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Conversación inspiradora

La dama de la semana pasada, aquella que por un momento perdió la orientación hasta que luego, después del silencio y la contemplación recordó que era una Musa y que además está llena de inspiración y creatividad para todo aquel que se lo solicite, me pidió que conversáramos.

Muy específica en sus condiciones, Calíope pidió una copa de vino en un atardecer y juntas sentarnos en el balcón. Le gusta la música, pero a esa hora de la tarde es muy agradable la bulla de las cotorras atravesando Gazcue para buscar su lugar de descanso.  Lo que para muchos es ruido, por supuesto para una musa conectada con el universo es parte de los tesoros de la creación.

En realidad creo que la cita era, más que una solicitud de su parte, una lectura de la preocupación de mi corazón, de las palabras no dichas y que ella escuchó a viva voz.  

Pasaron unos días con asomo de tormenta, lluvias aleatorias y mucho gris, sobre todo a la hora del atardecer y se postergaba el encuentro. Pero el momento llegó.  En un país caribeño y tropical como el nuestro es más seguro contar con días soleados, porque además de estar ubicados ¨ en el mismo trayecto del sol ¨, también estamos ubicados en el mismo trayecto de los huracanes y ciclones. Y no está mal, solo que tener el clima de vacaciones todo el tiempo a veces cansa la piel. 

Me decidí por un rico espumante, rosado, frio, inspirador, como ella.  ¿Quien comenzó? Entre palabras, sonidos, brindis, se confunde quien inicia la conversación y quien dispone la siguiente palabra. En ese punto no pude dejar de recordar y mencionar el Soneto XVII de Pablo Neruda, especialmente la interpretación de Presuntos Implicados que me encanta ( https://youtu.be/iwEz9vCE9dU ), en esas líneas que dicen:

¨ Tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía, Tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño ¨.

Volviendo a la conversación con Calíope, ella ha notado que aunque he aprendido a no dejarme presionar por el autocompromiso de expresar las ideas a través del blog cada semana, no es menos cierto que a veces he requerido un poco más de concentración para fluir con los acontecimientos y conectar con temas que aún no haya tocado, o que quizás tengan una visión diferente para ser compartida. Su esfuerzo por inspirarme le ha tomado un poco más de dedicación.

Me detuve un momento mirando al vacío. Con frecuencia lo hago y a veces ha sucedido que las personas que se encuentran en esa línea de visión lo han notado y quizás pueden pensar que les estoy observando y en realidad no es así.  Lo cierto es que para una musa no hacen  falta palabras, sobre todo para aquella que es la inspiradora de la elocuencia. Ya había escuchado.  Sintió el suspiro del alma y descubrió ese deseo de encontrar más conversación a través de lo escrito con aquellas personas que se detienen a leer lo expresado.  Conoce bien mi gusto por compartir las cosas que leo, que escribo, que veo o aprendo, de eso se trata este espacio, y de cuanto disfruto el intercambio.

Y como musa al fin, de inmediato le surgieron algunas ideas que podíamos desarrollar, alternativas para mejorar las charlas, para crear los espacios e interactuar. Entonces lo pude sentir, de eso se trata la musa, la inspiración, era como sentir la luz del sol al caer la tarde atravesando mi cuerpo, desplegando su brillo por todo el derredor.

Puede que tome un tiempo, o quizás no. Pero definitivamente algo haremos, todos, ustedes y yo.  ¿Alguna sugerencia?



Te invito un trago

La idea era invitarte un café, porque, ya sabes, me gusta mucho el café, pero también me gusta la idea de expandir las posibilidades.  Quizás prefieras un té, o a lo mejor una copa de vino. Entonces la invitación es a brindar.

El hecho es que quiero invitarte a compartir conmigo, a desearnos salud desde el primer sorbo de lo que sea que fuese tu elección y a construir historias.

Pero no me quiero referir a una coloquial invitación que podría ser una breve y simple formalidad. Esta viene con detalles, agenda y condiciones. Sacaré los muebles a la terraza y me encargaré de disponer tres mesas en nuestro espacio y todo lo que podamos necesitar. Necesito que pienses en comodidad y relajación en esta tarde tropical y despejada.

Te invito a que compartamos la diversidad del brindis, que empecemos al atardecer y que no tengamos límites de horario, sin toque de queda. Al final dormiremos en los muebles y mañana será otro maravilloso día. 

Te invito a iniciar con el café y el té, las dos cosas estarán en la bandeja, todo el café que quieras, todo el té que te anime. En la bandeja también pondré galletitas para complementar y habrá alguna flor, no sólo porque se ven bonitas dispuestas al lado del azúcar, sino porque dentro de la agenda también deshojaremos con sus pétalos esas dudas de amor, relaciones perdidas, besos que el viento se llevó. 

Imagino que a estas alturas ya hemos saboreado todo el café que nuestros recuerdos nos hayan traído a la punta de la lengua, aquellas delicias aromáticas que vienen de otras latitudes, el que colaban en los campos a los que íbamos de vacaciones, en aquellas épocas en que no se nos permitía beber café, el que florece en la memoria de viajes por otros países, el que vemos desarrollar en el nuestro y esperamos en algún momento probar. Vamos deshojando flores y liberando recuerdos, de amores y de cafés.

Junto a la mesa del café he colocado otra y tiene alguna picadera y una hielera con cava y dos copas altas. No necesariamente porque crea que la cava sea lo que más te guste, y si es así mucho mejor aún, pero en realidad estoy pensando en que es la mejor manera de limpiar el paladar. Más divertido y apetitoso.

Al igual que yo debes estar sintiendo la música bailando entre los dedos, despertando los poros. ¿Qué te gustaría escuchar?  Ya la tarde es casi noche y los colores del cielo: azul cobalto que quiere ser oscuro, rastros de rojo sol, que hace pocos minutos era un rosado con nubes, esa amalgama a mi me resuena a flamenco, alguna guitarra con mucha pasión.  ¿A tí te parece más a jazz? Excelente, te propongo que escuchemos una y una. 

Hablando de propuestas,  es hora de hablar de los proyectos, los sueños, los que persisten porque nunca queremos iniciarlos, los que vamos cambiando en el camino, los que nos cambian a nosotros a medida que los vamos ejecutando.  De gente, de lugares, de inversiones, de emociones. Esos parecen temas profundos, pero son los motores de cada día. Cambiemos de copa, cambiemos de trago, elige lo que gustes, la tercera mesa contiene lo que entiendo puedes preferir y te puedo brindar. 

Pero levanta tu vaso y brinda conmigo, que las copas hablen, que los sentidos se sientan liberados, reconocidos. Y que al chocar las copas se rompa la tristeza, la nostalgia, las frustraciones, para que el licor pueda llenarnos de emociones.

Tomo la palabra, me quiero ir por delante.  Voy a hablarte de encuentros, de miradas. Debería comenzar por otra línea, como el trabajo, el futuro, pero hay que admitirlo, las pasiones nos curten la piel y nos mueven a expresarnos.  En ese instante llega a mi memoria una parte del cuento de Benedetti llamado Cleopatra, una provocación oculta en un relato que parece sencillo  y te comparto: ¨Me besó sin pedir permiso y a mí me pareció la gloria. Le devolví el beso con hambre atrasada. Me enlazó por la cintura y yo rodeé su cuello con mis brazos de Cleopatra. https://narrativabreve.com/2013/12/cuento-breve-mario-benedetti-cleopatra.html


Por breves instantes se me olvidó que iba a contarte de los proyectos, del trabajo y los chismes de la gente, por ahí siempre hay mucha tela que contar para divertirse, entre dos y que no se multiplique, que quede ahí, que no haga daño a nadie más.

Y cierro mis labios y permito que tu también me cuentes tu historia, la preocupación que durante este instante liberas de la prisión de tu alma, que deja de ser preocupación y que juntos convertiremos en una nueva estrategia. El abecedario tiene muchas letras que justo ahora vamos a convertir en un nuevo plan, para salir adelante, para poner diversión en los minutos, días, meses que siguen, para incluir en ese plan el próximo encuentro, la próxima comida, el próximo trago.  Y volver a brindar, por ti y tus ideas, por mi y mis ocurrencias, por ambos y la aventura compartida.

A una tarde así, convertida en noche sin preocupación por las horas, ¿Con quién la compartirías?  Yo, defintivamente, lo haría contigo.

EL CLIMA CADA ATARDECER

 Me preguntó: ¿Cómo está el clima ahí donde estás?

Me quedé pensando en la pregunta. Sorprendida y con temor a equivocarme, le contesté: ¿Quieres saber el pronóstico para las próximas horas o durante cuáles días?

No.  Respondió. No quiero saber el pronóstico del tiempo. Quiero que me describas el clima ahí donde estás, cuéntame con tus detalles.

Una música suena en mi cabeza y resuena en mi corazón.   Sin pensarlo más, sin analizarlo, solo sintiendo, le digo: Ok. Te contaré lo que veo y lo que siento.

Entonces desde mi silla miro hacia la ventana con persiana de aluminio que limita la visión hacia afuera. Son las 5 de la tarde, la luz es brillante. Durante unos segundos cierro mis ojos y hago una invocación a los dioses que otorgan superpoderes, para que mis ojos sean bendecidos y mi visión pueda traspasar las paredes.

Y al instante estoy afuera, sin moverme del asiento.  Y comienzo. Te cuento que puedo ver el ruido del viento ronronear entre las hojas del árbol del naranjo que reina cual príncipe en el medio del patio, y puedo oler la frescura embriagante bajo su sombra, suave, como caricia de algodón. La luz es brillante, se puede sentir la calidez del sol en los bordes de la sombra del árbol, más allá, donde crece verde la cosquilleante y pulida grama que baila suaves boleros en posición horizontal. 

El cielo está desnudo, ha guardado sus trajes esponjosos para otro día. El cielo está desnudo y su piel brillante no es azul, es de miles de puntos de cristal transparente, tan hermoso como esos otros cristales que duermen bajo tierra, que se dejan envolver por piedras de color negro, enamoradas, generosas, que las abrazan como los amantes en su lecho de pasión.

Es la pasión entre el carbón y el diamante, que cuando se separan, cada una expresa sus mejores condiciones, y es ahí, donde esa piedra sin color nos enseña que necesita luz, y la mano de una mujer enamorada, para mostrar su apasionante belleza, como los millones de puntos del cielo, que cambian de color de acuerdo a la luz en tus ojos, a la pasión de tu mirada, o la bendición de esas otras piedras que están más arriba, inmensas y distantes, a las que llaman el sol o planetas.

Y así termino mi explicación sobre el clima. Agradezco en silencio a los dioses por el regalo otorgado y vuelvo. 

Visión concluida.

Con precaución le digo: He terminado, es la forma íntima en que te puedo contar. ¿Es lo que querías saber? Te lo puedo resumir un poco más específico: las hojas del fragante árbol de naranjo ronronean con una suave brisa que acaricia la piel y a su borde, la luz del sol calienta con tibieza la suave grama, el cielo brilla como diamante. Es una hermosa tarde de principios de invierno en este país tropical.

¿Te da una idea sobre el clima por aquí? Si la forma en que te he descrito lo que veo y lo que siento no es lo que esperabas, entonces te puedo recomendar explorar más información a través The Weather Channel. No me molesta que lo hagas, me queda claro que quizás no tenga la mejor forma de explicarme.

Después de eso hubo un silencio.  Hay que darle su espacio al silencio, para que exprese sus emociones. 

Después de un largo momento de silencio me dijo: ¿me puedes escribir sobre el clima cada tarde?




Descubre tus lujos

Busqué en el diccionario la definición de lujo y el resultado fue ¨exhibición o manifestación de riqueza¨. También agrega que está referido a una ¨cosa o conjunto de cosas prescindibles que suponen gran gasto de dinero o de tiempo¨.   Si lo analizamos bien, todo este tema es subjetivo: puede que sean objetos, pero la mayoría de las veces son instantes y personas que te acompañan, momentos que se disfrutan.  Así como en el arte, cada uno puede tener una visión diferente sobre lo que considera lujoso.

Con frecuencia escuchamos a las personas indicar que pagan lo que sea por tal o cual producto,  aquellos que proporcionan cierta comodidad o facilidad o algunos que simplemente son superfluos.  No se trata de tener el auto más caro, ni la ropa de diseño, ni de cenar en los restaurantes más exclusivos de la ciudad y mucho menos de que se consigan esas cosas para aparentar frente a los demás. Normalmente lo que nos produce comodidad es lo que termina siendo un lujo, aun cuando  cueste poco o quizás nada.   La idea es reconocer aquello que nos hace sentir fabulosos, llenos de glamour o simplemente cómodos y en plenitud. Luego de tener la lista clara, ir en su búsqueda y darnos esos gustos. 

Quizás tienes cerca de ti una playa pública a la que puedas ir en compañía y simplemente meter los pies en la arena y sentir la brisa del mar.  En medio de la turbulencia de las preocupaciones y el diario correr, eso sería un lujo inestimable.

Tengo un amigo de estilo sencillo y ligero que no prestaba mucha atención a la marca o moda de la ropa, sin embargo era impecable con sus lentes de sol, los más modernos y costosos.  Todo un contraste.  Me explicó que se tomaba muy en serio el tema de los rayos ultravioleta y el cuidado de su vista y eso significaba estar pendiente de la mejor propuesta del mercado en ese sentido y por supuesto su valor, algo que para él ese accesorio lo merecía. Ese era su lujo y a la vez su prioridad.


Puedo contar que tengo un lujo identificado, que para otros es una rutina.  Me encanta tener flores en diferentes rincones de la casa y por distintas razones se ha convertido en un placer que fui relegando. 

Me produce un deleite llegar y ver la hermosura y el colorido de las flores.  Así como las puestas de sol desde mi terraza con una taza de café o una copa de vino a mano, para cerrar el día o iniciar la noche, dependiendo de las emociones.



Es común y agradable escuchar la manera en que la gente describe lo delicioso del confort de las sábanas recien cambiadas.  Para elevar ese gusto hay quienes prefieren tenerlas con descripciones específicas en cuanto a los hilos o la texturas o probablemente de un color único. Todo eso augura descanso, relajación, nuevamente un momento disfrutado. 

Me he propuesto hacer una lista de las cosas o momentos que me provocan la sensación de lujo, sin importar si requieren inversión de dinero.  El simple hecho de tener claro lo que realmente me gusta me permitirá reconocer cuanto esfuerzo debo hacer para conseguirlas.  Probablemente muchas de ellas no requieran sacrificio alguno y me estoy perdiendo el placer de disfrutarlas, de agregar más felicidad a los días. Y la intención es esa, ser más feliz cada día de mi vida.  



Y SI MIS OJOS FUERAN TUS OJOS

Sentada en la terraza una noche de éstas, con la música sonando y un trago sobre la mesa, me recosté en mi asiento y cerré los ojos.  Hacía una brisa fresca, constante, algo que podría llamarse ¨un adelanto del algún frente frío¨ de esos que pronostica Jean Suriel en su muro de Instagram.
Al cerrar los ojos y después de permitir que los pensamientos volaran de la canción que estaba sonando hacia aquellos temas que ocupan y preocupan en tan sólo cuestión de nano segundos, me quedé pensando si podría adivinar cómo se verían las estrellas cuando los volviera a abrir, qué distribución tendrían, quizás algunas de las que ya había memorizado de tanto extasiarme en noches oscuras.
Y si le pregunto a otra persona sobre lo que ve mientras tengo los ojos cerrados, ¿Cómo sería su descripción?  Dos estrellas por aquí, una más grande y una más chiquita por allá, el famoso sartén en el lado izquierdo pero bien alto. No es una descripción que me entusiasmaría.
Surgieron  más dudas.
¿Y si el preciado don de la vista no estuviera en tus ojos?
¿Si tuvieras que hacer el ejercicio de tocar el rostro de las personas para tener una idea mental de cómo son? Si esperases que te contaran con detalles todo lo que tienes alrededor ¿Cómo harías la descripción?
Recordé la canción de Alejandro Sanz, Siempre es de Noche, y de inmediato la busqué para escucharla. 
Fenomenal.
La pasión con que describe las emociones que siente cuando ella le cuenta con detalles el atardecer. Y mientras ella da esos detalles, él la percibe y se hace su imagen mental sobre ella.

Si yo contara uno de esos atardeceres que con tanta pasión trato de capturar en las fotos, cómo lo describiría? ¿Y si con mis manos tocara un rostro y tratara de dar detalles de lo que siento y cómo lo interpreto?

Si mi voz fueran tus ojos, como dice la canción, te contaría que mi atardecer es luminoso y colorido, pero sería mediocre dejarlo así.  Te contaría que en el horizonte todavía está el sol y su luz brillante, amarillo intenso, va mostrando los tonos menos calientes y más cálidos en su resplandor. En los extremos ese amarillo trata de convertirse en algún tono entre mamey y rosado.
Entre el horizonte y el alto cielo hay algunas nubes, planas, en hilera y que el reflejo del sol en ellas muestra unas tonalidades anaranjadas pero que también en su lado opuesto resaltan el gris de las sombras. Los reflejos del sol se sienten como caricias tibias en la piel, como beso tierno del amante, beso en la frente.
Te conté que el alto cielo es azul limpio? Si tratas de separarlo de los reflejos del sol es un tono de azul ternura, como los detalles que se colocan en las habitaciones de un bebé recién nacido.  Como cuando cambias toda la ropa de cama y te sumerges en sábanas limpias con olor a frescura que augura que lograrás el descanso anhelado.


Y por segundos va cambiando, va bajando el sol, los tonos amarillos se van convirtiendo en más rosados, más arriba lilas, el azul ofrece sensaciones de una jornada que termina y que te lleva de camino a lo oculto, lo sereno.  Hasta que comienzas a notar las estrellas, puntos separados, tenues.
Todo el espectáculo de transición te va mostrando una toma diferente y cada una de ellas te hace dudar si es más hermosa que la anterior.  El lente de una cámara no logra captar esos tonos que van deleitando nuestra mirada, ahí es cuando nos damos cuenta de la magia de la naturaleza, de lo hermoso del paisaje, dejarnos transformar como se transforma el paisaje, siendo el mismo escenario pero mejorando la versión a cada instante, de lo importante que es detenerse, observar y disfrutar un atardecer, no solo porque la imagen es hermosa, sino también porque la podemos ver.



Siempre es de noche
Alejandro Sanz
Cuéntame como va cayendo el sol
Mientras hablas pensaré
Qué guapa estás, qué suerte ser
La mitad del cuento de un atardecer
Que observo al escucharte
Porque mis ojos son tu voz
Acércate, que cuando estemos piel con piel
Mis manos te dibujarán
Tu aroma me dirá tu edad
Junto a ti, unidos sin saber por qué
Seguramente se me note
El resplandor de una ilusión
Porque a tu lado puedo olvidar
Que para mí siempre es de noche
Pero esta noche es como un atardecer
Si logras que a la vida me asome
Tus ojos sean los que brillen
Y la luna que la borren
Que en mi eterna oscuridad
El cielo tiene nombre, tu nombre
Qué no daría yo por contemplarte
Aunque fuera un sólo instante
Hace frío, es tarde y tienes que volver
Que alguien que te espera, seguro
Una vez más el tiempo se nos fue
¿Volverás?, dime si mañana volverás
Como lo has hecho cada tarde
Para contarme cómo muere el día
Y se marchó, ella se alejó de él
Pero como en las cartas dos puntos, posdata
Se me olvidaba, no me presenté
Sólo fui testigo por casualidad
Hasta que de pronto, él me preguntó
Era bella, ¿no es verdad?
Más que la luna dije yo, y él sonrió
Nunca más se hará reproches
Por intentar amanecer
No volverá a perderse en la noche
Porque su alma hoy brilla con más fuerza
Que un millón de soles
Pero, en su eterna oscuridad
A veces se le oye a voces
Qué no daría yo por contemplarte
Aunque fuera un sólo instante
Por intentar amanecer
No volverá a perderse en la noche
Porque su alma hoy brilla con más fuerza
Que un millón de soles
Pero, en su eterna oscuridad
A veces se le oye a voces
Qué no daría yo por contemplarte
Aunque fuera un sólo instante
Qué no daría yo por contemplarte
Aunque fuera un sólo instante
Compositores: Pizarro Alejandro Sanchez

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