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Te invito un trago

La idea era invitarte un café, porque, ya sabes, me gusta mucho el café, pero también me gusta la idea de expandir las posibilidades.  Quizás prefieras un té, o a lo mejor una copa de vino. Entonces la invitación es a brindar.

El hecho es que quiero invitarte a compartir conmigo, a desearnos salud desde el primer sorbo de lo que sea que fuese tu elección y a construir historias.

Pero no me quiero referir a una coloquial invitación que podría ser una breve y simple formalidad. Esta viene con detalles, agenda y condiciones. Sacaré los muebles a la terraza y me encargaré de disponer tres mesas en nuestro espacio y todo lo que podamos necesitar. Necesito que pienses en comodidad y relajación en esta tarde tropical y despejada.

Te invito a que compartamos la diversidad del brindis, que empecemos al atardecer y que no tengamos límites de horario, sin toque de queda. Al final dormiremos en los muebles y mañana será otro maravilloso día. 

Te invito a iniciar con el café y el té, las dos cosas estarán en la bandeja, todo el café que quieras, todo el té que te anime. En la bandeja también pondré galletitas para complementar y habrá alguna flor, no sólo porque se ven bonitas dispuestas al lado del azúcar, sino porque dentro de la agenda también deshojaremos con sus pétalos esas dudas de amor, relaciones perdidas, besos que el viento se llevó. 

Imagino que a estas alturas ya hemos saboreado todo el café que nuestros recuerdos nos hayan traído a la punta de la lengua, aquellas delicias aromáticas que vienen de otras latitudes, el que colaban en los campos a los que íbamos de vacaciones, en aquellas épocas en que no se nos permitía beber café, el que florece en la memoria de viajes por otros países, el que vemos desarrollar en el nuestro y esperamos en algún momento probar. Vamos deshojando flores y liberando recuerdos, de amores y de cafés.

Junto a la mesa del café he colocado otra y tiene alguna picadera y una hielera con cava y dos copas altas. No necesariamente porque crea que la cava sea lo que más te guste, y si es así mucho mejor aún, pero en realidad estoy pensando en que es la mejor manera de limpiar el paladar. Más divertido y apetitoso.

Al igual que yo debes estar sintiendo la música bailando entre los dedos, despertando los poros. ¿Qué te gustaría escuchar?  Ya la tarde es casi noche y los colores del cielo: azul cobalto que quiere ser oscuro, rastros de rojo sol, que hace pocos minutos era un rosado con nubes, esa amalgama a mi me resuena a flamenco, alguna guitarra con mucha pasión.  ¿A tí te parece más a jazz? Excelente, te propongo que escuchemos una y una. 

Hablando de propuestas,  es hora de hablar de los proyectos, los sueños, los que persisten porque nunca queremos iniciarlos, los que vamos cambiando en el camino, los que nos cambian a nosotros a medida que los vamos ejecutando.  De gente, de lugares, de inversiones, de emociones. Esos parecen temas profundos, pero son los motores de cada día. Cambiemos de copa, cambiemos de trago, elige lo que gustes, la tercera mesa contiene lo que entiendo puedes preferir y te puedo brindar. 

Pero levanta tu vaso y brinda conmigo, que las copas hablen, que los sentidos se sientan liberados, reconocidos. Y que al chocar las copas se rompa la tristeza, la nostalgia, las frustraciones, para que el licor pueda llenarnos de emociones.

Tomo la palabra, me quiero ir por delante.  Voy a hablarte de encuentros, de miradas. Debería comenzar por otra línea, como el trabajo, el futuro, pero hay que admitirlo, las pasiones nos curten la piel y nos mueven a expresarnos.  En ese instante llega a mi memoria una parte del cuento de Benedetti llamado Cleopatra, una provocación oculta en un relato que parece sencillo  y te comparto: ¨Me besó sin pedir permiso y a mí me pareció la gloria. Le devolví el beso con hambre atrasada. Me enlazó por la cintura y yo rodeé su cuello con mis brazos de Cleopatra. https://narrativabreve.com/2013/12/cuento-breve-mario-benedetti-cleopatra.html


Por breves instantes se me olvidó que iba a contarte de los proyectos, del trabajo y los chismes de la gente, por ahí siempre hay mucha tela que contar para divertirse, entre dos y que no se multiplique, que quede ahí, que no haga daño a nadie más.

Y cierro mis labios y permito que tu también me cuentes tu historia, la preocupación que durante este instante liberas de la prisión de tu alma, que deja de ser preocupación y que juntos convertiremos en una nueva estrategia. El abecedario tiene muchas letras que justo ahora vamos a convertir en un nuevo plan, para salir adelante, para poner diversión en los minutos, días, meses que siguen, para incluir en ese plan el próximo encuentro, la próxima comida, el próximo trago.  Y volver a brindar, por ti y tus ideas, por mi y mis ocurrencias, por ambos y la aventura compartida.

A una tarde así, convertida en noche sin preocupación por las horas, ¿Con quién la compartirías?  Yo, defintivamente, lo haría contigo.

Investigación Científica sobre la copa para vino

He comprobado que hacer un ensayo científico, cosa que suele intimidar, puede resultar bastante simple y hasta divertido, desde elegir el tema hasta concluir con la presentación de la tesis.

Solo hay que tomarse una copa de vino.  Literal.  Obtendrá resultados dobles.

La copa para vino fue el detonante para desarrollar la teoría.  Se ha puesto de moda una variedad de copa para vino que solamente tiene la parte contenedora de la bebida, no tiene su larga pierna estirada que evoca un hermoso flamenco erguido.

Además de ser una copa que parece más vaso que copa, resulta que su material es térmico, para conservar la temperatura del trago.

Está identificado el objeto de estudio. Una copa moderna para vino, sin tallo o pierna y hecha de material térmico, que además tiene tapa  ¿que es lo que hay que investigar?

Ahhh. Aquí viene la hipótesis. ¿Las nuevas cualidades de este vaso realmente son favorables para el consumo del vino?  Momento de destapar una botella de vino tinto que por breves minutos fue puesto a refrescar para llevarlo a su temperatura ideal.

Sonidos mágicos. Primero cortar y retirar el material que envuelve el corcho de la botella, eso suena como un ¨ crachi crachi ¨.  Lo siguiente es insertar el espiral en el corcho, cruac cruac cruac.... hasta el fondo; levantar el puente y colocarlo sobre el borde de la botella y presionar hacia arriba estirando el espiral para sacar el corcho, hasta escuchar un melódico e incitador PLOP que llena el espíritu e invita rápidamente a decir SALUUUUUUUDDDDD.

Servir, mover suavemente el vino para oxigenarlo, olerlo y finalmente saborear el elixir.  A estas alturas, y apenas estamos comenzando, esa parte de la investigación permite incluir material informativo sobre el vino, sus cualidades y la forma de servirlo.  También podríamos buscar más información sobre botellas, corchos y descorchadores.  

Sería muy buena idea tener a mano un buen libro (nada que ver con el estudio), para ir disfrutando la compañía del vino. O viceversa. La segunda opción y para los fines probablemente sería la mejor opción,  procure estar bien acompañado de alguien con quien pueda tener una conversación amena, se recomienda que tenga risas incluidas, para ayudar al vino a soltar las tensiones que pudieran contenerse y tener una mejor experiencia de análisis, porque eso es lo que estamos haciendo, analizando una copa para vino.

Entonces, después de varios sorbos, no se beba toda la botella porque entonces no podrá realizar un juicio serio sobre la hipótesis que hemos planteado, es momento de empezar a tomar notas y sacar conclusiones.

Nuestra copa sin pierna es un buen contenedor o cáliz, más estrecho en el borde superior, pero solo lo suficiente para retener el aroma y permitir una buena experiencia con el vino.  Pensé que el hecho de no tener tallo y tener que sujetar la copa por su mismo cáliz llevaría el calor de la mano a la bebida, subiendo la temperatura del vino más rápidamente, pero sucede que el hecho de ser térmico permite que mantenga la temperatura inicial casi hasta la totalidad del consumo.

Otra cualidad positiva de nuestro vaso en cuestión, que derriba cualquier teoría sobre la copa de cristal. Y precisamente porque no es de cristal no podemos notar de manera fácil el nivel en el que está la bebida en la copa.  Si eso es determinante para la persona que está tomando, entonces eso es un punto en contra.  

Si por el contrario gusta del colorido, le resultará divertido una copa como ésta, quizás de un color turquesa o a lo mejor un hermoso rosado.  Como los flamencos, pero sin pierna.

Parece que tenemos suficiente información para empezar a plantear la tesis con los resultados.  Solo falta haber compartido la idea y la copa de vino con una persona que tenga la capacidad de desarrollar los planteamientos utilizando un lenguaje que pueda resultar rimbombante, quizás con palabras barrocas.  Escuchar la forma en que se van desarrollando estos detalles del ensayo puede resultar bastante divertido; contribuir con la narración, aportando en algún momento alguna palabra que pudiese definir mejor la idea expresada le agregará emoción al momento, disfrutar el vino, la copa, la compañía, de seguro hará su tarde relajada, agradable.  Ahora considere la oportunidad de desarrollar cualquier tesis en breve tiempo.

Fin del documento.  

Sospecho que su tesis será aprobada con notas muy favorables.  Debe acompañar el documento con una muestra del vaso y una botella de vino para hacer la comprobación.  Puede incluirme en la dedicatoria.

P.D. No olvidé mencionarlo o analizarlo, simplemente puede echar a la basura la tapa que trae, definitivamente no es compatible con la degustación de un trago de vino.  Si por el contrario tiene intención de tomar otro tipo de bebida espirituosa en ese envase, pues entonces podríamos tener otra tesis para desarrollar.

Mientras tanto hay que vivir

En ocasiones, al buscar el espacio de descanso, acompañado de una copa de vino, quizás un atardecer, los espacios se convierten en momentos de reflexión.  Hoy, como algunos de esos días, me llega a la memoria una pregunta que me han hecho en repetidas ocasiones: 

Y para ti ¿Qué es la vida?

Quien me ha hecho la pregunta ha manejado el tema de acuerdo a las circunstancias que estén transitando en su corazón.  Con doble propósito ha formulado la pregunta, primero para tener una idea de cual es el camino por donde fluyen mis emociones y segundo para crear el escenario que le permita recibir la pregunta de vuelta y externar su comentario.  

Ya tengo dominado el contexto, sin embargo siempre queda dentro de mi la reflexión, porque la respuesta puede ser variable.  Hay algunos argumentos que son pivotes, como si de un buque insignia se tratase, porque están arraigados en mi esencia y existencia, pero hay otras argumentos que se van añadiendo,  porque también me siento identificada con ellos aunque son circunstanciales.

La vida, desde mi reflexión, comienza en Dios, el que está en ti, dentro de ti, en lo alto, a tu lado, con otro nombre, sin nombre ni rostro, desde cualquier preferencia espiritual.   El soplo de energía que te impulsa a respirar, a seguir adelante aunque sea solo por la necesidad de levantarse, aún cuando sientas que no puedes dar ni un paso más.

Y luego se puede pensar en tantas posibles respuestas con las cuales podríamos hacer, no una lluvia de ideas, sino una tormenta de opciones: el amor, la vida misma, la familia, respirar, disfrutar, la belleza, el arte en todas sus expresiones, la persona amada, los votos elegidos ya sea con la religión, el compromiso social, la profesión.  Cada quien sabe qué es aquello que le hace feliz y le llena de vida. Las circunstancias van agregando argumentos y en definitiva, eso es lo que termina siendo la vida.

Entonces quizás la pregunta tendría que ser ¿QUE ME IMPULSA EN ESTE MOMENTO? Reflexionar sobre eso mostrará, sin ser consciente o quizás no del todo visible,  toda una proyección de anhelos, objetivos, opciones, posibles estrategias. 

Es el momento de un café o una copa de vino y respirar profundo.  

Hay que visualizar, hay que anotar toda idea, quizás hacer rayas entre una y otra, en una hoja de papel, y entrelazar todos estos elementos.  Es posible que de tanto vincular una línea con otra pueda dibujar una bonita flor o una estrella que le lleve a definir sus sueños y la manera de alcanzarlos.

Mientras tanto, hay que vivir procurando ser feliz.






Descubre tus lujos

Busqué en el diccionario la definición de lujo y el resultado fue ¨exhibición o manifestación de riqueza¨. También agrega que está referido a una ¨cosa o conjunto de cosas prescindibles que suponen gran gasto de dinero o de tiempo¨.   Si lo analizamos bien, todo este tema es subjetivo: puede que sean objetos, pero la mayoría de las veces son instantes y personas que te acompañan, momentos que se disfrutan.  Así como en el arte, cada uno puede tener una visión diferente sobre lo que considera lujoso.

Con frecuencia escuchamos a las personas indicar que pagan lo que sea por tal o cual producto,  aquellos que proporcionan cierta comodidad o facilidad o algunos que simplemente son superfluos.  No se trata de tener el auto más caro, ni la ropa de diseño, ni de cenar en los restaurantes más exclusivos de la ciudad y mucho menos de que se consigan esas cosas para aparentar frente a los demás. Normalmente lo que nos produce comodidad es lo que termina siendo un lujo, aun cuando  cueste poco o quizás nada.   La idea es reconocer aquello que nos hace sentir fabulosos, llenos de glamour o simplemente cómodos y en plenitud. Luego de tener la lista clara, ir en su búsqueda y darnos esos gustos. 

Quizás tienes cerca de ti una playa pública a la que puedas ir en compañía y simplemente meter los pies en la arena y sentir la brisa del mar.  En medio de la turbulencia de las preocupaciones y el diario correr, eso sería un lujo inestimable.

Tengo un amigo de estilo sencillo y ligero que no prestaba mucha atención a la marca o moda de la ropa, sin embargo era impecable con sus lentes de sol, los más modernos y costosos.  Todo un contraste.  Me explicó que se tomaba muy en serio el tema de los rayos ultravioleta y el cuidado de su vista y eso significaba estar pendiente de la mejor propuesta del mercado en ese sentido y por supuesto su valor, algo que para él ese accesorio lo merecía. Ese era su lujo y a la vez su prioridad.


Puedo contar que tengo un lujo identificado, que para otros es una rutina.  Me encanta tener flores en diferentes rincones de la casa y por distintas razones se ha convertido en un placer que fui relegando. 

Me produce un deleite llegar y ver la hermosura y el colorido de las flores.  Así como las puestas de sol desde mi terraza con una taza de café o una copa de vino a mano, para cerrar el día o iniciar la noche, dependiendo de las emociones.



Es común y agradable escuchar la manera en que la gente describe lo delicioso del confort de las sábanas recien cambiadas.  Para elevar ese gusto hay quienes prefieren tenerlas con descripciones específicas en cuanto a los hilos o la texturas o probablemente de un color único. Todo eso augura descanso, relajación, nuevamente un momento disfrutado. 

Me he propuesto hacer una lista de las cosas o momentos que me provocan la sensación de lujo, sin importar si requieren inversión de dinero.  El simple hecho de tener claro lo que realmente me gusta me permitirá reconocer cuanto esfuerzo debo hacer para conseguirlas.  Probablemente muchas de ellas no requieran sacrificio alguno y me estoy perdiendo el placer de disfrutarlas, de agregar más felicidad a los días. Y la intención es esa, ser más feliz cada día de mi vida.  



Tradicional, sencillo y gourmet


Nada es absoluto, todo es relativo, siempre depende del prisma, del cristal con que se mira.
Mientras se calentaba en el pequeño brasero improvisado aquel manjar que íbamos a degustar, saboreábamos una copa de vino y de fondo escuchábamos una reproducción de jazz, mi compañero me relataba cual ha sido su vision de la vida, las expectativas, su percepción de las vueltas que da el mundo.

En su análisis me comentaba que es una persona llana, simple, que siempre tuvo rechazo hacia aquello que era llamado ¨gourmet¨, por desconocimiento o por vinculación con personas  cuya forma de decir las cosas implicaba burlarse del conocimiento de los demás.

puntadelalenguaNuestra mesa mostraba una mezcla de cosas que parecían tradicionales de la cocina diaria y otras no tan comunes.  El fondue que nos aguardaba ya empezaba a burbujear de manera suave y, aparte del tradicional pan en cuadritos que normalmente le acompaña, le había agregado pimientos de colores, berenjenas en rodajas y mini-salchichas. Mientras le escuchaba hablar me quedé pensando en ese prisma que al principio mencioné y el color del cristal con que valoramos las cosas, en este caso relacionado a los alimentos.

 A mi mente llegaron recetas de comida que recibo a través de las redes, con imágenes muy sugestivas sobre la exquisitez de los mismos, tanto que abren el apetito aún con el estómago repleto, con nombres extravagantes de países que probablemente no soñamos visitar nunca y al ver la lista de los ingredientes y la forma de cocinarlo, es posible que nos podamos sorprender; pero aún más, al conocer la historia de muchos de esos alimentos nos podemos estrellar contra una pared al descubrir que son preparaciones de pueblos, de barrios, de casas sencillas, pero a nuestros ojos tienen otra connotación.

Una vez probé un plato típico de Hungría, el goulash o gulash.  Estaba muy rico y desde que tuve la oportunidad busqué información a ver si era algo que pudiera preparar.  Efectivamente, es una comida casera tradicional, sencilla, preparada con carne de res, cebolla, pimientos, con mucha salsa, casi como si fuera sopa que se acompaña de pan o papas.

A través de un canal online de películas muy famoso tuve la oportunidad de ver una serie de documentales sobre gastronomía.  En principio pensé que era solamente de elaboración de comidas de diferentes cocineros y países, pero me pareció maravilloso la forma en que resaltaron las tradiciones, las costumbres, los ingredientes locales involucrados y la forma en que cada chef los aprovecha de acuerdo a las estaciones del país en donde residen.

Los ojos me brillaban como niña frente a su regalo de navidad viendo uno de los capítulos desarrollados entre la ciudad de El Líbano y Palestina y donde la tradición concentra la familia en compartir una mesa repleta de alimentos.  Es posible que algunos no sepan que en estos países preparan un plato llamado Baba Ganoush y que, con la sustitución de algunos ingredientes por otros de fácil adquisición, no es más que una pasta de berenjenas un poco dulce y muy sabrosa.  Me sorprendió y agradó mucho ver en este capítulo que utilizaban canela como ingrediente secreto para aderezarlo. 

Sobre el Baba Ganoush se dice que ¨las mujeres que lo consumen habitualmente adquieren sus mismas características de dulzura y seducción. La tradición más moralista dice que, por eso, hay que ser prudente en su consumo, pues puede poner en peligro la virtud¨ (wikipedia).

Tengo una amiga especial que siempre me dice que no le diga qué es lo que he preparado o qué ingredientes tiene, ella lo va a probar y sabe que va a estar bueno, independientemente de lo que sea.

De ninguna manera debe causarnos  aprensión la forma en que se presenta un plato o el nombre o procedencia del mismo. El plato más famoso de Francia, reconocido en una película muy popular y hermosa, es un plato de tradición rural hecho con vegetales, Ratatouille.

Y como ese puedo encontrar y compartir muchas muestras de países y culturas distintas que no son más que una comida compuesta de ingredientes básicos y tradicionales y hecha con placer para ser disfrutada por igual, ¨Sin Reservas¨, como decía mi chef favorito, Anthony Bourdain.

Reflexionando con una taza de café

¡Cómo se nos complica la vida!

Reflexionar sobre algún tema que nos asalte, que en un momento específico nos esté abrumando, sobrecogiendo, se hace mejor frente a una taza de café, o mejor dicho, saboreando una taza de café.
En principio la acción de detenerme frente a una taza de café y concentrar todos mis sentidos inició como un ritual mágico-espiritual. 
Desde el momento en que se está preparando el café, la espera, el sonido de la ebullición no importa la forma en que se esté preparando, se comienza a sentir la emoción del disfrute posterior. Comenzó a hacerse especial para mi la taza en que lo sirvo, tazas individuales, llenas de arte, de formas especiales que iluminan mi mirada. Para sumar al placer visual les cuento que siempre me ha fascinado ver el movimiento del humo, a veces como parte del fuego, un baile sensual que despierta sensaciones, que abstrae y embelesa.

Luego el aroma... ese aroma que atrapa hasta a aquel que prefiere otro tipo de bebida. Y como guindilla que corona el postre, ya sea que le guste bien caliente o que como yo prefiera esperar a que baje un poco su hervor y no le queme los labios y el paladar, el sabor sin igual de una taza de café, amargo o dulce, denso, suave o robusto, algo como umami, un sabor que lo tiene todo, que no puedes especificar pero que tiene su propia identidad.  Eso es un ritual con una taza de café.
Después de describir un momento de felicidad vuelvo a la reflexión inicial.
Así deberían ser siempre las reflexiones, acompañadas de elementos que acondicionen el momento para que las ideas puedan fluir, a favor o en contra, quizás sin solución, pero fluir al fin.

Y como diría uno de mis compañeros de escritorio, y la reflexión...para cuando?

Me va aturdiendo pensar en los recovecos del corazón, la forma en que complicamos el amor y el amar, lo difícil que es conciliar las ideas, las palabras, los sentimientos, las lecciones, sobre todo si eso involucra a  otras personas. Y siempre involucra a más personas.
Se convierte en un golpe frío cada vez que me encuentro de frente con las imágenes que muestran lo fácil que me puede resultar ocuparme y preocuparme de crear las condiciones para que los que me rodean se sientan a gusto, felices, amados, y sin embargo se me olvida hacer lo propio conmigo misma.  
De pronto entiendo el verdadero mensaje de un ejercicio que junto a algunas amigas hemos decidido desarrollar para este año 2019.  En un encuentro que sostuvimos para cerrar el año que terminaba y preparar las iniciativas para el nuevo año, se nos pidió a cada una llevar una planta. La idea era hacer un intercambio al azar, escoger de una urna el nombre de la persona a la que le regalaríamos esa planta para que fuera su proyecto del año, un ser vivo del que nos ocuparíamos y al que cuidaríamos de manera singular. Sucedió lo insólito, al final a cada una nos salió nuestro propio nombre.  El universo nos decía que cada una debía cuidar de si misma, ocuparnos de nuestro amor propio representado en esa planta.
Cambia la perspectiva sobre el hecho de no solamente evitar que la planta muera, ocupándome de ella a diario, sino también recordar cada vez que vea la planta que debo amarme a mi misma, evaluar qué he hecho el día de hoy para lograr ese objetivo.
Fíjese usted, si a veces le resulta a uno complicado dedicarse atención de manera específica, que no será entender las relaciones con las demás personas, aceptar el amor que nos dan, cada cual a su manera e incorporarlo y adaptarlo a nuestras maneras. Asumir lo que está y lo que dejó de ser o lo que simplemente es diferente, cerrar los ojos ante situaciones que perturban nuestros esquemas, aún a sabiendas de que no van acorde con los mismos y de todos modos intentar dar el siguiente paso, vivir el momento, el día en curso. 
Llegado ese momento en donde se entiende de manera teórica lo simple que puede ser encontrar la felicidad y la importancia del tiempo vivido con relación al tiempo de vida restante, tampoco resulta fácil dejar pasar aquellas cosas que están arraigadas en la piel, en las lecciones de vida, en los elementos inculcados por la familia, por el entorno, por el destino, por lo vivido.
A esta altura del texto y con tanta reflexión, especialmente sobre temas con mucha tela para cortar, ya voy pasando de la taza de café, repetidas veces, a la copa de vino.
Al final, como muchas veces, hay que dejarle las respuestas a la almohada y esperar los rayos del nuevo día, hacer un resumen de los sueños, si es que los quiere recordar o prefiere dejarlos que sigan dormidos, tratar de escuchar en la primera oración los comentarios que nos envían los ángeles que a cada uno acompañan y continuar el día haciendo un listado de los cambios que pudieron haber sucedido desde el inicio de la reflexión, con la primera taza de café del día anterior. 

ENTRANDO EN EL PERSONAJE


No soy fanática de muchas cosas: me gusta un café, una lectura, compartir esa lectura y echar ¨un conversao¨ sobre ella.  Me gustan las películas o las series pero no cultivo ningún fanatismo, puedo dejar de ver cualquiera en el momento en que sea necesario, aunque me sienta muy atraída o conectada.

Ya sea que la elección del momento sea tomar un libro, ver una película, comenzar una serie, hay que considerar varios factores: la recomendación y aquello que nos hace cosquillas en el corazón, por supuesto entre aquello a lo que tenemos acceso.

Tengo una forma peculiar de ver las películas: reconozco la trama, la actuación, el ritmo, todo aquello que usualmente tomamos en cuenta. Pero más allá de eso, o de las partes negativas que podamos encontrar, me gusta sacarle provecho a ciertos elementos que en ocasiones no son tomados en cuenta: la forma en que algunas situaciones son manejadas, los escenarios con mucha creatividad y cómo de alguna manera, en algún momento, esa escenografía puede estar basada en aspectos científicos, históricos, bibliográficos.

Puedo decir que igual me pasa con los libros que voy leyendo. No importa si la trama es juvenil, de mucha ficción, dramática o histórica, a veces hay partes en las que nos cansamos o que nos restan interés y  sin embargo mi visión sobre ese libro no se limita a ese momento en que dejamos de prestar atención, siempre puedo encontrar algunas otras cosas que, aunque vistas por separado, siempre me resultan atractivas o dejan una huella en mi.

Y siempre hay una huella, hay un personaje que nos resulta cómodo, una escena que nos parece familiar o nos hace sentir acogidos.  

Conversaba con unos amigos sobre la forma en que estos detalles influyen en nosotros y nos hacen acercarnos a ese personaje que nos gustó.  Empezaron a surgir las incidencias y las coincidencias.  

Escuché la explicación sobre la forma en que en su momento influyó en mucha gente las series sobre los capos y los carteles de la droga y aunque ni remotamente serían capaces de hacer algo así, en alguna ocasión sintieron que hubo algunos aspectos que les gustaron de los personajes, reacciones, escenas, diversas tramas.



Una de mis amigas se sintió muy atraída por el estilo ¨empoderado¨ que tenía la protagonista de la serie Scandal y todos nos entusiasmamos, sin importar el género, con las ocurrencias y peculiaridades de Raymond Reddington de Blacklist. En algún momento muchos quisimos ser alguno de los vampiros de la saga de Crepúsculo o tener una varita mágica y hacer conjuros al estilo de Hogwarts y Harry Potter.


Sobre Reddington nos encanta su estilo elegante pero cercano, podría decirse que hasta humilde. Se nos presenta un personaje con un estilo definido, lleno de conocimientos y  cultura,  que no hace ninguna transición entre resaltar un pastel de frutas cosechadas en una huerta trasera, elaborada de manera sencilla en la cocina de un comedor ubicado en un suburbio para luego mencionar o saborear el exquisito ingrediente de las semillas de una planta exótica utilizada para adobar un pescado peculiar que solo se encuentra en una región de Islandia y que lo preparara únicamente el chef ejecutivo del hotel de 5 estrellas que está cerca de los Campos Elíseos en París. Normal.

Y nos enamoran esos detalles. Y hasta lecciones aprendemos, como por ejemplo cuando pasó de poseer fortuna a no tener absolutamente nada.  Y seguir con el mismo estilo y glamour. Y salir a hacer el trabajo que fuese necesario para conseguir el dinero para pagar la renta, sin mayor drama, sin tragedia. La vida continúa y es cuestión de cambiar la estrategia. No debemos olvidar que esta serie nos presenta al delincuente más buscado por el FBI.


Con Scandal nos pasó que nos contagió con la copa de vino. No había capítulo que no  motivara a buscar una copa de vino para sentarse a disfrutar la serie.  De hecho, eso, las palomitas de maíz y el café eran los únicos alimentos que se veían como comida frecuente.


Una vez quise ser guerrera. Como las guerreras de las historias de los Vikingos, o de la China antigua. Como los guerreros Assasin. Pero no de los guerreros empaquetados que solo tienen la opción de seguir las órdenes, sino de aquellos solitarios que han unido pasión, espiritualidad, conexión y libertad. Creo que finalmente sigo siendo guerrera en tiempos modernos, sin capa y sin espadas, pero con el cuchillo en la boca al estilo Rambo. Otro personaje.

Y aquel que leyó el libro de Laura Esquivel, Como Agua para Chocolate, y mientras lo leía sintió en el paladar los sabores de los platos que preparaba cargados de sensualidad, de aromas. Isabel Allende también nos transporta a la magia de los alimentos con Afrodita, de manera irreverente pero folclórica, conectada al efecto que producirán esos ingredientes, a lo que esperamos obtener del objeto de su preparación. Una influencia palpable al momento de leer. Una pasión por cocinar que se va transmitiendo porque hay un objetivo y tienen un efecto.



Puedo contar que me encantó la escenografía de la película Júpiter Ascending.  Maravillosos lugares enmarcados en planetas distantes o desconocidos que nos despiertan la imaginación de un posible, soñado o no, prácticamente al alcance de nuestras manos. Pero además, unos personajes que en su trasfondo parecen más bien duquesas y príncipes de un reino antiguo muy europeo.

Hay tantas cosas por descubrir en las escenas,  especiales o no, en los relatos, en la descripción de los detalles. Hay tanto que nos conecta, influye y nos motiva o definitivamente nos cambia, y que viene de eso que vemos o probamos, de lo último que vimos en pantalla o leímos y que queremos compartir, porque lo tenemos en la punta de la lengua.


En días de lluvia

Soy de una isla del caribe, sol y playas aunque usted no vaya con frecuencia como es mi caso y nos resulta contraproducente muchos días sin el cielo despejado y la molestia del calor. Por estos días en que ha habido una vaguada tras otra nos hemos mantenido bajo el paraguas, con los pies mojados y con planes frecuentes entre el sancocho y los tragos de ron. 


 En principio no me hace falta, soy de las que se deleitan con los días grises, se emociona con el choque de las gotas de lluvia en las ventanas y se entusiasma con un clima fresco que pueda permitir ñoñería arropada en una cama acompañada de un libro en la mano.
Hago planes con esa idea, empiezo a agendar un chocolate caliente con unos cubitos de marshmallows por encima y acompañado de un pan de agua fresco, de preferencia medio tostado, que suene crujiente al momento de partirlo.


No se deje abrumar. Si lo suyo no es la pasión por el chocolate pues una copa de vino cae muy bien, sobre todo porque éste sería el momento en que realmente va alcanzando la temperatura ambiente necesaria para degustarlo de la manera apropiada.  No se le ocurra combinar esa copa de vino con un ritmo de bachata lleno de amargue, no pega, no con lluvia. Le va mejor unos boleritos de esos que cantan los merengueros o salseros cuando se inspiran en ediciones románticas. 

O si prefiere un jazz o algunos soundtracks de películas también románticas le iría  muy bien. Todo esto entendiendo que el libro que usted tiene en las manos (digital o impreso, como mejor le parezca) promete un viaje maravilloso, lleno de aventura, de pasión o de misterio, pero una travesía que llene sus sentidos.

Y ya que lo menciono, puede dejar la música a un lado, que también es buen momento para ver una serie de esas que tienen varias temporadas y que dejan a uno enterrado en el asiento, sin intención de pararse ni para ir al baño aunque usted sepa que nada malo puede suceder por darle pausa a la transmisión.

Estos episodios pueden ir acompañados de esa copa de vino, recuerde como ejemplo que no hay un solo capítulo de la serie SCANDAL que no tenga el impulso subliminal de una copa de vino. No ponga la botella lejos porque de capítulo en capítulo de seguro la termina completa.

Otras series inspiran otro tipo de trago. Se vale repetir algunas temporadas de BlackList con un trago de whiskey o ron, a su elección, mientras se sumerge en ese ambiente de expectativas que da cada movimiento o decisión tomada por el conserje del crimen, el personaje, Raymond Reddington.

Mientras tanto mande a buscar con uno de los muchachos algo para amortiguar esos tragos, un maní, unas aceitunas o cualquier otra picadera que sea de fácil acceso y no amerite dedicación para prepararla. Recuerde que la idea es acomodarse, arroparse, aprovechar la lluvia, darse placer y descansar. Es un tiempo de pausa y descanso con lluvia y placer.

MOMENTOS HISTORICOS

 "Los días históricos se ven normales cuando los vives desde dentro"    Albus Dumbledore. Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlo...