Memorias Ajenas

Leyendo ayer la columna de José del Castillo en el periódico Diario Libre disfruté de un maravilloso artículo acerca de sus recuerdos sobre la playa de Guibia, ¨Pastiche de Guibia¨, a propósito de la reinauguración de la misma luego del esfuerzo por rescatarla del despojo en que se había convertido.

En diversas ocasiones había escuchado el comentario sobre el grandioso escenario que fue este balneario, que si era la playa de la ciudad, que si punto de encuentro, que las arenas, pero en ningún momento había visualizado este espacio tal y como me ocurrió con el relato que estoy citando, porque me transportó como en un viaje a través del tiempo a los personajes, algunos con los que sí compartí, otros solo conocidos, a la música, las conversaciones.

Me imaginé inmediatamente el tono fuerte de voz de Peña Gómez en sus conversaciones, los poemas recitados haciendo un despliegue de detalles de Efraim Castillo y la música, la bachata el bolero, inseparables compañeros de los recuerdos que quedan arraigados en el corazón de cualquier apasionado.

Para conocer lo que fue este ambiente en Guibia, para disfrutar un momento pasado entre historia, cultura, placer, este texto es una joya.

Pues como siempre digo, lo bueno no puedo dejar de compartirlo, por lo que copio a continuación.

LECTURAS CONVERSANDO CON EL TIEMPO POR JOSÉ DEL CASTILLO PICHARDO

Pastiche de Güibia

Hace un tiempo escribí, en trance evocativo: "Una Güibia que disfruté como el que más, desde que mi madre me llevaba niño en las tardes a respirar aire yodado para desapretarme el pecho. Que luego compartí con tíos y compañeros, pese a los ocasionales 'pejes ciegos' flotantes. Y que en los 70 acunó bajo los almendros mi amistad con Enriquillo Sánchez y Lil Despradel, en placentera peña de tres". Debí decir que fue destino idealizado, soñado, confabulado, junto a los muchachos del barrio, camaradas de gimnasio y de aulas, durante los años 50 y 60. Lar de escapatorias escolares maceradas de lucha libre, fisicoculturismo, pancadas y brazadas cortando el oleaje hasta alcanzar las metas empotradas en el mar. Para hacer clavadismo temerario, aun en días de mar picada. Por ahí anduvo Felipe El Gladiolo con su lente fotográfico escrutador y Plinio Pina Peña con la cámara de filmación a cuestas, cuando el proyecto Driscoll Films y el Cine Club Dominicano inventariaban prospectos cinematográficos.

Debí consignar que en noviembre del 64 en compañía de Carlos Gómez Doorly y otros jóvenes nos congregamos al amparo de la noche y los almendros para formar un frente que frenara la continuidad sin salida democrática del Triunvirato. En penumbra, una voz con sonoridad de micrófono se hizo sentir conciliatoria de las posiciones allí expresadas. Era Peña Gómez que instrumentaba la estrategia fraguada por Bosch en el Pacto de Río Piedras. Su timbre chocante dado el tono "conspirativo" del encuentro, que mandaba a "hablar bajito". En ese mismo nalgatorio público frecuentado por los capitaleños surgió durante el conflicto bélico del 65, como un oasis de paz dominical, el carrito de churros y hamburguesas que daría paso al Caserío. Luego el propio Peña Gómez en función de síndico construiría los quioscos llamados "paragüitas", con intención renovadora. Corporán le añadió un grifo.

En mis años mozos y desde varias generaciones atrás, Güibia fue la playa de la ciudad, con su balneario público provisto de vestidores, duchas y alquiler de trajes de baño. Dos plantas con terraza, un bar con vellonera, bailadores trenzados, mulatas de cuerpos soberbios, tercias de ron ajustadas al cinto de los chulos. Arriba, a nivel de calle los frondosos almendros techaban las butacas haraganas para aquellos contemplativos del mar que buscaban descanso, junto al parquecito de juegos infantiles. Abajo, en la playa, el movimiento de bañistas en la arena, la competencia por alcanzar Peñita coronada por Brugal, precedida por los trampolines Saint Thomas y Curazao, restos de una plataforma que la fuerza de la naturaleza cambió.

Para llegar, la vía más emocionante era tomar una guagua de dos pisos, cuidando no quedar descabezado en el trayecto por las ramas de los árboles o algún alambre cruzado del tendido eléctrico. Bajarse en la Independencia y atravesar el campo de fútbol perteneciente al Club Iberia. A la vista, imponente, se erguía Güibia, con su estructura como andamio de concreto y ese azul espumante picado llenando la perspectiva de sus vacíos ventilados. Una suerte de santuario de la libertad en medio de la dictadura, donde se podía practicar deportes, jugar, nadar, bailar. Mis tíos Mané, Bienvenido y Pilín Pichardo Sardá me llevaban con frecuencia. El primo Pacho Sardá me introdujo temprano en el nivel más sórdido del ambiente, con cueros y chulos. Censurado por mi madre y la tía Carmen.

Este balneario está arraigado en la historia de Santo Domingo. No en balde la hoy avenida Independencia fue llamada el Camino de Güibia. Entre 1885 y 1903 un tranvía daba servicio desde el puerto a Santa Bárbara, conectando con el Fuerte de la Concepción sito al norte del parque Independencia donde estaba la estación central, para rodar hasta Güibia y luego alcanzar a San Gerónimo. Una concesión rentable frustrada por los intereses políticos de la época y la miopía municipal.

A mediados de los 40, dos refugiados republicanos residentes en Ciudad Trujillo se inspiraron en Güibia en sus crónicas dominicanas. Jesús de Galíndez se quejaba de la afición de los capitaleños por el parque Colón, cuando los enamorados disponían del Malecón y del balneario, donde a las notas de un bolero en las noches "las parejas se deslizan con cadencia tropical y las olas rompen sobre la arena, en cascada de espuma". Para Forné Farreres, "desde la mañana hasta el atardecer, un hormigueo de bañistas marean el cielo con sus trusas de colores y 'slips' ceñidos a sus carnes. A lo largo de la arena requemada por el sol desfila una geometría de cuerpos, con elegancia alada, sensual". El médico austríaco Kurt Schnitzer (Conrado) captó magistral con su ojo fotográfico esta dinámica.

Al lado de este recinto abierto regenteado por Virgilio Gómez Pina, operaba el aristocrático Casino de Güibia, con su trampolín y facilidades exclusivas, juegos de mesa, espacio de fiestas, banquetes, agasajos de la mayor selectividad bajo la Era, con asistencia de Trujillo y su círculo. Hoy Club de Profesores de la UASD, ubicado entre el balneario público ha poco sellado de zinc por el ayuntamiento y Adrian Tropical, un acertado desarrollo de la antigua estación de policía y del parqueo contiguo que salva el pudor perdido del Malecón. En ese lugar Pocho Medina regenteó en los 80 el Castillo del Mar, punto obligado para la estocada bohemia. Allí moró un moreno portentoso de voz ronca, grave, profunda. De gorjeo estupendo y maestro. Pulsando su guitarra solitaria. El, todo Espiga de Ébano y dignidad.

En los años 40, cuando los refugiados españoles nos redescubrían y exaltaban las bondades recreativas del balneario, Pedro René Contín Aybar (El Águila Herida), enamorado enfebrecido de Biel, su atlético marino (que años después fue mi barbero), cantó admirado a la belleza masculina, al juego retozón de los jóvenes en la arena. Al macho cabrío confundido como pez entre las olas. Un hermoso poemario circulado en edición limitada de 30 ejemplares plasmó una atrevida declaratoria de atracción homosexual, uno de los mejores textos de la literatura dominicana y sin dudas una descripción emocionada del ambiente del balneario. Quien vivió Güibia y lee este material del crítico y señor de las artes que fue Contín, queda pronto atrapado entre las redes de sus metáforas.

El Commander Efraím Castillo, cinéfilo, conectó en conversación que sostuviéramos con Muerte en Venecia de Thomas Mann, llevada al celuloide por Luchino Visconti y actuada "de película" por Dirk Bogarde. A quien se le derretía sudoroso el tinte rejuvenecedor aplicado al pelo y los bigotes, obsedido tras los pasos del mozalbete Tadzio. Contagiado inexorable el maduro escritor por la peste que asolaba a Venecia, muerto en una tumbona en el Grand Hotel des Bains. Nuestro Contín, más práctico y aunque también contemplativo, no sucumbió en el ensueño.

"Conversábamos en la playa, bajo/ los almendros. Su penetrante mirada móvil descubría las/ rojas y doradas frutas en su nido de hojas, saltaba al/ árbol y, seguido, sangraba entre sus dientes la almendra,/ mientras, sonriente, reanudaba su plática conmigo.../ Aquella criatura, semisalvaje, me/ atraía por su candor y por su fortaleza. Carne donde/ morder y campo para sembrar./ Nadando era un pez. Saltando al agua, un albatros./ Surgiendo de las ondas caminaba a la playa como un/ soberano en el sillón de su corte y al salir, desnudo, se/ desprendía de sus hombros el mar, manto de su realeza y/ poderío./ Una ola venía a lamerle el pie. En su enmarañada/ cabellera, pajón de algas, rutilaba la espuma. Apoyaba/ la barbilla en su mano entrecerrada y todo su cuerpo,/ bruñido de sol, respiraba alegría y sanidad y belleza.

"-¡él!-, aquella figura alada, más brillante que las otras,/ de pie en el trampolín, sonriente, moviendo un brazo en un/ saludo olímpico, antes de lanzarse a las ondas./ Biel, nadando, cortaba la sombra de las nubes, y los/ retazos de mar más azules unía con los claros. Los /olvidados mitos de Anfitrite estremecían el ambiente.

"La hoja grande, amarilla y rosa-viejo, se abarquilla/ en el mar. Inventaré una palabra nueva, la pondré, con/ un beso, sobre mis dedos, soplaré. Y ella se irá, embarcada/ en esa frágil nave volandera, a ocultar mi secreto en lo/ más profundo de las ondas."

En la novela Guerrilla nuestra de cada día, Efraím Castillo -mi entrañable Commander de sueños libertarios compartidos en las agitadas mesas de debate del Panamericano de los 60, un intelectual crítico dotado de un talento publicitario y literario excepcional- nos retrata la Güibia que fue, la que se nos escapó como pez escamoso a los de nuestra generación, transidos de nostalgia. Contrasta las dos Güibias de la Era: la del exclusivo Casino para familias acomodadas; y el balneario "para las chopas, obreros, guardias, policías y marineros". Situando el relato en tiempos de Balaguer, resiente el cambio que se produjo para peor. "Hoy, sin embargo, la parte de las chopas ha sido asaltada, tomada por las huestes de vagos que, cada día, aumentan en Santo Domingo, por lo que la Güibia que formó parte de mi niñez, no es esta que se diluye entre el bombardeo de las aguas negras de miles de alcantarillas que desembocan en sus aguas y arenas y las alharacas endemoniadas que se forman allí cuando se cierra la noche."

"Tal vez esta sea la razón de que Güibia golpee mi frente cada cierto tiempo y tenga que acudir a ella para pisar su arena y oler la hediondez que vierten sobre ella el Ozama y las apestosas cloacas. Aún con los patronatos y fundaciones que se estrenan a diario tratando de salvar lo insalvable, Güibia no ha encontrado aún quien la salve. Por eso, al acudir de vez en cuando a contemplarla, pretendo convertirme en su salvador, estableciendo desde mis pensamientos las fórmulas mágicas para arribar a una ecología de lo baldío."

Ojalá Güibia, ahora des enclaustrada, renazca "como el principado del amor", como quiere Efraím. Solaz de una ciudad vivaz que se resiste a morir. Bocanada de brizna yodada bajo los almendros.


De JOSÉ DEL CASTILLO PICHARDO


Los Colores de la Luz

Concentrando mi atención en la luz interior, en la llama que me conecta con el Padre, descubro un matiz de colores que desde siempre ha estado, he visto, he disfrutado, pero no había interiorizado con la emoción con que hasta ahora siento.

Y me descubro en una insospechada capacidad de asombro renovada cada día. Y me lleno de un placer infinito. Finalmente recordé.

Las fotos a continuación solamente capturan un pequeño efecto de lo que en realidad es el contexto y dejan entrever algunos rasgos de la grandeza del pintor. Me queda el orgullo de decir que todas las fotos las he tomado yo. Las cuatro primeras son atardeceres en el mes de agosto y la última es el amanecer del día de hoy.


Secretos


¨No te pido que me lo cuentes todo, tienes derecho a guardar tus secretos, con una única e irrenunciable excepción, aquellos de los que depende tu vida, tu futuro, tu felicidad, esos quiero saberlos, tengo derecho y tú no me lo puedes negar¨.

El Hombre Duplicado, José Saramago

El vino, el lugar

El italiano no sabe que tengo un blog, no me pidió que lo contara a mis seguidores, los cuales son muy pocos, pero muy valiosos.
Pero como bien lo dice la descripción de este espacio, no me lo puedo callar, porque lo disfruté.

Se llama Enológica y evidentemente tiene que ver con vinos, pues si, es un pequeño local que principalmente vende vinos y otras bebidas de origen italiano, pero que además se puede degustar una copa del delicioso elixir, tanto por lo entusiasta que es el italiano, como porque ya lo hayas probado y te guste tanto que decidas sentarte y compartirlo nuevamente.
Son solo 3 ó 4 pequeñas mesas, un exquisito aroma a madera, muy buen servicio y complacer el paladar con una exquisita bebida.
Es cierto, falta algo, la razón principal de que me gustara el lugar. Primero, mi amiga me conoce muy bien, mejor de lo que yo puedo sospechar. Ella sabia que ese era un lugar que yo disfrutaría y así fue. Claro está, no hubiese podido sentirme completa sin el complemento de este grupo, nuestro pie de apoyo y gurú. Solíamos ser 4, ahora somos solo físicamente 3 mosqueteros, pues bien, todos para uno y uno para todos, a disfrutar de este lugar.


Ummmm!!!!

Risotto Rice Pudding with brown sugar and vanilla. Lo último que he saboreado, sin haberlo cocinado ni probado. Pero quien se resiste, miren la foto.

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Joy the baker, ese es mi nuevo rincón de placer..... y de pecado, porque una cosa así de rica tiene que ser pecaminosa. Y si voy a tener que hacer penitencias, que sean compartidas!!

Para aquellos que sepan leer en inglés y gusten conocer la receta completa, además de los comentarios muchas veces sin ninguna relación con la misma, aquí les va el enlace.

Risotto Rice Pudding with brown sugar and vanilla

SIN FALTA!!

Picasso?
y en el patio de mi casa?
No me lo podía creer cuando vi el anuncio la primera vez.
No me lo puedo perder.
Lo comparto con aquellos que me siguen.
Exposición de Retratos Imaginarios de Picasso en Bellas Artes
11 de Abril , 2011 (04:44) PM -


Llegan, por primera vez a la República Dominicana, una colección completa de las obras de los últimos años del artista español Pablo Picasso. Se trata de la exposición Retratos Imaginarios, que reúne 29 obras litográficas del artista malagueño, y gracias al Grupo Promérica y la Fundación Ortiz Guardián, los dominicanos podrán disfrutar en el Palacio de Bellas Artes. Dicha exposición estará disponible al público del 29 de abril al 10 de junio. Los martes, jueves y viernes, de 10:00 de la mañana a 5:00 de la tarde, miércoles de 10:00 de la mañana a 9:00 de la noche, y sábados y domingos de 12:00 del mediodía a las 6:00 de la tarde.

Hemos perdido un gran maestro

Tenemos luto, tristeza en el corazón, aunque aún nos queda el colorido de su paleta en el pensamiento, en la mirada.
El maestro Bidó reinventó el colorido en cada uno de sus lienzos, en las madres y sus hijos, los campos que sin necesitar el verde se llenaban de esperanzas, fecundaban la tierra.
Su cuerpo se ha marchado. Nos legó una herencia inmensa, maravillosa. Nos dejó construidas ventanas llenas de vida e imaginación, nos dejó una generación de artistas que miraron en la misma dirección que él, se dejaron fluir de la magia.

Les comparto lo que Ignacio Nova escribió tan acertadamente sobre el maestro Bidó:






Bidó, belleza de un ideal simple y noble
Ignacio Nova
gnnova1@yahoo.com

A pesar de su sentida y lamentable partida, Cándido Bidó deja a la República Dominicana dos legados extraordinarios: el de su obra plástica y el testimonio práctico de su pensamiento y convicciones.

Marcada por la simpleza, por el deseo jamás satisfecho de representar el espacio de idealidades del hombre y la mujer del campo dominicano, Cándido Bidó confesó su apego a su origen, su Bonao, a través de una obra en la que el paisaje pareció un emblema invariante, un conjunto reensamblado mediante piezas prehechas y predispuestas en un espacio plástico sin alteraciones o sorpresas.

