

Exposición de Retratos Imaginarios de Picasso en Bellas Artes | ||
11 de Abril , 2011 (04:44) PM - | ||
Llegan, por primera vez a la República Dominicana, una colección completa de las obras de los últimos años del artista español Pablo Picasso. Se trata de la exposición Retratos Imaginarios, que reúne 29 obras litográficas del artista malagueño, y gracias al Grupo Promérica y la Fundación Ortiz Guardián, los dominicanos podrán disfrutar en el Palacio de Bellas Artes. Dicha exposición estará disponible al público del 29 de abril al 10 de junio. Los martes, jueves y viernes, de 10:00 de la mañana a 5:00 de la tarde, miércoles de 10:00 de la mañana a 9:00 de la noche, y sábados y domingos de 12:00 del mediodía a las 6:00 de la tarde. |
Ignacio Nova A pesar de su sentida y lamentable partida, Cándido Bidó deja a la República Dominicana dos legados extraordinarios: el de su obra plástica y el testimonio práctico de su pensamiento y convicciones. Marcada por la simpleza, por el deseo jamás satisfecho de representar el espacio de idealidades del hombre y la mujer del campo dominicano, Cándido Bidó confesó su apego a su origen, su Bonao, a través de una obra en la que el paisaje pareció un emblema invariante, un conjunto reensamblado mediante piezas prehechas y predispuestas en un espacio plástico sin alteraciones o sorpresas. En interior del perímetro de su arte, en su área de colores y pastas, Bidó configuró un Bonao que era trozo de geografía sideral a la vez que mundo ideal y eternizado. Un Bonao legendario, que volvió sobre las palabras del arte para dar cuenta de un modo de acercarse a la creación como acto humano y divino; de ejercerla como necesidad de afirmación personal y colectiva, en una continuidad social e individual, en un apego personal y social. Si con las pronunciaciones de la Conquista Bonao fue la tierra donde nació la sed del oro americano y la esclavitud; en los colores, composiciones y reiteraciones de la obra del maestro Cándido Bidó fue lugar bendito y dichoso, hasta el grado que el artista lo elevó a la calidad de espacio predilecto, en un ideario donde convergen la naturaleza pródiga, la mancomunión y realización humanas, la familia unida en el amor y el trabajo, la libertad virginal, urgente, primera y necesaria, y el ensueño también obsesivo e irrenunciable de un futuro promisorio basado en el amor, la unidad y el trabajo. Y así fue él. Como padre mantuvo a sus hijos y familia alrededor suyo. Como ser social, se dio y canalizó las simpatías que generaba su obra para depositar las simientes y sus frutos en ese proyecto irrepetido en el país, el Centro Cultural Cándido Bidó, con el que - más de una vez lo expresó - daba a los jóvenes de su pueblo la oportunidad de aprender el arte y ejercer lo que él no tuvo. Por eso Bonao es referencia concreta y simbólica. Lugar único y de coexistencia de los motivos reiterados de su obra, tan estridente, a pesar de su escaso arsenal; tan sensibilizada y ampulosa a pesar de sus referencias tan pequeñas, tan afirmador porque en él se imbrican ser humano, casitas esquemáticas, aves, vegetación, cielo, sol y plantíos extensos en invariables azules y naranjas apenas interrumpidos por otros colores. Tiránicos, absolutistas. Así, el sueño de un mundo mejor, de una vida mejor, se reitera incesante, sin descanso, de obra en obra. En ese insistir, Bidó construyó su poética obsesión por la perennidad. Es, por tanto, una obra que apela a lo futuro, que lo invoca en el canto de aves, de figuras, de madres abnegadas, del trabajo digno, del sol ardiente, de recogimiento e introspección, de justicia... Ese apego también explica e identifica su otra obra social: ese Centro Cultural Cándido Bidó, mencionado. Cándido, cuya sonoridad simple y sugerente evoca la novelística del romanticismo alemán, era un romántico moderno, a la vez que un “buen salvaje”, en términos rousseanos, es decir, un hombre-artista que muere sin haber nacido para la perfidia del mundo. Bidó era un hombre simple y bueno. Y su obra insiste en esa bondad existente en las cosas que rodean el campo dominicano, simbolizado en su Bonao. E insiste en una belleza simple y sin rebuscamientos. Por eso conectó tan fácilmente con la gente. Y atrajo a tantos al arte. Y aportó tanto al desarrollo de un mercado artístico en el país. Tocó nervaduras sociales, aspiraciones colectivas, esfuerzos individuales y cotidianos y los mancomunó. Por eso Cándido Bidó, si algún día la sinceridad y la ingenuidad se desechan de lo que en el arte vale, lo cual dudamos, aún sobrevivirá en la historia del arte dominicano porque dejó el testimonio de su sensibilidad y su inquietud en un aporte a la formación cultural de sus compueblanos de Bonao. Y una poética que nos engloba en el concepto Bonao, en su gentilicio, en la pertenencia a un mundo que puede ser bello y bueno todavía. Al altar del arte, al momento de la creación, Bidó asistió como a un confesionario. Se desnudó íntegro e ingresó a él sin pedanterías, poses ni rebuscamientos. Con una ingenuidad y maneras puras y simples, directas y persistentes que la academia y la habilidad técnica apenas pudieron modelar y alterar. Por eso algunos lo consideran un artista primitivo, naif. Porque de la desnudez y pureza de sus abordajes recibimos siempre la grandeza de lo simple. Una grandeza que hoy ingresa a la eternidad y enriquece el caudal de nuestra cultura. |
"Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí. ‘Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre’, piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía. Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.
Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.
No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.
Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?
¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: ‘amor, amor’, y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: ‘¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!’. Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida
Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: ‘Cultura’. Cultura porque sólo a través de ella se pueden resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz.
Septiembre de 1931
"Los días históricos se ven normales cuando los vives desde dentro" Albus Dumbledore. Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlo...