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EL CLIMA CADA ATARDECER

 Me preguntó: ¿Cómo está el clima ahí donde estás?

Me quedé pensando en la pregunta. Sorprendida y con temor a equivocarme, le contesté: ¿Quieres saber el pronóstico para las próximas horas o durante cuáles días?

No.  Respondió. No quiero saber el pronóstico del tiempo. Quiero que me describas el clima ahí donde estás, cuéntame con tus detalles.

Una música suena en mi cabeza y resuena en mi corazón.   Sin pensarlo más, sin analizarlo, solo sintiendo, le digo: Ok. Te contaré lo que veo y lo que siento.

Entonces desde mi silla miro hacia la ventana con persiana de aluminio que limita la visión hacia afuera. Son las 5 de la tarde, la luz es brillante. Durante unos segundos cierro mis ojos y hago una invocación a los dioses que otorgan superpoderes, para que mis ojos sean bendecidos y mi visión pueda traspasar las paredes.

Y al instante estoy afuera, sin moverme del asiento.  Y comienzo. Te cuento que puedo ver el ruido del viento ronronear entre las hojas del árbol del naranjo que reina cual príncipe en el medio del patio, y puedo oler la frescura embriagante bajo su sombra, suave, como caricia de algodón. La luz es brillante, se puede sentir la calidez del sol en los bordes de la sombra del árbol, más allá, donde crece verde la cosquilleante y pulida grama que baila suaves boleros en posición horizontal. 

El cielo está desnudo, ha guardado sus trajes esponjosos para otro día. El cielo está desnudo y su piel brillante no es azul, es de miles de puntos de cristal transparente, tan hermoso como esos otros cristales que duermen bajo tierra, que se dejan envolver por piedras de color negro, enamoradas, generosas, que las abrazan como los amantes en su lecho de pasión.

Es la pasión entre el carbón y el diamante, que cuando se separan, cada una expresa sus mejores condiciones, y es ahí, donde esa piedra sin color nos enseña que necesita luz, y la mano de una mujer enamorada, para mostrar su apasionante belleza, como los millones de puntos del cielo, que cambian de color de acuerdo a la luz en tus ojos, a la pasión de tu mirada, o la bendición de esas otras piedras que están más arriba, inmensas y distantes, a las que llaman el sol o planetas.

Y así termino mi explicación sobre el clima. Agradezco en silencio a los dioses por el regalo otorgado y vuelvo. 

Visión concluida.

Con precaución le digo: He terminado, es la forma íntima en que te puedo contar. ¿Es lo que querías saber? Te lo puedo resumir un poco más específico: las hojas del fragante árbol de naranjo ronronean con una suave brisa que acaricia la piel y a su borde, la luz del sol calienta con tibieza la suave grama, el cielo brilla como diamante. Es una hermosa tarde de principios de invierno en este país tropical.

¿Te da una idea sobre el clima por aquí? Si la forma en que te he descrito lo que veo y lo que siento no es lo que esperabas, entonces te puedo recomendar explorar más información a través The Weather Channel. No me molesta que lo hagas, me queda claro que quizás no tenga la mejor forma de explicarme.

Después de eso hubo un silencio.  Hay que darle su espacio al silencio, para que exprese sus emociones. 

Después de un largo momento de silencio me dijo: ¿me puedes escribir sobre el clima cada tarde?




Y SI MIS OJOS FUERAN TUS OJOS

Sentada en la terraza una noche de éstas, con la música sonando y un trago sobre la mesa, me recosté en mi asiento y cerré los ojos.  Hacía una brisa fresca, constante, algo que podría llamarse ¨un adelanto del algún frente frío¨ de esos que pronostica Jean Suriel en su muro de Instagram.
Al cerrar los ojos y después de permitir que los pensamientos volaran de la canción que estaba sonando hacia aquellos temas que ocupan y preocupan en tan sólo cuestión de nano segundos, me quedé pensando si podría adivinar cómo se verían las estrellas cuando los volviera a abrir, qué distribución tendrían, quizás algunas de las que ya había memorizado de tanto extasiarme en noches oscuras.
Y si le pregunto a otra persona sobre lo que ve mientras tengo los ojos cerrados, ¿Cómo sería su descripción?  Dos estrellas por aquí, una más grande y una más chiquita por allá, el famoso sartén en el lado izquierdo pero bien alto. No es una descripción que me entusiasmaría.
Surgieron  más dudas.
¿Y si el preciado don de la vista no estuviera en tus ojos?
¿Si tuvieras que hacer el ejercicio de tocar el rostro de las personas para tener una idea mental de cómo son? Si esperases que te contaran con detalles todo lo que tienes alrededor ¿Cómo harías la descripción?
Recordé la canción de Alejandro Sanz, Siempre es de Noche, y de inmediato la busqué para escucharla. 
Fenomenal.
La pasión con que describe las emociones que siente cuando ella le cuenta con detalles el atardecer. Y mientras ella da esos detalles, él la percibe y se hace su imagen mental sobre ella.

Si yo contara uno de esos atardeceres que con tanta pasión trato de capturar en las fotos, cómo lo describiría? ¿Y si con mis manos tocara un rostro y tratara de dar detalles de lo que siento y cómo lo interpreto?

Si mi voz fueran tus ojos, como dice la canción, te contaría que mi atardecer es luminoso y colorido, pero sería mediocre dejarlo así.  Te contaría que en el horizonte todavía está el sol y su luz brillante, amarillo intenso, va mostrando los tonos menos calientes y más cálidos en su resplandor. En los extremos ese amarillo trata de convertirse en algún tono entre mamey y rosado.
Entre el horizonte y el alto cielo hay algunas nubes, planas, en hilera y que el reflejo del sol en ellas muestra unas tonalidades anaranjadas pero que también en su lado opuesto resaltan el gris de las sombras. Los reflejos del sol se sienten como caricias tibias en la piel, como beso tierno del amante, beso en la frente.
Te conté que el alto cielo es azul limpio? Si tratas de separarlo de los reflejos del sol es un tono de azul ternura, como los detalles que se colocan en las habitaciones de un bebé recién nacido.  Como cuando cambias toda la ropa de cama y te sumerges en sábanas limpias con olor a frescura que augura que lograrás el descanso anhelado.


Y por segundos va cambiando, va bajando el sol, los tonos amarillos se van convirtiendo en más rosados, más arriba lilas, el azul ofrece sensaciones de una jornada que termina y que te lleva de camino a lo oculto, lo sereno.  Hasta que comienzas a notar las estrellas, puntos separados, tenues.
Todo el espectáculo de transición te va mostrando una toma diferente y cada una de ellas te hace dudar si es más hermosa que la anterior.  El lente de una cámara no logra captar esos tonos que van deleitando nuestra mirada, ahí es cuando nos damos cuenta de la magia de la naturaleza, de lo hermoso del paisaje, dejarnos transformar como se transforma el paisaje, siendo el mismo escenario pero mejorando la versión a cada instante, de lo importante que es detenerse, observar y disfrutar un atardecer, no solo porque la imagen es hermosa, sino también porque la podemos ver.



Siempre es de noche
Alejandro Sanz
Cuéntame como va cayendo el sol
Mientras hablas pensaré
Qué guapa estás, qué suerte ser
La mitad del cuento de un atardecer
Que observo al escucharte
Porque mis ojos son tu voz
Acércate, que cuando estemos piel con piel
Mis manos te dibujarán
Tu aroma me dirá tu edad
Junto a ti, unidos sin saber por qué
Seguramente se me note
El resplandor de una ilusión
Porque a tu lado puedo olvidar
Que para mí siempre es de noche
Pero esta noche es como un atardecer
Si logras que a la vida me asome
Tus ojos sean los que brillen
Y la luna que la borren
Que en mi eterna oscuridad
El cielo tiene nombre, tu nombre
Qué no daría yo por contemplarte
Aunque fuera un sólo instante
Hace frío, es tarde y tienes que volver
Que alguien que te espera, seguro
Una vez más el tiempo se nos fue
¿Volverás?, dime si mañana volverás
Como lo has hecho cada tarde
Para contarme cómo muere el día
Y se marchó, ella se alejó de él
Pero como en las cartas dos puntos, posdata
Se me olvidaba, no me presenté
Sólo fui testigo por casualidad
Hasta que de pronto, él me preguntó
Era bella, ¿no es verdad?
Más que la luna dije yo, y él sonrió
Nunca más se hará reproches
Por intentar amanecer
No volverá a perderse en la noche
Porque su alma hoy brilla con más fuerza
Que un millón de soles
Pero, en su eterna oscuridad
A veces se le oye a voces
Qué no daría yo por contemplarte
Aunque fuera un sólo instante
Por intentar amanecer
No volverá a perderse en la noche
Porque su alma hoy brilla con más fuerza
Que un millón de soles
Pero, en su eterna oscuridad
A veces se le oye a voces
Qué no daría yo por contemplarte
Aunque fuera un sólo instante
Qué no daría yo por contemplarte
Aunque fuera un sólo instante
Compositores: Pizarro Alejandro Sanchez

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