Mientras te escribo una carta


Casi todas las mañanas y durante el tiempo en que voy conduciendo de camino al trabajo, dedico unos minutos para escuchar algunos de los podcasts de mi preferencia.  Uno de ellos se llama Despertando Podcast, en el cual, con una voz muy melodiosa y que me gusta, se presenta cada día un tema desarrollado en pocos minutos, que invita a la reflexión, a dar una mirada diferente a los sucesos de la vida y a ser mejores personas.  Una invitación a iniciar el día "presentes y conscientes".

En la celebración del día de los muertos, el 2 de noviembre del año 2023,  hicieron una presentación que me impactó profundamente: Carta a una persona que se fue - Día 164 año 3.  El guión consiste en la lectura de una carta a un ser querido que ya no está físicamente.  Fue muy emotivo para mi, logrando expresar de manera general muchas de las cosas que quisiéramos decirle a esas personas que amamos y que ya no podemos tocar con nuestras manos, pero si con el alma, con los pensamientos, con las palabras que decimos o escribimos.

Al escucharla sentí que eso era "casi exactamente" lo que yo hubiese querido decir.  Aún después de muchos años y de sentir que muchas cosas han sido superadas de manera consciente, hay momentos en que la nostalgia es más abrumadora que una misma y las convicciones que creíamos haber desarrollado para superar toda sensación de dolor, se revierten y se dejan a un lado.

Hay una primera expresión en la narración que es muy certera: "el duelo no es lineal y que cuando llega, simplemente hay que abrirse a sentirlo".  Desde mi edad adulta no tuve mucha oportunidad para compartir con esa persona amada que ya no se encuentra en este plano, de crear esos instantes con intención, con plena consciencia de que el momento es ahora y que cada minuto cuenta. Tuvimos muy breves espacios de manera íntima y directa, pocos programados.  

No le recuerdo tomando café, me parece que no le gustaba y de mi parte no hubo oportunidad de tener una invitación a reunirnos para tomar o comer algo especial, algo de eso que sí le gustaba. No tuvimos el tiempo, no porque priorizáramos otras cosas, sino porque todo se complicó muy rápido.  Me hubiese gustado mucho compartir los avances en la tecnología, la globalización, la mirada hacia todo el progreso que muestra la modernidad, proyectar el futuro. Presiento que es algo que hubiese disfrutado puesto que mi curiosidad es heredada.  

No pude escucharle hablar de su juventud o su niñez, de su pasado antes de que yo entrara a ser parte de su vida.  Con frecuencia sucede que mientras somos niños o niñas, nuestros padres hablan poco de sus vidas, las anécdotas son escuchadas principalmente en los encuentros familiares y contadas por pedazos, no de forma completa.  Luego nos queda escuchar lo que otros recuerdan o conocen para dibujar esos bocetos que representan una parte de la vida de aquellos que no están.

Me propuse a mi misma tener una conversación hablada y frecuente con el alma de esa persona que no puedo ver con mis ojos físicos, pero si con el corazón. Disponer el café en el balcón, brindar y conversar. Quizás cualquiera al verme tomar ese café solo escuche mi voz en una conversación sin respuesta, pero basta con que yo oiga esas respuestas o comentarios en mi interior y sienta el calor y la fuerza de mi invitado.

Justo mientras escribo esto, sentada en el balcón y con dos tazas de café en la bandeja,  porque ya me había tomado una y luego me serví en otra, se asomó una hermosa cigüita de cabeza amarilla, que empezó a trinar mirándome, haciendo notar su presencia más allá de su voz, respondiendo a las palabras que expreso en mi corazón y escribo en estas notas.  Una vez más el Universo busca la manera de contestar y expresar las respuestas que hemos estado esperando.  ¿Qué te gustaría decirle a alguien que físicamente ya no está? 

 


Los Relatos Pequeños

 Un día ocurrió. Por primera vez fue la bombona que llevó al butanero y, desde entonces, fueron inseparables.               

Fin. 

René Merino.

Estuve leyendo en una publicación española un artículo muy interesante que analizaba la manera en que han cambiado los parámetros para la escritura, y por ende los de la lectura, reduciendo inicialmente su capacidad a 280 caracteres, logrando sumar aquellos lectores que no están interesados en textos más largos y desarrollados.  Es a lo que nos han llevado las redes sociales, que es el medio más usado para llegar a un mayor público.

Y así es como descubrimos a mucha gente que acogiéndose a esos parámetros, siente que tiene las capacidades suficientes para compartir ideas y emitir juicios, aún sin tener coherencia en lo expresado y peor aún, aprovechando la adulterada libertad de expresión para hacerse eco de noticias falsas o simplemente crearlas y luego difundirlas. De igual forma reconozco como positivo el hecho de que estas mismas circunstancias también han abierto las posibilidades y los canales para aquellos que tienen mucho que contar y que además demuestran tener las capacidades para hacer aportes significativos. Cuidado al cortarse sosteniendo en sus manos un arma de doble filo.

Continuando con la lectura recordé que lo más parecido a un mensaje de 280 caracteres publicado en las redes sociales es el microrrelato, el cual debe ser realizado utilizando entre 7 y 250 palabras (no caracteres). También existen los microcuentos, que pueden llegar a tener hasta 300 palabras. 


 El microrrelato corto más famoso en el mundo ha sido escrito por el guatemalteco Augusto Monterroso,  se llama "El Dinosaurio" y solo tiene 7 palabras, evidenciando la importancia de la precisión y la elección de las palabras: "Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí"

El siguiente microrrelato famoso, con solo 8 palabras y de un autor también reconocido, se llama El Destino, escrito por Franz Kafka: "Una jaula salió en busca de un pájaro". 

Suena fácil de hacer, así lo pensé yo misma hace un tiempo, pero también descubrí que no es tan simple como parece. Según la página Escuela de Escritores (https://escueladeescritores.com)"un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada y no el resumen de un cuento mas largo", debe contener el planteamiento, nudo y desenlace y "su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas".  Muchos detalles por considerar para tan pocas líneas.  Para que tengamos una idea de lo que esto significa, con todo lo escrito hasta aquí (sin incluir la nota inicial, que es un microcuento per se), ya son 404 palabras y solo he realizado el planteamiento. 

Actualmente y con los parámetros para expresar las ideas establecidos en las redes sociales, hay una práctica que "casimente" nos acerca a la experiencia de escribir microcuentos. Solo faltaría refinar la idea, retocar la gramática y expresar coherencia y listo!

Una vez, mucho tiempo atrás, hice el esfuerzo de participar en un concurso de microcuentos y ahí descubrí que se requiere dedicación y talento para hacerlo. No logré ni siquiera acercarme a la pre selección, lo cual entendí, pero con el solo hecho de arriesgarme e intentarlo sentí que había logrado subir al punto más alto de la escalera de posibilidades en ese momento.

Después de un largo tiempo transcurrido y cierta práctica adquirida a partir de estas publicaciones en el blog, nuevamente voy a hacer el intento de escribir algún microcuento, quizás más de uno, para compartirlo y quien sabe, quizás participar en algún concurso.  Quizás alguien me pueda ayudar, comenzando por aportar alguna idea que pueda ser desarrollada y presentada en pocas líneas o quizás quiera compartir conmigo su propio microrrelato y prometo publicarlo.



MUCHAS CABEZAS, MUCHOS MUNDOS

 "Cada uno de nosotros creamos un mundo entero en nuestra cabeza y vivimos en ese mundo".    El Quinto Acuerdo, por Don José Ruiz....