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¿Y si volvemos a escribir cartas?

No es la primera vez que el tema se me enreda entre los dedos. Ya una vez escribí en este muro una carta a una amiga contándole algunas travesuras (No te olvides de escribirme!) y en otra ocasión también compartí unas líneas con reflexiones de varios días relatados en un diario (Querido Diario. Dos puntos.)

Y me entra nuevamente la nostalgia. De compartir notas, pero de una manera diferente a lo que actualmente se estila, con papel, tinta, dedos y sentimientos. Utilizar el sistema de correos. 


A veces escribo notas que coloco debajo de la almohada, como lo sugirió el escritor y poeta Jaime Sabines. Eso me acerca a llenar esos íntimos anhelos, porque me queda claro que eso de escribir cartas es un susurro en mi alma, uno que he tenido toda la vida.  

También he utilizado una página en línea que se llama FUTURE ME, donde me he escrito a mi misma una carta que me llegará en una fecha específica en el futuro. Y ciertamente fue emocionante recibirlo, excepto que fue un correo electrónico y fue diferente la emoción.

Me encanta la modernidad tecnológica, la posibilidad de estar siempre en contacto con los que no están cerca a través de las plataformas de comunicación, cualquiera de ellas que sea de su preferencia, incluso con las videollamadas, que hasta nos permiten tener un contacto en tiempo real y visual, pero es importante para mi este gusto "vintage". Pensándolo bien y haciendo el enlace, ahora entiendo por qué también me encantan las postales, es algo que busco cada vez que tengo la oportunidad de estar fuera del país o que pido a aquellos cercanos a mi que visitan otros países. 

Recuerdo que siempre tenía a mano una cajita con papeles y sobres decorados y llegué a enviar tarjetas de navidad a amigos y familares, una tradición que sostuve durante muchos años.

No sé si lo han sentido, pero hay una emoción especial en el momento en que se recibe una carta o una postal. El servicio de correos es muy utilizado en otros países y quizás pueda resultar algo normal y común, pero siento que aquí se ha perdido mucho de esa magia.

La parte difícil de escribir cartas y postales es que probablemente lo que pudieras escribir ya ha sido compartido a través del celular o en un correo electrónico. ¿Qué decir en papel cuando ya has podido escribirlo en un mensaje instantáneo? Lo pensé muy detenidamente y llegué a la siguiente respuesta: las expresiones de amor: las palabras que con frecuencia dejamos para decirlas después, en un momento especial, regularmente para los cumpleaños y días feriados.  

Y por ahí estoy aprovechando aquellas postales que me han traído de otros países o que yo misma he conseguido y en vez de guardarlas para que se pongan amarillas, las estoy compartiendo, expresando mis afectos y enviándolas por el buzón de correos, sin tiempo ni prisa. 

Si me mandas tu dirección es posible que recibas una linda postal en la puerta de tu casa.




Los placeres simples de la vida

Dejarse llevar por los placeres simples de la vida es una de esas lecciones  trascendentes de cada día, el reconocimiento de las cosas que son realmente importantes en la vida.  Los Daneses lo llaman Hygge y lo consideran un arte. La pandemia de COVID-19 nos hizo reflexionar sobre lo que realmente es valioso e importante, aquello que no puede obtenerse con dinero o por méritos, sino con afectos, con dedicación y empatía, desde el corazón.  El valor del tiempo dedicado a la familia y los amigos alcanzó un reconocimiento y dimensiones elevadas: abrazar, expresar el amor.

Seguro que ya muchos han identificado algunos de esos placeres de la vida que de forma natural son simples pero a la vez relevantes y hoy quiero compartir específicamente algunas ideas.

Comenzando con lo básico, aquello en  lo que todos están de acuerdo pero no se menciona de manera explícita, sino más bien reservada, como por ejemplo cuando podemos complacer la urgencia de ir al baño, ese momento en que finalmente y a tiempo podemos sentarnos, soltar y respirar profundo.

Un vaso de agua en un momento de mucha sed y calor resulta ser el alimento más rico del planeta, sin mencionar lo que podría provocar un vaso de aquel conocido refresco con mucho hielo, que hace agua a la boca y está vinculado a la frase aquella del desierto.  

Y continuando con el tema del calor que nos ataca, un baño refrescante para bajarle la temperatura al cuerpo sería un placer simple pero gratificante, sobre todo en un clima como el que estamos teniendo: puede ser una ducha, una manguera, un rio.

!!Qué grato es poder transitar una tarde sin encontrar entaponamientos en el camino o choferes ignorantes e irrespetuosos!!

Y si de comidas hablamos, la subjetividad y las experiencias marcan una diferencia entre las exigencias de unos y otros, pero en sentido general, las tradiciones y la cultura nos llevan al deleite de esos sabores que nos acompañan desde la niñez, no importa la condición social, los cuales siempre solían ser sencillos y fáciles.  

Podemos destacar aquellas picaderas que fueron parte de la merienda en las escuelas, sin tomar en cuenta a cual usted asistiera. No eran para platos elaborados, sino alimentos simples que permitieran satisfacer el hambre y permitieran continuar con la jornada escolar dejando recuerdos entrañables: bizcocho como aquel llamado "borracho" que llevaban en una bandeja, divido en cuadritos y que ahora llaman "red velvet"; o un helado casero presentado en fundita, especialmente el de batata con coco. Las gelatinas siguen siendo utilizadas con lo cual no pierden actualidad y más fáciles no pueden ser. Por supuesto no puedo dejar de mencionar el yaniqueque.

Acostarse  en una cama con sábanas límpias recién colocadas; el aroma del café recién colado y cuando finalmente lo puede saborear, la ricura en el paladar; el breve instante en que sentimos la humedad en los pies enterrados en la arena de la playa, con la vista en el horizonte azul, o si prefiere el aire frio de alguna zona de montaña, la posibilidad de recostarse en un mueble, arropado, con una taza de algo caliente o una copa en una mano y a lo mejor un libro en la otra, o el control de la TV listo para iniciar una serie. Quizás prefiera compartir ese momento con las personas que ama.

Piénselo. Haga su lista.  De seguro hay muchas cosas que realmente disfruta y que no tienen un costo comprometedor, no requieren un esfuerzo alto para obtenerlo y por el contrario, le proporcionarán ese momento de felicidad que andamos buscando y que en realidad es el verdadero concepto de vivir la vida.





Historias detrás de las imágenes

Voy leyendo y escuchando, pero sobre todo poniendo mi atención en los detalles.  A veces todo al mismo tiempo y en ocasiones agregando otros sentidos más. 

Inicialmente por curiosidad y luego porque desde hace un tiempo atrás hice consciencia de las formas en que se activa en mi la curiosidad y la creatividad. 


En una lectura digital encontré un artículo que me pareció atractivo y divertido. La idea no es nueva, la forma en que se presenta tampoco, pero en su momento logró su objetivo, llevándome a imaginar.  Se trata del fotógrafo holandés Iwan Baan que cuenta historias captadas con su cámara y relacionadas con la arquitectura, resaltando que no importa la luz o el color al momento de tomar las fotos, sino de todo el contexto, de lo que quieren destacar los constructores cuando crean espacios y de cómo se va definiendo todo el entorno, además, de lo que se descubre en una naturaleza que aparentemente no refleja nada especial, pero que permite encontrar detalles ocultos.  

Baan trae nuevas miradas, nuevas edificaciones, desde las construcciones simples hasta aquellas que están diseñadas con todo el detalle. 

Por mucho tiempo así fue el caso de los círculos en los cultivos de maíz en Inglaterra, o las líneas de Nazca en Perú, patrones dibujados en tierra que no fueron realmente reconocidos hasta que no se visualizaron desde el aire.  

Confieso que tengo preferencia por libros y programas de televisión que muestran detalles de la vida cotidiana de las personas en su contexto, de la "vida real" como solía decir mi amiga Glevin muchos años atrás, y es por esto que el artículo llamó aún más mi atención, me hizo consciente de que es un ejercicio que hago con frecuencia, ver el entorno e imaginar la vida de las personas que están ubicadas allí. 

Hace mucho leí un libro que me gustó mucho en todo su contexto pero lo que me resultó más impactante fueron los detalles cotidianos que conformaron la vida de ese maravilloso personaje, su familia, las tradiciones, la época, y, aunque es una novela, las informaciones mostradas fueron rigurosamente investigadas y en casi su totalidad estuvo basada en elementos reales. Escrito por Juan Arias, el libro se llama "Jesús, ese Gran Desconocido".  Para mi fue impresionante visualizar, según la descripción, cómo era el patio, la habitación principal que todos compartían, las comidas, las actividades que realizaba durante el día en su niñez o en su juventud, la hora de dormir, sus inquietudes antes de rendirse por completo a la misión que debía realizar. 

Y en cada libro que leo voy sumergiéndome en las escenas, reconociendo los espacios, olores, sabores, sintiendo el calor o la brisa, tratando de revivir las emociones de los personajes en su contexto.  

Así me pasó cuando leí el libro "Como agua para chocolate" de Laura Esquivel, el cual recuerdo casi cada vez que estoy frente a la estufa.  En la lectura, cuando ella empezaba a mezclar ingredientes, especias, combinando sabores con emociones, sentía que podía olerlos y saborearlos también.  Desde ese momento procuro ser consciente al momento de cocinar de que no solamente estamos poniendo ingredientes en la olla, sino que también estamos transmitiendo sensaciones, y procuro que sólo amor y buenos deseos vayan al fuego a través de mis manos, uniéndose e impregnándose con el movimiento del cucharón. 

Indudablemente estoy contagiada de ese maravilloso realismo mágico de la escritura latinoamericana.  Entendí que de esto es que se trata, dejarse envolver, ser lector y protagonista, ver las fotos de Baan y entender los espacios, viajar por épocas y culturas que son compartidas en cada historia.  

Es un ejercicio interesante que invito a practicar, integrar todos los detalles del entorno en nuestra vida cotidiana, entenderlos y ser parte de su contexto, no solo ver el vaivén de las olas del mar, sino contagiarse de su ritmo, llevar frescura a la arena que se encuentra en la orilla de la playa.


MOMENTOS HISTORICOS

 "Los días históricos se ven normales cuando los vives desde dentro"    Albus Dumbledore. Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlo...