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El susurro mágico.

¿Y si existiese un 'chisme' que le dicta al oído lo que tiene que decir para sacudirse la mediocridad y parecer seguro, brillante, estratega y elocuente; un aparatito que le indica cuál es el camino de la victoria vital? ¿Y si en el camino nos preguntamos qué tenemos nosotros que decir, qué tenemos que aportar, cuál es nuestra voz propia, cuál es nuestro discurso? ¿Por qué a veces lo mejor de nosotros resulta ser algo que ni siquiera es nuestro?  

Hace días leí esta breve reseña del libro ¨ El Chisme ¨ del español Risto Mejide.  También me puse a leer un par de capítulos y no continué, no quise seguir profundizando en la novela y su intríngulis, que es todavía más variada y compleja que esa simple reseña.  

Me quedé en lo que podría significar tener un ¨ chisme ¨, como le llaman los españoles, un aparato, una voz que te va diciendo al oído la respuesta correcta, la idea brillante, el mejor camino.

Y empecé a imaginar cómo podría ser.  Después de un rato me pareció una pérdida de visión alucinar con esa idea, porque en realidad es algo que ya tenemos y no apreciamos.  Tenemos nuestra propia voz inteligente dándonos la orientación adecuada y con frecuencia cerramos los oídos.

En ocasiones esa voz llega en idiomas que suponemos no entender, pulsaciones en ritmos acompasados que van indicando armónicas melodías en el corazón.  Se detiene, se acelera, se duplica el compás y nos va indicando el camino de la derecha o el de la izquierda. 

Y en realidad conocemos el idioma.

Y solo hay que hacer silencio interior, dejar que esa voz suba el volúmen y fluir en sus aguas, seguir las indicaciones. En otras ocasiones lo he reflexionado y compartido.

¿Y si en vez de presionar (nos) para que cambie una luz de semáforo que por más que nos desesperemos no va a cambiar porque su tiempo es cronometrado, y asumimos que la señal es para que cambiemos la ruta y tomemos otro camino en donde quizás podremos encontrar mejores oportunidades, o tal vez evitar situaciones más difíciles?

Es un susurro sutil que sabe perfectamente cual es la mejor decisión, solo hay que escucharlo. Y todos lo tenemos.  Y todos lo sabemos.  Y tenemos temor.  Una necesidad de tener la respuesta certera, por escrito y certificada por alguien más.

No es fácil escuchar, tampoco aceptar las respuestas, es un ejercicio de lucha para callar el ego.  Yo misma ando como Rambo con el cuchillo en la boca, batallando contra el ego, aprendiendo, aplicando. Es en ese momento en que se puede apreciar el nivel de los pensamientos y los sentimientos, los profundos, los que no están vinculados a la opinión o preferencia de alguien más.

Pero se siente una paz inmensa cuando logras conectar con la voz suave y apacible dentro de ti, cuando se logra esa conexión de manera constante, al iniciar el día, y entonces puedes notar la magia.  

Dame tu mano

Misteriosas.  Indispensables.  Ignoradas a veces y siempre necesarias.

Quiero expresar un tributo a las manos.

Debo iniciar mencionando las manos más puras, las que convirtieron el agua en vino, de aquel que nos trajo vida, esperanza, luz, camino. ¿Acaso sabes cómo eran esas manos? ¿Grandes, pequeñas, o quizás rudas?

Manos sutiles. Manos que escriben versos, que moldean figuras, que bendicen el pan.

Como para ser mencionadas en una canción y así lo diría Pablo Milanés: ¨...tus manos no son hermosas, no veo estilo en sus dedos, pero que humano reposan, si se enredan en tu pelo..¨. 

Objetos de adorno. Accesorios.  Manos que se agitan, que saludan, de reinas, de primeras damas, llenas de amor, llenas de dolor.

Quiero amar las manos que crean sueños, que dibujan en papel, tela, piedra, paredes o cualquier cosa que se deje acariciar, creando ilusiones, espuma y color, sinrazones con mirada sonriente y de locura, con aliento de pasión, con esquemas sin sentido.

Las manos gruesas de un percusionista o las manos finas de un pianista, aquellos que llenan mis oídos de sueños; o quizás las de un sembrador que pone el pan en mi mesa.

Manos que hacen magia en la cocina, sujetan, pican, mueven, desmoronan e inventan brebajes cargados de amor, para llenar el cuerpo y el espíritu. Basta la intención, dos o tres vueltas de muñeca, una varita y convierten cualquier ingrediente en una poción mágica que podría aprobar la misma Laura Esquivel, como si fuera ¨agua para chocolate¨.

Pero también están las manos violentas, que hieren, que pegan, que dañan la vida y acaban existencias, crean traumas y dolor.  No. con esas no me quiero quedar.

Quiero pensar, más bien, en manos que construyen, que colocan ladrillo a ladrillo las bases de un hogar, de un lugar que ofrece refugio y seguridad.

Manos que acarician, que sanan, que además no necesitan más medicina porque ellas son la propia cura para los mayores dolores. Basta sentir la tibieza, no la suavidad, solo el calor, y se liberan las preocupaciones.

Manos que llenan de placer, que calman ansias, calores en otras partes, anhelos, latidos galopantes que buscan el éxtasis, la mirada de Dios.

Las pequeñas manos de un niño, inocentes, juguetonas; las manos gastadas y protectoras de mi madre, luchadora, entregada.

La fuerza, la vida, el apoyo y la certeza de unas manos que no vemos, pero sabemos que sujetan y sostienen, las manos poderosas del Amado Padre, Dios.



SINTONIZANDO CON LAS PALABRAS

Tengo instalado en mi celular una aplicación que es una variedad de crucigrama y que me entretiene en las noches en que se me hace difícil tener un acuerdo con Morfeo (lo cual sucede con mucha frecuencia).  Cada vez que se completa un nivel la aplicación, ésta propone una palabra a opinión del usuario para que indique si le parece divertida, una forma de retroalimentar un juego que está basado en la integración de palabras.  El simple hecho de preguntarme si me parece divertido me resultó así desde un principio, divertido.
En uno de esos niveles completados surgió una palabra, que más que ser divertida llamó mi atención aún sabiendo lo que significa: SINCRONICIDAD.  Es de esas palabras que tienen mucho contenido y misterio más allá de su significado.

Mucho más misterioso fue el hecho de que al día siguiente abrí un texto en mi correo y llevaba ese mismo título y su vinculación a diferentes aspectos, la salud, el amor, la realidad interior.  Carl Jung dice que eso no es casualidad, se trata de la misma sincronicidad:

https://www.amazon.com/Synchronicity-Connecting-Principle-Collected-Extracts/dp/0691150508/ref=sr_1_1?keywords=synchronicity+carl+jung&qid=1562271203&s=gateway&sr=8-1 ¨Jung llegó a la conclusión de que hay una íntima conexión entre el individuo y su entorno, que en determinados momentos ejerce una atracción que acaba creando circunstancias coincidentes, teniendo un valor específico para las personas que la viven, un significado simbólico o siendo una manifestación externa del inconsciente colectivo. Son este tipo de eventos los que solemos achacar a la casualidad, el azar, la suerte o incluso a la magia, según nuestras creencias¨.

E inmediatamente comienzo a reflexionar sobre el tema, empecé  a recordar sobre las tantas ocasiones en que he supuesto que las diferentes circunstancias que tengo frente a mi han sido casualidades y en realidad pueden ser catalogadas como sincronicidades.  Si algún tema en cuestión ha estado ocupando tu mente y de repente empiezan a aparecer señales, mensajes, surgir ideas, no es casualidad, es algo a lo que has puesto energía, esa que atrae y se conecta sin cables.
La clave está en el ejercicio de fluir, que es una palabra que con mucha frecuencia utilizo, más para interiorizarlo que como práctica.  Para que se puedan entender las respuestas que se reciben sobre aquello que nos ocupa hay que fluir y estar atentos.

Y surge la magia. Nuevamente.

Los pensamientos tienen poder. Las palabras tienen poder. Comprobado.  Hay montones de videos y libros que hablan al respecto.  
Un ejemplo que me gusta mucho es el análisis del Dr. Masaru Emoto, que habla de la formación de cristales de hielo y el efecto de las palabras en ellos. 
Su experimento mostró 100 envases con agua a los que se le emitieron palabras positivas o negativas y luego se congelaron para analizar los resultados.  Aquellos con mensajes positivos mostraron patrones simétricos casi perfectos, los bombardeados con insultos se congelaron de manera muy desordenada. Dejó demostrado que las palabras, por consiguiente también los pensamientos, tienen poder más allá de su comprensión, de las teorías físicas conocidas.

Y las palabras que emitimos se devuelven. Lo sabemos, lo presentimos en el fondo de nuestro interior y aún así, con frecuencia nos autosaboteamos. Atraemos lo que pensamos, lo que decimos y nos empeñamos en expresar aquello que no queremos en nuestras vidas.
Utilizamos la sincronicidad de manera negativa, insistiendo en eventos que nos hacen daño.
Hay que provocar el cambio, hay que abrirse a nuevos y positivos acontecimientos, llenarnos de asombro, de expectativas pero positivas, envolvernos en el encanto, en la seducción, en la luz
De a poquito ir haciendo el hábito de cambiar los esquemas de palabras y pensamientos y las acciones que ellos conllevan, por aquellos que nos traerán claridad, alegrías, paz al corazón.
Propongo hacer de la sincronicidad un ejercicio consciente para hacer fluir la energía de manera tal que llenemos cada espacio de nuestra vida de personas, eventos, momentos que nos hagan sentir un cambio positivo en nuestras vidas.


ENCANTAMIENTOS 001

Me encantan las películas con la temática de lo mágico, fantástico y creativo. Debo declarar que soy una fanática de toda la saga de Harry Potter, considerando también que leí los libros mucho antes de que empezaran a producir las películas y me pareció fabuloso reconocer que cada guión se mantuvo estrechamente apegado a los mismos, por supuesto con la aprobación de la escritora.  También admito que me encantan las películas de vampiros, de hadas, mitos y leyendas, infantiles o juveniles, para terminar en las de ciencia ficción. Por supuesto con una trama razonable.

Pero me quiero quedar en la fascinación que me provocan las películas con magia. Recordé una que vi hace mucho tiempo, de tres hermanas brujas tratándose de adaptar a una vida moderna con la conciencia de unas capacidades ancestrales, difíciles de aceptar por el común de las personas y además con una maldición a cuestas: el hombre del que se enamoraran con todo su corazón moriría muy rápidamente impidiendo una estable relación de pareja. Una de estas hermanas trató desde muy niña de evitarse el sufrimiento de llegar a enamorarse y perder el amor de su vida y decidió crear un conjuro y lanzarlo al universo. Su amado tendría cualidades que fueran difíciles de reunir en una misma persona, de modo que sería imposible que llegara a su vida un hombre con esa descripción: debía tener un ojo de un color y el otro diferente, tener un escudo protector, y otros detalles que ahora no recuerdo. E independientemente de la magia que llevaba en sus venas, lo pidió con tanta fuerza, con tal empeño que sucedió lo que parecía imposible y a su vida llegó esa persona.

Y viendo la película en perspectiva se me ocurrió que también en la vida real y de manera frecuente, a veces conscientes y otras veces no, utilizamos la magia, murmuramos encantamientos, hacemos conjuros que lanzamos al aire, al universo, cada vez que empezamos a decretar.  Sucede así cada vez que al llegar la última noche del año, la que nos llena de expectativas para los próximos 365 días, nos disponemos a preparar nuestros deseos, metas, objetivos.  Cada uno de ellos se va convirtiendo en un conjuro y dependiendo de la fuerza de nuestro corazón, del anhelo con que lo deseemos, podríamos verlos convertidos en realidad.  Si pensamos que puede ser algo que querríamos mucho, que nos llena de luz la mirada pero que está un poco difícil, ese deseo tardará en llegar a nuestras vidas hasta que llegue el momento en que nuestra aspiración sea realmente intensa, sin limitaciones. Y se cumplirá, se hará la magia. Por supuesto hay que dar pasos para acercarnos a los deseos, todo no se queda en escribir un conjuro y convertirlo en un decreto.

Con amigos cercanos quise conocer algunos deseos que podrían convertirse en encantamientos. Por consenso normalmente lo primero que nos llega al corazón es el anhelo de que nuestros queridos tengan salud.  La idea de la enfermedad y sus procesos es aterradora y esperamos lograr tranquilidad asegurando el bienestar del cuerpo para aquellos que amamos.

Tengo un amigo que había estado deseando poder comprar un apartamento y tener una hija.  Dentro de unos meses su mujer dará a luz y antes de lograr ese objetivo ya había hecho las gestiones para tener un apartamento.  Podría considerarse desde un punto de vista lógico que si se hacen las gestiones se logra, pero la magia está en las facilidades que se van dando y la manera en que podamos fluir para que alcancemos esos objetivos.  Ya él lo ha entendido desde esa óptica y ahora ha definido su próximo deseo, comprarse un carro y tener un local para su nuevo negocio.

Una amiga tiene claro que lo que desea es poder tener vida para dejar a sus hijos en capacidad de ser autosuficientes.  Siempre los hijos ocupan una prioridad en nuestros motivos para vivir.

Los motivé a que sacáramos de nuestro corazón esos deseos que a veces creemos que son utópicos y que hiciéramos descripciones específicas.  Uno de ellos fue el deseo de tener una cabaña en la montaña donde poder vivir y no solo pasar los fines de semana. Le agregamos chimenea y todas las facilidades en los servicios, incluido el internet.  Los gastos deben ser mínimos para mayor tranquilidad, debe ser segura, placentera, con accesibilidad vial.

Con una descripción así entonces cambió la perspectiva de mi amigo que quiere cambiar el vehículo, definiendo mejor que quiere un carro del año actual, marca Honda, el color no lo decidía aún, pero tenía claro que no quería tener deudas para obtenerlo, que debía ser nuevo, con todos los requisitos e impuestos cubiertos.  Me parece que se emocionó visualizándolo y también me parece que empezará a planificar de qué manera dará los pasos para obtenerlo. Se hizo la magia en su corazón.

Otro amigo que sabe la creatividad que ocupa mis ideas de inmediato pensó en la magia y dejó que saliera toda el ingenio de su corazón, deseando poder disfrutar, como las aves, desde arriba, los grandes escenarios que nos ofrece la naturaleza. Muy idílico e imaginativo.  Le pregunté si se visualizaba haciendo eso montado en una escoba voladora o quizás en una alfombra mágica.  Se me ocurrió que también podría ser un dron, idea que le gustó y aclaró que debía ser uno con capacidad para dos personas y con la facilidad de descender en los lugares que se desee para tener un contacto más cercano con lo que ves, cuando así lo desees.

Hay que soñar, hay que anhelar, hay que elaborar ese conjuro que nos llega a las fibras internas del corazón, aquello que no es lo habitual, incluso que es específicamente para uno mismo y no por el amor que sentimos hacia los que queremos.  Y luego de elaborado ese encantamiento, hay que entregarlo a Dios, al Universo, pero hacerlo con tantas ganas que por supuesto no quede más remedio que ser concedido.
Busque su varita mágica, conéctela a la energía de su ser, toque las notas en detalle de su oración, de ese deseo de su corazón y con mucha fe, entréguelo.  Y sea feliz.





MOMENTOS HISTORICOS

 "Los días históricos se ven normales cuando los vives desde dentro"    Albus Dumbledore. Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlo...