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No me toques... Hagamos el amor

Cuenta un relato que ¨para hacer el amor no es necesario el encuentro físico¨.

No pienso igual.

Se hace el amor con todos los sentidos aún sin llegar a una intimidad profunda.  Hay encuentro físico entre dos miradas que coinciden y se resisten a dejarse de tocar. Los ojos son el espejo del alma y estos pueden decir tantas cosas sin abrir los labios, pueden contar historias, invitar y recordar.


Haces el amor con un breve toque de la piel. Sientes que en ese instante se desarrolla un alfabeto en braille que llena cada poro con palabras incoherentes.  Es inexplicable el imán que se activa con el roce de unas manos que se sienten atraídas por otra piel, por el movimiento de los dedos en suave recorrido, por la respuesta cuando se eriza y se transforma mágicamente pasando del frio al calor y viceversa.

Hay canciones que también conquistan, incitan, te transportan al lado de la persona deseada, entre sus brazos, boca a boca, lo demás es imaginación y ganas. ¿Cómo no sentirse provocado ante un bolero cantado por una voz romántica como la de Ana Belén en donde pide que la ate a la pata de la cama solo para saber ¨cuanto amor nos cabe de una sola vez¨?

Y qué decir de esos aromas que identifican personas, lugares, momentos. De la química del aroma de la piel que solamente puede ser percibida y disfrutada por ese complemento de tu alma. Quizás de la preferencia por ciertas fragancias que emana el cuerpo, sobre todo cuando está excitado, sólo eso es suficiente para sentir la respuesta de nuestros cuerpos casi de manera orgásmica.

¿Se puede hacer el amor y llegar al éxtasis con solo besarse? Hay besos que en perfecta sinfonía de labios y lengua te conducen a movilizar todos los sentidos del cuerpo.  Unos labios que besan con toda la pasión del alma y que son correspondidos en igual dimensión, elevan al éxtasis sin siquiera tener otro tipo de contacto. 

Te invito a releer estas letras poniendo toda tu atención en cada palabra, dejándote transportar a cada escenario, llenándote de amor con los cinco sentidos.


Reflexionando con una taza de café

¡Cómo se nos complica la vida!

Reflexionar sobre algún tema que nos asalte, que en un momento específico nos esté abrumando, sobrecogiendo, se hace mejor frente a una taza de café, o mejor dicho, saboreando una taza de café.
En principio la acción de detenerme frente a una taza de café y concentrar todos mis sentidos inició como un ritual mágico-espiritual. 
Desde el momento en que se está preparando el café, la espera, el sonido de la ebullición no importa la forma en que se esté preparando, se comienza a sentir la emoción del disfrute posterior. Comenzó a hacerse especial para mi la taza en que lo sirvo, tazas individuales, llenas de arte, de formas especiales que iluminan mi mirada. Para sumar al placer visual les cuento que siempre me ha fascinado ver el movimiento del humo, a veces como parte del fuego, un baile sensual que despierta sensaciones, que abstrae y embelesa.

Luego el aroma... ese aroma que atrapa hasta a aquel que prefiere otro tipo de bebida. Y como guindilla que corona el postre, ya sea que le guste bien caliente o que como yo prefiera esperar a que baje un poco su hervor y no le queme los labios y el paladar, el sabor sin igual de una taza de café, amargo o dulce, denso, suave o robusto, algo como umami, un sabor que lo tiene todo, que no puedes especificar pero que tiene su propia identidad.  Eso es un ritual con una taza de café.
Después de describir un momento de felicidad vuelvo a la reflexión inicial.
Así deberían ser siempre las reflexiones, acompañadas de elementos que acondicionen el momento para que las ideas puedan fluir, a favor o en contra, quizás sin solución, pero fluir al fin.

Y como diría uno de mis compañeros de escritorio, y la reflexión...para cuando?

Me va aturdiendo pensar en los recovecos del corazón, la forma en que complicamos el amor y el amar, lo difícil que es conciliar las ideas, las palabras, los sentimientos, las lecciones, sobre todo si eso involucra a  otras personas. Y siempre involucra a más personas.
Se convierte en un golpe frío cada vez que me encuentro de frente con las imágenes que muestran lo fácil que me puede resultar ocuparme y preocuparme de crear las condiciones para que los que me rodean se sientan a gusto, felices, amados, y sin embargo se me olvida hacer lo propio conmigo misma.  
De pronto entiendo el verdadero mensaje de un ejercicio que junto a algunas amigas hemos decidido desarrollar para este año 2019.  En un encuentro que sostuvimos para cerrar el año que terminaba y preparar las iniciativas para el nuevo año, se nos pidió a cada una llevar una planta. La idea era hacer un intercambio al azar, escoger de una urna el nombre de la persona a la que le regalaríamos esa planta para que fuera su proyecto del año, un ser vivo del que nos ocuparíamos y al que cuidaríamos de manera singular. Sucedió lo insólito, al final a cada una nos salió nuestro propio nombre.  El universo nos decía que cada una debía cuidar de si misma, ocuparnos de nuestro amor propio representado en esa planta.
Cambia la perspectiva sobre el hecho de no solamente evitar que la planta muera, ocupándome de ella a diario, sino también recordar cada vez que vea la planta que debo amarme a mi misma, evaluar qué he hecho el día de hoy para lograr ese objetivo.
Fíjese usted, si a veces le resulta a uno complicado dedicarse atención de manera específica, que no será entender las relaciones con las demás personas, aceptar el amor que nos dan, cada cual a su manera e incorporarlo y adaptarlo a nuestras maneras. Asumir lo que está y lo que dejó de ser o lo que simplemente es diferente, cerrar los ojos ante situaciones que perturban nuestros esquemas, aún a sabiendas de que no van acorde con los mismos y de todos modos intentar dar el siguiente paso, vivir el momento, el día en curso. 
Llegado ese momento en donde se entiende de manera teórica lo simple que puede ser encontrar la felicidad y la importancia del tiempo vivido con relación al tiempo de vida restante, tampoco resulta fácil dejar pasar aquellas cosas que están arraigadas en la piel, en las lecciones de vida, en los elementos inculcados por la familia, por el entorno, por el destino, por lo vivido.
A esta altura del texto y con tanta reflexión, especialmente sobre temas con mucha tela para cortar, ya voy pasando de la taza de café, repetidas veces, a la copa de vino.
Al final, como muchas veces, hay que dejarle las respuestas a la almohada y esperar los rayos del nuevo día, hacer un resumen de los sueños, si es que los quiere recordar o prefiere dejarlos que sigan dormidos, tratar de escuchar en la primera oración los comentarios que nos envían los ángeles que a cada uno acompañan y continuar el día haciendo un listado de los cambios que pudieron haber sucedido desde el inicio de la reflexión, con la primera taza de café del día anterior. 

DEL AMOR Y OTROS DOMINIOS

Y todavía con la inquietud sobre el tema del amor y la soltería, tuve una agradable conversación por chat.  Inicialmente el tema era otro, pero fue degenerando hacia el siguiente y el siguiente y terminó en las relaciones de pareja y lo que busca cada persona.  Pasados los días estuve revisando una referencia anterior, dentro de la misma conversación, y pude notar que fueron muy ricas las exposiciones y el diálogo que se fue dando y previo a solicitar la anuencia de esta persona, me permito compartirlo a partir de donde empezamos a tocar esos puntos sobre el amor, las relaciones de pareja y otros demonios y dominios.

*****
Ella: Sucede con frecuencia que la mujer siente mucho placer,  algo que te está haciendo sentir otra persona pero que piensa que sólo lo está disfrutando ella y se le ocurre instantáneamente que debe acelerar para cumplir pronto y de esa manera complacer a su pareja.  Y es cierto que se puede extender ese placer y que es egoísta.

Él: Lo que hago [con mi pareja] lo hago por el placer que me genera. Eso me transporta.

Ella: Por mi parte he tenido que [re]aprender en el camino sobre el placer y dejarme llevar, y entender lo que quiere la otra persona.


Y hacia donde te transporta? 

Él: Es sentir la plenitud de la satisfacción, sumergirse en un lugar paradisíaco de donde no se quiere salir nunca, el sabor, el olor, las vibraciones,

Ella:  Es una energía sin lugar a dudas. No solo la del éxtasis sino también la que puede emanar la otra persona por los sentimientos o porque haya esa coordinación, ese reconocimiento de placeres. Solo sabiendo, escuchando a la pareja, se le puede llevar a sentir su paraíso. Es posible que yo piense (como mujer) que la otra persona prefiere la playa y tratar de llevarlo a ella  y a su vez sentirme más a gusto en la montaña y disfrutar a medias el momento.

Él: Disfrutar a medias, no es una opción, prefiero lograr la confianza y la química necesaria para ir explorando y haciendo lo que genere disfrute pleno, indicar, informar, celebrar, sentir, gozar a plenitud.

Ella: Es muy común el disfrute a medias y que la gente termine "allantando" al otro
Esta generación de mujeres que saben todo sobre el sexo y ponen a volar a los hombres, son en su mayoría insatisfechas, porque no crean una relación, un vínculo. Son fieras en la cama. Felicidades a los hombres. Una competencia muy desigual. Lamentablemente.

Él: Y sin embargo, si tomas por ejemplo un indicador: los feminicidios.
La interpretación que le doy es: Mucha insatisfacción
Falta de confianza. falsa felicidad. apariencia, deseo interno de tener una relación estable y el temor de la infidelidad. Y por ahí María se va.

Ella: Los feminicidios se dan en su mayoría en una clase social muy baja. No digo que no existan todos esos elementos.

Él: Porque los de la alta, hace rato que aprendieron a casarse por interés y a preocuparse más por el dinero que por los sentimientos. Y a vivir doble y triple vida, porque los recursos se lo permiten. Pero viven con la misma insatisfacción sentimental.

Ella: Reconozco que desde lo que he podido entender y escudriñar, de los casos a los que le doy seguimiento, que una parte de este problema se inicia…. Bueno. Ya ni sé. Una cosa conlleva a otra y a otra y a otra, uno no termina sabiendo si avanzar es bueno o malo.

Él: Tienen mucho que perder, y deciden valorar lo que tienen en lugar de perderlo  todo por la pasión. Viajan, se alejan, tienen la opción de hacer cosas que no pueden hacer los que no tienen recursos. Y, además,  ocultan más fácil sus problemas. 
Los  que no tienen recursos deben verse la cara con sus vecinos todos los días y sentir las miradas, la burla, la ironía,  los chistesitos, los comentarios
Y donde se pueden meter?
Y donde pueden viajar?
Y tienen portones eléctricos para entrar y salir y solo saludar de lejos desde sus autos? No

Ella: El temor de la infidelidad.

Él: Su ira no encuentra paliativos. Su desesperación no encuentra escape.

Ella: El deseo de ser amado.

Él: El temor. Y la realidad de las que han sido asesinadas, el 80% le ha estrujado en la cara al otro  que ella tiene otra pareja, que ese si es un hombre, no como tu .... Y ya sabes lo que eso significa

Ella: o se han negado a seguir siendo engañadas o maltratadas, han decidido apartarse. Intentar tener una vida.

Él: En esa parte, tengo mis críticas. Porque de acuerdo a mi análisis del tema, y puedo estar equivocado, alrededor del 70% comete el error de mantener una relación ahora sí, ahora no,  nos arreglamos, nos peleamos. Por necesidad, cuando se ven sin dinero, le piden al hombre, y el asume que si les da dinero, para mantener los hijos, pueden tener sexo cuando ellos quieran.
Y eso genera una situación de crisis y una bomba de tiempo.
Y una situación de posesión muy dañina
Y un irrespeto y desconsideración extremo

Ella: los límites de la posesividad.
A las mujeres nos gusta sentirnos ¨propiedad¨ sin perder la individualidad. Muchas mujeres no tienen claros los límites de la propiedad y la posesividad y es ahí donde genera una crisis en torno a ese punto. Me parece que el tema de competencia también ha venido a desequilibrar. Mantengo mi bandera de defensa hacia los derechos de las mujeres, que han sido los más limitados, pero entiendo que debimos también pensar en cómo tendríamos que enfrentar los logros que fuésemos alcanzando y en que todos, hombres y mujeres, debían también ser orientados en que no sólo significaba el derecho de la mujer, sino el intento de igualdad como seres humanos. Empezamos a dar palos para reclamar lo que nos tocaba y los hombres empezaron a defenderse de los palos sin saber de qué se defendían, pero hay que defenderse.

Él: Y los recursos que deben destinarse a elevar los niveles de educación,  formación,  respeto, se reparten entre los actores del sistema, que solo dicen que quieren que las cosas mejoren, pero no hacen nada para que mejore.  Es sofocante

Ella: como decía, toda una cadena en donde uno no sabe si lo bueno es realmente bueno y hasta qué punto.  A partir de la lucha por los derechos y del empoderamiento viene esa curiosidad por hacer más y ese deseo de demostrar que podemos dar más

Él: Así es

Ella: una lucha de poderes, cuando puede ser un trabajo conjunto.  Es una educación ancestral y una tarea pendiente.

Él: Debe ser un trabajo en equipo

Ella: Reconocer que no somos contrarios sino complementos en cuanto a diferencias de sexo, es un tema que aún no ha recorrido mucho camino.
Esa falta de educación en materia de conocimiento y en materia de convivencia lleva a un punto en esta generación. A todos los niveles sociales. Madres y padres que les dicen a sus hijas que no deben dejarse pisotear por ningún hombre, en el entendido equivocado de que todos los hombres buscan pisotear a las mujeres.

Él: Muchos hombres solo queremos amarlas

Ella: Pero hay falta de comunicación, de expresión, hay falta de educación sobre la libertad de expresar los sentimientos de parte de los hombres. Hombres y mujeres esconden sus emociones reales, los anhelos que tienen que ver con la otra persona.  Hay un énfasis en demostrarse y probarse superiores unos a los otros. Una batalla por tener más y alcanzar más y aparentar más, para luego sentirse más solos y vacíos.

Él: Esa es la triste realidad. Y para serte franco, no creo que podamos cambiarla. De todas formas no debemos dejar de ser lo que somos.

Ella: No creo que haya que cambiarla en su generalidad. Lo que pienso es que hay que cambiar uno mismo, tomarse la franqueza de aceptar lo que se anhela, tomar la valentía de ir detrás de eso, tomar el coraje de expresarlo y que las pocas personas alrededor lo sepan y lo entiendan, esperar a que llegue el ser amado que pueda sentir en esa misma frecuencia, que pueda entender y entregarse. Es un acto suicida, pero uno sublime.  
Amar duele, de muchas maneras, por suposición, equivocación, por lo que sea, pero amar y entregarse a dar amor, es un regocijo, un éxtasis que supera cualquier dolor.





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