo a leer la sipnosis y de repente alguien se atraviesa delante tuyo e interrumpe la conexión que se va dando entre el libro y yo, algo así como la película de Avatar y la forma en que el caballo, a través de la cola, se conecta con el jinete.

Otro caso es cuando vas caminando en el pabellón de una librería y alguien está tan pegado al mostrador que cortas el ritmo de la vista porque no te deja continuar mirando lo que sigue.
 

Creo que tengo una predisposición a la feria aquí en Santo Domingo, no encuentro nada interesante, no me refiero a las novedades que ya sabemos cuales son, sino a cosas que se han publicado en otros países, que aún no son tan comerciales o quizás no lo sean fuera de sus países, pero son muy buenas.

En definitiva que no encuentro nada, el tumulto me desorienta y los precios no me parecen tan ¨feriados¨.  Los mismos descuentos de feria se pueden encontrar en otras oportunidades en las mismas grandes librerías del país.
Así que para mi se simplifica a la exposición visual, al auge que se mide por la cantidad de gente que asiste, a las presentaciones que se van dando durante el día, adquirir unas cuantas revistas que de esas que he dejado de comprar, quizás algún libro de cocina gráficamente atractivo y a ver gente que a lo mejor tengo mucho tiempo sin encontrar.

Este año me gustó mucho la presentación de los detalles de la filmación de la película de Huchi Lora, el cepillo negro que usaba la SIM, el carro del Teniente Amado García.  Pasé un rato agradable escuchando la banda de música del Ejército Nacional interpretando a Pérez Prado y hasta a Juan Luis Guerra, me resultó novedoso ver que en los pabellones de algunas instituciones del Estado no había sólo fotos y folletos, sino que también habían espacios interactivos.

En fin, me pareció ¨bonitica¨, hay que ir, ver, probar, quizás no le pase como a mí, que lo que encontré lo puedo obtener más tarde y sólo traje a casa una revista y un matatiempo.

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