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Y recordó su nombre mirando el mar

Click.

Quedó impactada con una foto del muelle y del mar que publicó @schmit07, con un sencillo mensaje: ¨Cuando tengas un mal día, siéntate, respira y conversa con las olas del mar¨.  Levantó la mirada hacia el horizonte y no vio el mar.  Sintió que algo se desconectó en su cabeza, como cuando una burbuja luminosa explota, sin ruido, pero aún así sonora.  Y quedó en blanco, sin ideas para desarrollar.

Solo sus pies tenían ritmo. Se dejó llevar y comenzó a andar. Tenía que encontrar las olas del mar y respirar la profundidad.

Sentía el caliente en las pisadas, el sudor empezó a bajar por su frente, hasta que su cuerpo notó la diferencia en la humedad, y así fue como supo que debía estar cerca del mar.  Cerró sus ojos para alargar la mirada y pudo ver que al final de la calle se extendía el azul profundo detrás de unas palmeras.  Aceleró su paso y no escuchó las bocinas que le advertían sobre el riesgo de cruzar la avenida sin mirar, hasta que finalmente lo alcanzó, inmenso y azul. 

Soltó su prisa y en medio de la hipnosis de la suave ola, se sentó en un banco del malecón.  No tenía nada que decir, no cruzaba nada por su mente, no habían palabras en su cabeza, ni para una oración, ni para una conversación, ni siquiera para crear imágenes que la pudieran llevar a una meditación.  Solo reconocía el ritmo de las olas que no chocaban con la orilla, el brillo del sol en el horizonte, el viento que se filtraba en sus cabellos.

Así estuvo durante un rato, sin sentir más nada que el viento, sin escuchar otra cosa que el vaivén de las olas, sin ver nada más que el brillo del sol en el horizonte y sobre el mar.

Y un suspiro profundo emergió de sus pulmones, una chispa que la retornaba al entorno en que se encontraba.  En un extremo vio una pareja que se abrazaba y se reía. Al otro lado unos vendedores de dulces conversaban con el seguridad del parqueo.  

En ese mismo instante cruzaban por su lado tres músicos que iban camino a la fama y la fortuna. Manosearon sus instrumentos en saludo al grupo que conversaba y unos acordes rítmicos resonaron. Empezaron a tocar un melódico merengue dominicano y como flautista de Hamelin, la canción la envolvió y sus pies se empezaron a elevar. Fue tras ellos, fluyendo al ritmo de la canción y se detuvieron al encontrar unos turistas emocionados.

Ella bailaba y reía. Tenía la música y el mar. Encontró en la risa de los visitantes la emoción que había perdido, escuchó las palabras del viento y estas le hablaban de sensaciones, de pausas y de prisas, de la humedad de la arena en los pies, de horizontes con colores diferentes, del sabor  mar que endulzaba sus labios.

Encontró en las palabras que parecen sin sentido el verdadero sentido de las ideas. Se dejó abrazar cálidamente por la sorpresa, la ingenuidad, la esperanza, la sonrisa, el futuro en el siguiente instante y despertó con nuevos ojos.

Despertó y se encontró consigo misma, y recordó su nombre: MUSA



En tres originales de una misma versión

Suena a término jurídico y en realidad está referido, en este caso, a algo lúdico, relajante y social.  Hice consciencia sobre la vinculación de esa idea con la música, a partir de un instante especial en mi hogar.
Recientemente mi hijo y su novia escuchaban canciones sentados en el balcón.  En un momento no me pude resistir y me acerqué a ellos para hacerles un comentario sobre uno de los últimos temas que estaban escuchando.  Ellos sabían que eso iba a pasar desde el mismo instante que eligieron escuchar esa canción, tenían claro que no tardaría mucho en hacerles referencia al respecto y por supuesto el momento no fue muy lejano.    Pensaron que solamente llamaría mi atención el tema, pero me referí a la misma canción, interpretada por otros autores, otras versiones.  Sin lugar a dudas la canción Quizás, Quizás, Quizás,  interpretada por Nat King Cole, es un ícono sin desperdicio, pero hay tantas versiones maravillosas de esa misma canción, que vale la pena escucharla varias veces.  Les recomendé, no porque fuera mejor, sino diferente, la versión que interpretan Andrea Bocelli y Jennifer López, una combinación no esperada.  Otra versión que me gusta mucho, también por lo inesperado de la combinación de voz e instrumento, es la que canta Tonina Saputo tocando el bajo.  Ella misma es una mezcla de una gran riqueza, de padre Ugandés, madre Siciliana, pero norteamericana con inclinación al Jazz.

Pero volviendo a la recomendación que le hice a los chicos, además de esa canción les comentaba que para muchas de las canciones que nos gustan, a menos que sean demasiado nuevas, siempre se pueden encontrar varias versiones que nos permitan saborear mejor la interpretación y elegir la de nuestra preferencia.  Varias versiones, todas originales, de una misma canción.

Particularmente cuando estoy escuchando música me gusta reconocer otras interpretaciones de una misma canción y hay algunas que tienen más de las que podemos identificar para definir la preferida.  Por ejemplo, no me imagino todos los cantantes que tienen su versión del tema mexicano La Llorona, que es muy popular.  Las hay para solistas, para grupos, para instrumentos específicos. Confieso mi preferencia por la de Natalia Lafourcade, pero no puedo decir que me gusta menos la de Chavela Vargas o la de Lila Downs y habrán tantas que  no he tenido tiempo de escuchar.

Y hay que mencionar las canciones interpretadas en otro idioma diferente del original. Terminan siendo joyas muy valiosas.  Hay que ver cómo brilla, tanto en español como en inglés, la canción Fragilidad de Sting.  Para ese tema no puedo definir en cual idioma me gusta más, ambas versiones cantadas por él mismo.

Barbra Streissand interpreta junto a Celine Dion una canción que es igualmente fabulosa en inglés como en español: Tell Him. Otra más que resulta muy difícil para escoger una favorita.

Escribiendo sobre canciones empiezan a llegar a mi memoria muchas otras que son de mi especial predilección y que tienen diferentes versiones con el mismo autor o con otros intérpretes.  No puedo dejar de mencionar la canción de Alberto Cortéz, Un Cigarrillo, la lluvia y tú, sin igual, pero mejor aún si la canta el negrito de Villa, Sergio Vargas.

Luego también encontramos aquellas canciones que transitan entre un género y otro, de la balada al merengue, a la salsa o la bachata.

Esta posibilidad de deleitarnos con varias versiones de una misma canción pone en nuestras manos una riqueza musical invaluable.  Pero de igual modo encontramos fracasos musicales en el intento de crear interpretaciones de algunas canciones. En esos ni me voy a detener a mencionarlos.  Hay de todo en la viña-

Les invito a que hagan la prueba (como los anuncios de la plataforma musical); pero esta vez haga la prueba haciendo una búsqueda de la canción y descubra cuales artistas de su preferencia también la interpretan.  Le aseguro que va a disfrutar de un momento diferente.

Recuerdos en la Cápsula del Tiempo

Los temas de ciencia ficción resultan ser transversales hasta para los que no están seguros sobre a qué se refiere eso.  Uno de ellos está vinculado al tiempo y la posibilidad de poder moverse a través de el.  He visto algunas películas que presentan el tema de las cápsulas del tiempo y realmente no se han referido a alguna tecnología avanzada o futurista.

Se trata de guardar en una caja hermética algunos objetos que entendemos son importantes para nosotros, cartas o información especial y que deberá ser abierta en una fecha distante a futuro.  Esta caja puede ser colocada en un lugar muy escondido para olvidar, preferiblemente enterrada en un patio o entregada a una persona para se encargue de que sea devuelta por otros en una fecha acordada. 

Me decidí a preparar mi ¨ lata-cápsula ¨ del tiempo.  Me parece que será placentera la tarea de recolectar recuerdos.  Tendría una foto, o muchas fotos, con gente querida, fotos llenas de alegría, momentos compartidos, quizás la última cena de nochebuena, llena de emociones y suculentos platos, de la esencia de la navidad y del fin de año. También fotos de cumpleaños, de atardeceres y del mar.  Me aseguraré de que colocar algunos documentos, postales, estampillas, cartas que desde ya estoy empezando a escribir y a disfrutar porque me encantan las cartas escritas a mano en papel. 

No soy muy apegada a los objetos materiales pero conservo por ahí una figura pequeñita de un búho tallado en madera, que además tiene en su interior un buhito, representación de la madre. La oportunidad de ser madre y amar incondicionalmente ha sido una experiencia de vida importante para mi y que quede una especie de evidencia sobre ese tema es de trascendencia para mi. 

Voy a recuperar mi versión de bolsillo del libro El Principito, de Antoine de Saint Exupéry para colocarlo entre los recuerdos. Los pétalos de flores tienden a podrirse por su naturaleza propia, pero quizás un poco de las fragancias de mis flores predilectas guardadas en algunas botellitas podrían dejar algún rastro especial.  Le incluiré la descripción de cada una y quizás algunas semillas que puedan ser recuperadas.  Una bolsita con granos de café podría ser también un buen recuerdo. 

Empezaré a crear un pequeño recetario, fotos incluidas, de los platos que acostumbro a preparar y que compartimos. El típico arroz con carne y habichuelas dominicano, el sancocho, un bonito moro de habichuela negras.  Voy a hacer la consulta dentro de mi hogar de cuales serían sus preferencias para incluir la memoria de los mismos. 

¿Cómo podría hacer referencia a la música? No imagino cuales serían los medios de reproducción de la música en tiempos futuros pero los CDs tienen muchos años en uso y aún siguen vigentes y yo tengo en uso un IPOD de segunda generación, que tiene como 10 años y todavía puede reproducir una lista interesante de canciones seleccionadas.  Puedo asumir que se buscará la manera de convertir cualquier método de recolección de música del pasado al momento de vigencia, así que también podremos colocar música en la cápsula del tiempo.

La portada de algún periódico impreso es un buen referente.  

Algunas monedas también colocaré, quizás pueden valer mucho a futuro, al menos por antigüedad, al igual que una pequeña botella de vino, y quien sabe, tal vez se convierta en una fortuna para alguien.

¿Qué más podría colocar en una pequeña lata con tapa? También necesito aliados para coordinar la apertura de mi tesoro futuro.  ¿Quien se anota?




TE QUEDA UNA MONEDA

Las musas de la creatividad a veces se esconden, desaparecen, dejándonos en un letargo que va creando cierta presión, porque cuando se escribe, se va sembrando ese deseo de mantener la vinculación con todos los que están dispuestos a acompañarle en ese espacio de interacción y no poder hacerlo produce tensión.

Y de repente aparecen ellas (las musas) de la forma en que menos imaginas o a través de la persona con la que menos compartes.

En los últimos tiempos el uso de las tecnologías y las redes nos circunscriben a espacios de uso continuo en donde mantenemos el encuentro con los cercanos, los lejanos y los que no te importan, pero que de todos modos te animas a seguir.  Me puso a pensar una publicación de un amigo. Una imagen.

Y si me detuve a analizarlo entonces es porque pienso que vale la pena compartirlo, pero de tanto pensarlo tuve la idea de hacer la consulta de manera directa, para luego analizar que mejor no lo consultaba sino que mejor escribía al respecto.

ufff.

La cuestión fue la siguiente: Un escenario (haciendo la ambientación del lugar).  Estás en una sala o cualquier otro espacio confortable (público o privado) . Debe haber un trago a mano (casi imprescindible). Estás disfrutando el momento (solo o acompañado).  La música la provee una hermosa bellonera vintage que emociona los sentidos.  Lo que está sonando te anima y te motiva. Está casi acabándose.  Entonces se detienen los sonidos y quieres seguir escuchando canciones.  Te mueves para buscar una canción y de repentes descubres que sólo queda una moneda en todo el lugar.  Una sola.

¿Qué canción elegirías?

La elección es difícil. Seleccionar de repente una única canción entre todos los géneros o artistas que nos atraen resulta cuesta arriba.
Se me ocurrió hacerle la pregunta a una persona,  le planteé este panorama y extrañamente me respondió muy rápido: escucharía una canción que rara vez escucho, aunque no sea de las más favoritas.
Yo no sé si haría lo mismo, me dio vueltas la cabeza tratando de pensar cual elegir, porque el solo hecho de escoger la última canción sería como ponerle punto final a la noche: tómese su trago y váyase a acostar. Fin.
Pienso que la elección tendría que venir vinculada al momento y la compañía: si acaso es una noche de despecho a lo mejor lo que le llega a la mente es una bachata o una de esas baladas de cortarse las venas; puede ser la celebración de un logro o un acontecimiento importante y es un disco pop o un merengue. Quizás romance y ahí el repertorio es más amplio.
Todavía me sigue dando vueltas la cabeza y hasta me engranujo suponiendo tener que hacer la misma selección pero con los libros.
Lo dejo de tarea, por si acaso llegara el momento o para que recuerde esa canción que tanto le gusta.


Las cosas de mi parque

Estuve en el parque. En uno muy peculiar.
Uno que tiene la apertura suficiente para que todo el que allí llega se sienta fuera del closet, motivado y liberado.
Me gusta ese parque, me gusta sentir la alegría de la gente, la forma en que fluye la energía. Hay luces, hay sonidos, murmullos, risas, todos brindan y comparten, cada uno con su grupo.
Están los fijos en sus días fijos, esas dos parejas que van entrando en edades donde la vida se visualiza en otras velocidades y cuyas damas llevan sus sillas plegables y cargan a rastro su bocina y su nevera.  La selección musical es de mi total agrado, van desde el jazz, bossa nova, algunos de la vieja trova, de la más reciente, unos merenguitos viejos bien motivadores, todo en un nivel de sonido acompasado y que permite una grata conversación.
Ellas, nuevamente las damas, toman cerveza y hasta las visten con unas capuchas especiales para conservar el frio, sirven una picadera para entretener, nachos, queso de untar, algunas aceitunas.  Ellos, los caballeros, tienen gustos diferentes entre ambos en lo que se refiere a las bebidas, uno siempre toma vino tinto, el otro muestra preferencia por un trago de alcohol.  Siempre en el mismo banco, en el centro de una orilla del parque.
Los de al lado de ellos, esta vez una pareja de chicas que también ha llevado su nevera, llevan el hielo y los vasos pero he visto como se movieron a suplirse con medio galón de vino tinto La Fuerza, de moda últimamente por su bajo costo y alto rendimiento. No sé por qué lo mantienen dentro de la funda y solo cuando se van a servir se puede notar qué es lo que están tomando.
En el otro extremo otra pareja también de chicas, pero ya llevan varias botellas de cerveza, jumbo light, y rien con mucha fuerza, con historias divertidas que llenan sus ojos.
A mi llegada al parque me llamó mucho la atención este chico sentado en posición de loto en un banco de los que están camino al centro. No es que fuera desconocida esta postura, pero tenía las piernas enredadas de tal modo que parecía que sus piernas fueran más largas y retorcidas de la cuenta. Y así pasó toda la noche. Se reía, tomaba, charlaba y en ningún momento cambió su posición, a pesar de que los hierros del banco no están exactamente acolchados que digamos.
Esta noche es notorio un mayor número de parejas heterosexuales, grupos de dos o tres parejas, aunque lo habitual han sido los grupos homosexuales. Un grupo grande de ellos y ellas está sentado al pie de la estatua que reina en este parque, en los escalones de un lateral.
Rien, gesticulan de manera desproporcionada, dramática, divertida, muestran sus atuendos osados, provocadores, bailan y brindan en una complicidad y alegría contagiosa.  Mientras me quedo mirando y disfrutando sus gestos, cruza delante de mi un chico corpulento, rellenito, con un pantalón jeans muy ajustado y de inmediato surge el pensamiento en mi cabeza, el cual ha sonado un poco alto como para escucharse ¨ajútate candito¨.
Regularmente se ven 2 o 3 perros correteando, hoy no se ven, parece que en estos días no hay ninguno en calor.
Ya nos cruzó por el lado ¨la mariposita¨, ese chico espigado que pasa adulando a las damas que van acompañadas de su pareja y les regala un botón de alguna flor recogida al terminar alguna boda de las iglesias circundantes.  Y luego se va, extrañamente, sin agregar algún comentario.  Pero luego de varias vueltas regresa y pide apoyo para comprar algo de comer o pagar algo. Esta vez no se dirige a las damas, sino al caballero que le acompaña.  Con suerte y por rutina, dicho caballero no lo pensará mucho y buscará alguna moneda para aportar. Sin embargo de vez en cuando surge alguno que cuestiona que la flor y el halago fue a la dama y es a ella a quien debe pedir aporte. Motivo de risas y sonrojos.
El diminuto negocio que suple las bebidas y los snacks siempre tiene mucho movimiento. Tiene el único baño asequible en el lugar y es tan estrecho que hay que sumirse y estirarse para pasar a usarlo. Necesario hacerlo, porque no existe grupo o pareja en el parque que no tenga a su lado una bebida para compartir, el punto central de los encuentros.
Abundan las cervezas y por supuesto el señor que va recogiendo las botellas y a veces se le puede ver probando de alguna que ha quedado entera y que todavía tiene buena temperatura.
La música puede variar entre un extremo y otro del parque, pasando por el centro y los laterales, sin embargo, ninguna es más alta que pueda crear ruido o apagar la otra y en algún momento todas tienen la misma línea selectiva.
Todavía quedan muchos grupos por describir, espacios de personas que cuentan una historia sin hablar, coloridos, musicales.
Este parque tenía un letrero pequeño con su nombre adosado a una pared que fue hermosamente pintada y el nombre ha quedado borrado. Aún nos queda la estatua en el centro y un sutil olor a azahares de algún naranjo de la zona, para hacer más placentera la estadía en el parque.
Cuando se acepta y asume la diversidad, se respira alegrías, se llena el espíritu de solidaridad, se contagia el descanso que produce soltar las apariencias y liberar los temores, los besos salen amorosos si es que a su lado le acompaña quien pueda sentir también la algarabía en el corazón.
Busque su parque más cercano, deténgase en los detalles, la gente, disfrútelo, como yo lo hago cada vez que me acerco a mi parque.






No me toques... Hagamos el amor

Cuenta un relato que ¨para hacer el amor no es necesario el encuentro físico¨.

No pienso igual.

Se hace el amor con todos los sentidos aún sin llegar a una intimidad profunda.  Hay encuentro físico entre dos miradas que coinciden y se resisten a dejarse de tocar. Los ojos son el espejo del alma y estos pueden decir tantas cosas sin abrir los labios, pueden contar historias, invitar y recordar.


Haces el amor con un breve toque de la piel. Sientes que en ese instante se desarrolla un alfabeto en braille que llena cada poro con palabras incoherentes.  Es inexplicable el imán que se activa con el roce de unas manos que se sienten atraídas por otra piel, por el movimiento de los dedos en suave recorrido, por la respuesta cuando se eriza y se transforma mágicamente pasando del frio al calor y viceversa.

Hay canciones que también conquistan, incitan, te transportan al lado de la persona deseada, entre sus brazos, boca a boca, lo demás es imaginación y ganas. ¿Cómo no sentirse provocado ante un bolero cantado por una voz romántica como la de Ana Belén en donde pide que la ate a la pata de la cama solo para saber ¨cuanto amor nos cabe de una sola vez¨?

Y qué decir de esos aromas que identifican personas, lugares, momentos. De la química del aroma de la piel que solamente puede ser percibida y disfrutada por ese complemento de tu alma. Quizás de la preferencia por ciertas fragancias que emana el cuerpo, sobre todo cuando está excitado, sólo eso es suficiente para sentir la respuesta de nuestros cuerpos casi de manera orgásmica.

¿Se puede hacer el amor y llegar al éxtasis con solo besarse? Hay besos que en perfecta sinfonía de labios y lengua te conducen a movilizar todos los sentidos del cuerpo.  Unos labios que besan con toda la pasión del alma y que son correspondidos en igual dimensión, elevan al éxtasis sin siquiera tener otro tipo de contacto. 

Te invito a releer estas letras poniendo toda tu atención en cada palabra, dejándote transportar a cada escenario, llenándote de amor con los cinco sentidos.


NO TE OLVIDES DE ESCRIBIRME

Querida amiga

Te escribo.Quiero escribir algo más que unas líneas de chat o un mensaje de redes y me pareció fascinante volver al momento en que se hacían cartas y notas para estar en contacto con las personas, sobre todo aquellas que uno extraña, ama y quiere tener cerca.
Te quiero contar mis últimas aventuras, con detalles, aún aquellas en las que me pueda sonrojar.  Para salir de los temas triviales, todos están bien en la casa.  Punto. Ahora los temas super triviales, porque también eso te quiero contar. 
He descubierto un puesto de flores cerca de la casa. Sabes lo que me fascinan y después de haber tenido un largo período limitada en concederme ese placer he alcanzado a ver en la ruta a una señora que vende flores. Lo mejor de todo es que ni siquiera me tengo que bajar del carro, algo así como un ¨floral drive thru¨.  A veces no me convencen porque se ven un poco mareadas, imagínate, con el solazo que hace en este país no es para menos, pero entonces me queda claro que debo comprar flores fuertes, adaptadas a nuestro clima. Girasoles, esa es mi mejor opción por el momento.  ¿Recuerdas el señor de la Ave. Charles Summer que vendía flores? Lo recuerdo escribiéndote porque él vendía el bonsai que siempre quisiste tener.
Sigo buscando ideas para inventar sabores exóticos con vodka, como aquella vez que se me ocurrió probar la receta en donde se maceraba con chiclet de color rosa. No entiendo por qué no te fascinó, me parecía de lo más chic además de que combinaba la niña interna que le gustan los caramelos con la adulta que puede tomar alcohol, toda una aventura.
Últimamente prefiero nuestro ron, pero anoche tenía deseos de vino tinto.  Como ya sabes voy rastreando aquellos que son de precios asequibles y que además pueden sorprender el paladar. Ocasionalmente no le presto atención al precio y me voy directamente a la marca que se me antoja, a la uva que me provoca, pero esto limita mis posibilidades en cuanto a la cantidad de botellas que puedo tener a mano. Tú sabes que se pone exigente el paladar, sobre todo cuando hay un libro de por medio y empiezan a sonar esas piezas que son infalibles.  A esa fiesta privada no se puede invitar ni a Pablo Alborán con Carminho o Concha Buika,  ni nada que se le parezca.  
Sabes que en este momento de mi vida no tengo problemas con el tema de la llamada inminente, esa que antes evitábamos en momentos de alcohol y música para no sentir luego remordimientos.  Ahora me dejo llevar de la sensualidad de la música, de los efectos motivadores del vino y expreso esos deseos en quien me acompaña, esa piel que con su solo roce enciende los deseos del cuerpo.  Hasta del libro me olvido y ya sabes, eso es mucho decir. Lo dejo hasta ahí, que corra con la imaginación.
Cambiando de tema, en estos días estuve brevemente en la playa comiendo un rico pescado y me quedó el deseo de estirarme por un rato largo, simplemente con los pies enterrados en la arena, el trago con hielo en la mano y una música alegre de fondo.  Parece que van llegando los días para eso y para planificar un escape de semana santa diferente, como aquel viaje que hicimos hace muchos años en donde nos fuimos al otro extremo de la isla. Hay que inventar una nueva aventura. Queda la tarea de que lo planifiquemos juntas.
No voy a seguir contando cosas. Ya tendré más cartas para ti con esos temas que he dejado pendiente, los que pasaron y no he mencionado y los que juntos planificaremos.
Sabes que te quiero con todo mi corazón.
Siempre cerca
Angela



MOMENTOS HISTORICOS

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