En interior del perímetro de su arte, en su área de colores y pastas, Bidó configuró un Bonao que era trozo de geografía sideral a la vez que mundo ideal y eternizado.

Un Bonao legendario, que volvió sobre las palabras del arte para dar cuenta de un modo de acercarse a la creación como acto humano y divino; de ejercerla como necesidad de afirmación personal y colectiva, en una continuidad social e individual, en un apego personal y social.

Si con las pronunciaciones de la Conquista Bonao fue la tierra donde nació la sed del oro americano y la esclavitud; en los colores, composiciones y reiteraciones de la obra del maestro Cándido Bidó fue lugar bendito y dichoso, hasta el grado que el artista lo elevó a la calidad de espacio predilecto, en un ideario donde convergen la naturaleza pródiga, la mancomunión y realización humanas, la familia unida en el amor y el trabajo, la libertad virginal, urgente, primera y necesaria, y el ensueño también obsesivo e irrenunciable de un futuro promisorio basado en el amor, la unidad y el trabajo.

Y así fue él. Como padre mantuvo a sus hijos y familia alrededor suyo. Como ser social, se dio y canalizó las simpatías que generaba su obra para depositar las simientes y sus frutos en ese proyecto irrepetido en el país, el Centro Cultural Cándido Bidó, con el que - más de una vez lo expresó - daba a los jóvenes de su pueblo la oportunidad de aprender el arte y ejercer lo que él no tuvo.

Por eso Bonao es referencia concreta y simbólica. Lugar único y de coexistencia de los motivos reiterados de su obra, tan estridente, a pesar de su escaso arsenal; tan sensibilizada y ampulosa a pesar de sus referencias tan pequeñas, tan afirmador porque en él se imbrican ser humano, casitas esquemáticas, aves, vegetación, cielo, sol y plantíos extensos en invariables azules y naranjas apenas interrumpidos por otros colores. Tiránicos, absolutistas.

Así, el sueño de un mundo mejor, de una vida mejor, se reitera incesante, sin descanso, de obra en obra. En ese insistir, Bidó construyó su poética obsesión por la perennidad. Es, por tanto, una obra que apela a lo futuro, que lo invoca en el canto de aves, de figuras, de madres abnegadas, del trabajo digno, del sol ardiente, de recogimiento e introspección, de justicia...

Ese apego también explica e identifica su otra obra social: ese Centro Cultural Cándido Bidó, mencionado.

Cándido, cuya sonoridad simple y sugerente evoca la novelística del romanticismo alemán, era un romántico moderno, a la vez que un “buen salvaje”, en términos rousseanos, es decir, un hombre-artista que muere sin haber nacido para la perfidia del mundo.

Bidó era un hombre simple y bueno. Y su obra insiste en esa bondad existente en las cosas que rodean el campo dominicano, simbolizado en su Bonao.

E insiste en una belleza simple y sin rebuscamientos. Por eso conectó tan fácilmente con la gente. Y atrajo a tantos al arte. Y aportó tanto al desarrollo de un mercado artístico en el país.

Tocó nervaduras sociales, aspiraciones colectivas, esfuerzos individuales y cotidianos y los mancomunó.

Por eso Cándido Bidó, si algún día la sinceridad y la ingenuidad se desechan de lo que en el arte vale, lo cual dudamos, aún sobrevivirá en la historia del arte dominicano porque dejó el testimonio de su sensibilidad y su inquietud en un aporte a la formación cultural de sus compueblanos de Bonao. Y una poética que nos engloba en el concepto Bonao, en su gentilicio, en la pertenencia a un mundo que puede ser bello y bueno todavía.

Al altar del arte, al momento de la creación, Bidó asistió como a un confesionario. Se desnudó íntegro e ingresó a él sin pedanterías, poses ni rebuscamientos. Con una ingenuidad y maneras puras y simples, directas y persistentes que la academia y la habilidad técnica apenas pudieron modelar y alterar. Por eso algunos lo consideran un artista primitivo, naif.

Porque de la desnudez y pureza de sus abordajes recibimos siempre la grandeza de lo simple.

Una grandeza que hoy ingresa a la eternidad y enriquece el caudal de nuestra cultura.

Retomando los Espacios

Dentro de la marea de actividades, situaciones y proyectos, me he dejado envolver en la amplitud de redes que nos rodean y por supuesto resulta difícil mantener todos los espacios activos, con esto justifico el vacío de actividad en este blog. Ahora voy a tratar de fusionar, lo aprendí recientemente, publicando en uno y que sea visto por todos.


Y a propósito de redes, quiero compartir esta corta lectura que acabo de recibir, para entender mejor hacia donde vamos y qué nos puede ayudar mejor en lo que queremos lograr.


Posted: 18 Feb 2011 12:00 AM PST
Plaza, precio, promoción, producto… sobre estas cuatro variables se asentaban las estrategia de marketing tradicionales, un modelo de negocios basado en el ámbito más local, en el que el estudio de mercado se realizaba a través del análisis de un producto en función de la plaza; lugar físico, precio; análisis de la competencia, promoción; inversión en publicidad y producto… valor agregado del bien o servicio final en el mercado y proyecciones de éxito.
Ciertamente parece que hablamos de otro ciclo histórico, la vertiginosidad con la que han penetrado las nuevas tecnologías en nuestras vidas nos ha llevado a transitar, casi sin darnos cuenta, por la mutación del marketing. Obligados por los acontecimientos, publicistas y expertos en marketing han debido estudiar los secretos del SEO y la publicidad contextual y… casi sin coger aliento, pasar al dinamismo extremo de las redes sociales, donde importa el aquí y el ahora y donde la reputación adquiere un valor excluyente e inmediato.
Hoy el marketing cuenta con otras P´s, en las que son los consumidores, marcas a su vez, quienes a través de la demanda de mayor calidad para lograr mayor especialización y responder a intereses y necesidades cada vez más complejas, establecen los nuevos paradigmas de la publicidad y el marketing, obtenidos a través de axiomas comprobados empíricamente a la velocidad de Internet y consolidados como la piedra filosofal del éxito en los negocios online.
La capacitación online… la formación permanente, la adaptación de los modelos educativos tradicionales a las nuevas tecnologías, la aplicación de técnicas históricas como el coaching y la programación neurolingüística. Todo esto concebido como el aprendizaje permanente que, subyace en definitiva, de la comunicación constante que resulta de ser parte de comunidades, construyen día a día la nueva publicidad y el nuevo marketing.
Si tomamos como ejemplo a las redes sociales y nos detenemos en sus objetivos principales tenemos;
Facebook: escaparate de reputaciones online, donde lo profesional y lo personal desaparecen como categorías y todos nos englobamos en sociales… una fuente información de dimensiones aún no valoradas, aunque las proyecciones tras su salida a bolsa nos hablan mucho de quienes manejarán los hilos del poder y la privacidad.
Twitter: aquí y ahora, qué interesa, qué indigna, qué produce asociación, qué mueve a las personas, qué están haciendo… fuente de información basada en la inmediatez y, obviamente, pionera de la nueva web por su formato basado en el sms.
LinkedIn: comienza la segmentación de las redes sociales en pos de su eficiencia. LinkedIn es el escaparate del profesionalismo. El máximo reconocimiento de la comunidad, donde se identifican los nuevos talentos, los talentos a imitar, las marcas con mejor trayectoria, las mejores reputaciones en el mundo de los negocios. No estar en LinkedIn implica una debilidad frente a la competencia.
Quora: museo del contenido, el contenido elevado a los altares de la calidad, usuarios, consumidores y marcas luchando con las armas del intelecto, por consolidarse como punto de referencia de los nuevos contenidos digitales.
Podríamos seguir con el análisis de cada una de las redes sociales de relevancia en los negocios actuales, sin embargo esta muestra nos sirve para establecer un nuevo axioma; los requerimientos de éste modelo para continuar con esta trayectoria en ascenso vertiginoso requieren usuarios y consumidores fusionados si, pero con una capacidad total de adaptación, innovación y aprendizaje… ese es el compromiso.
Es por este motivo que la especialización se consolida como una variable esencial para la construcción el nuevo marketing… ese es el compromiso; más calidad más preparación, más innovación, más desarrollo.

MOMENTOS HISTORICOS

 "Los días históricos se ven normales cuando los vives desde dentro"    Albus Dumbledore. Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlo...