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ENTRANDO EN EL PERSONAJE


No soy fanática de muchas cosas: me gusta un café, una lectura, compartir esa lectura y echar ¨un conversao¨ sobre ella.  Me gustan las películas o las series pero no cultivo ningún fanatismo, puedo dejar de ver cualquiera en el momento en que sea necesario, aunque me sienta muy atraída o conectada.

Ya sea que la elección del momento sea tomar un libro, ver una película, comenzar una serie, hay que considerar varios factores: la recomendación y aquello que nos hace cosquillas en el corazón, por supuesto entre aquello a lo que tenemos acceso.

Tengo una forma peculiar de ver las películas: reconozco la trama, la actuación, el ritmo, todo aquello que usualmente tomamos en cuenta. Pero más allá de eso, o de las partes negativas que podamos encontrar, me gusta sacarle provecho a ciertos elementos que en ocasiones no son tomados en cuenta: la forma en que algunas situaciones son manejadas, los escenarios con mucha creatividad y cómo de alguna manera, en algún momento, esa escenografía puede estar basada en aspectos científicos, históricos, bibliográficos.

Puedo decir que igual me pasa con los libros que voy leyendo. No importa si la trama es juvenil, de mucha ficción, dramática o histórica, a veces hay partes en las que nos cansamos o que nos restan interés y  sin embargo mi visión sobre ese libro no se limita a ese momento en que dejamos de prestar atención, siempre puedo encontrar algunas otras cosas que, aunque vistas por separado, siempre me resultan atractivas o dejan una huella en mi.

Y siempre hay una huella, hay un personaje que nos resulta cómodo, una escena que nos parece familiar o nos hace sentir acogidos.  

Conversaba con unos amigos sobre la forma en que estos detalles influyen en nosotros y nos hacen acercarnos a ese personaje que nos gustó.  Empezaron a surgir las incidencias y las coincidencias.  

Escuché la explicación sobre la forma en que en su momento influyó en mucha gente las series sobre los capos y los carteles de la droga y aunque ni remotamente serían capaces de hacer algo así, en alguna ocasión sintieron que hubo algunos aspectos que les gustaron de los personajes, reacciones, escenas, diversas tramas.



Una de mis amigas se sintió muy atraída por el estilo ¨empoderado¨ que tenía la protagonista de la serie Scandal y todos nos entusiasmamos, sin importar el género, con las ocurrencias y peculiaridades de Raymond Reddington de Blacklist. En algún momento muchos quisimos ser alguno de los vampiros de la saga de Crepúsculo o tener una varita mágica y hacer conjuros al estilo de Hogwarts y Harry Potter.


Sobre Reddington nos encanta su estilo elegante pero cercano, podría decirse que hasta humilde. Se nos presenta un personaje con un estilo definido, lleno de conocimientos y  cultura,  que no hace ninguna transición entre resaltar un pastel de frutas cosechadas en una huerta trasera, elaborada de manera sencilla en la cocina de un comedor ubicado en un suburbio para luego mencionar o saborear el exquisito ingrediente de las semillas de una planta exótica utilizada para adobar un pescado peculiar que solo se encuentra en una región de Islandia y que lo preparara únicamente el chef ejecutivo del hotel de 5 estrellas que está cerca de los Campos Elíseos en París. Normal.

Y nos enamoran esos detalles. Y hasta lecciones aprendemos, como por ejemplo cuando pasó de poseer fortuna a no tener absolutamente nada.  Y seguir con el mismo estilo y glamour. Y salir a hacer el trabajo que fuese necesario para conseguir el dinero para pagar la renta, sin mayor drama, sin tragedia. La vida continúa y es cuestión de cambiar la estrategia. No debemos olvidar que esta serie nos presenta al delincuente más buscado por el FBI.


Con Scandal nos pasó que nos contagió con la copa de vino. No había capítulo que no  motivara a buscar una copa de vino para sentarse a disfrutar la serie.  De hecho, eso, las palomitas de maíz y el café eran los únicos alimentos que se veían como comida frecuente.


Una vez quise ser guerrera. Como las guerreras de las historias de los Vikingos, o de la China antigua. Como los guerreros Assasin. Pero no de los guerreros empaquetados que solo tienen la opción de seguir las órdenes, sino de aquellos solitarios que han unido pasión, espiritualidad, conexión y libertad. Creo que finalmente sigo siendo guerrera en tiempos modernos, sin capa y sin espadas, pero con el cuchillo en la boca al estilo Rambo. Otro personaje.

Y aquel que leyó el libro de Laura Esquivel, Como Agua para Chocolate, y mientras lo leía sintió en el paladar los sabores de los platos que preparaba cargados de sensualidad, de aromas. Isabel Allende también nos transporta a la magia de los alimentos con Afrodita, de manera irreverente pero folclórica, conectada al efecto que producirán esos ingredientes, a lo que esperamos obtener del objeto de su preparación. Una influencia palpable al momento de leer. Una pasión por cocinar que se va transmitiendo porque hay un objetivo y tienen un efecto.



Puedo contar que me encantó la escenografía de la película Júpiter Ascending.  Maravillosos lugares enmarcados en planetas distantes o desconocidos que nos despiertan la imaginación de un posible, soñado o no, prácticamente al alcance de nuestras manos. Pero además, unos personajes que en su trasfondo parecen más bien duquesas y príncipes de un reino antiguo muy europeo.

Hay tantas cosas por descubrir en las escenas,  especiales o no, en los relatos, en la descripción de los detalles. Hay tanto que nos conecta, influye y nos motiva o definitivamente nos cambia, y que viene de eso que vemos o probamos, de lo último que vimos en pantalla o leímos y que queremos compartir, porque lo tenemos en la punta de la lengua.


En días de lluvia

Soy de una isla del caribe, sol y playas aunque usted no vaya con frecuencia como es mi caso y nos resulta contraproducente muchos días sin el cielo despejado y la molestia del calor. Por estos días en que ha habido una vaguada tras otra nos hemos mantenido bajo el paraguas, con los pies mojados y con planes frecuentes entre el sancocho y los tragos de ron. 


 En principio no me hace falta, soy de las que se deleitan con los días grises, se emociona con el choque de las gotas de lluvia en las ventanas y se entusiasma con un clima fresco que pueda permitir ñoñería arropada en una cama acompañada de un libro en la mano.
Hago planes con esa idea, empiezo a agendar un chocolate caliente con unos cubitos de marshmallows por encima y acompañado de un pan de agua fresco, de preferencia medio tostado, que suene crujiente al momento de partirlo.


No se deje abrumar. Si lo suyo no es la pasión por el chocolate pues una copa de vino cae muy bien, sobre todo porque éste sería el momento en que realmente va alcanzando la temperatura ambiente necesaria para degustarlo de la manera apropiada.  No se le ocurra combinar esa copa de vino con un ritmo de bachata lleno de amargue, no pega, no con lluvia. Le va mejor unos boleritos de esos que cantan los merengueros o salseros cuando se inspiran en ediciones románticas. 

O si prefiere un jazz o algunos soundtracks de películas también románticas le iría  muy bien. Todo esto entendiendo que el libro que usted tiene en las manos (digital o impreso, como mejor le parezca) promete un viaje maravilloso, lleno de aventura, de pasión o de misterio, pero una travesía que llene sus sentidos.

Y ya que lo menciono, puede dejar la música a un lado, que también es buen momento para ver una serie de esas que tienen varias temporadas y que dejan a uno enterrado en el asiento, sin intención de pararse ni para ir al baño aunque usted sepa que nada malo puede suceder por darle pausa a la transmisión.

Estos episodios pueden ir acompañados de esa copa de vino, recuerde como ejemplo que no hay un solo capítulo de la serie SCANDAL que no tenga el impulso subliminal de una copa de vino. No ponga la botella lejos porque de capítulo en capítulo de seguro la termina completa.

Otras series inspiran otro tipo de trago. Se vale repetir algunas temporadas de BlackList con un trago de whiskey o ron, a su elección, mientras se sumerge en ese ambiente de expectativas que da cada movimiento o decisión tomada por el conserje del crimen, el personaje, Raymond Reddington.

Mientras tanto mande a buscar con uno de los muchachos algo para amortiguar esos tragos, un maní, unas aceitunas o cualquier otra picadera que sea de fácil acceso y no amerite dedicación para prepararla. Recuerde que la idea es acomodarse, arroparse, aprovechar la lluvia, darse placer y descansar. Es un tiempo de pausa y descanso con lluvia y placer.

MOMENTOS HISTORICOS

 "Los días históricos se ven normales cuando los vives desde dentro"    Albus Dumbledore. Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlo...