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Aniversarios Ocultos


Hoy voy a celebrar. Ya pasé por la panadería y compré unos cuantos bizcochitos que voy a colocar en círculo con unas velitas. También pedí refresco rojo al colmado.  No es mi cumpleaños, ni el de alguien cercano.

Un día como hoy, entre ollas, vegetales y verduras, recibí la iluminación para empezar a crear el pesto y las salsas que empecé a mezclar, primero para mejorar y satisfacer los alimentos de mi familia y luego me aportaron la perspectiva de una opción para diversificar mis posibilidades de ingresos. Porque el asunto de cocinar me salió bien, pero además me quitó tensión y preocupaciones sobre un futuro desprovisto o incierto.

Y más que reconocer la habilidad de crear desde la cocina, el momento me enseñó cómo aplicar en la práctica varias lecciones que ya conocía. Me enseñó el ejercicio de soltar el control y fluir. Mientras ejercemos presión por aquello que queremos lograr y no alcanzamos, no podemos ver la llave que tenemos en las manos, que abre las puertas que deseamos cruzar. Conectarse con la voz interior, la intuición y a seguidas cambiar la dirección de los pensamientos que nos preocupan hacia otra cosa, nos muestra de manera súbita portales mágicos de soluciones. Eso es importante, trascendente y hay que celebrarlo.

Mañana tengo planificada otra fiesta personal.  Revisando papeles encontré la factura de una instalación en la casa y por la fecha pude ubicar que hace unos años hice mudanza al hogar en que aún hoy habitamos. Y estoy feliz de este espacio, del tiempo vivido, las reparaciones, los equipos dañados por algún problema eléctrico, las filtraciones y las inundaciones por tormenta. También de las hermosas noches llenas de estrellas desde la terraza, las copas de vino, las risas de los amigos, las comidas familiares, las habituales, las que tenían también otros motivos de celebración.  Eso también es importante.  Celebro mi hogar y haberme mudado aquí.

Veo que por estas fechas habrán muchas celebraciones.  Siendo niña y para estas fechas celebrábamos el hecho de haber terminado el año escolar. Finalmente vacaciones.  Y con los años escolares de mis hijos también tuve oportunidad de dar continuidad a esos festejos. Esas también eran fechas importantes para celebrar.  

Conmemoramos el aniversario de la muerte de alguien querido como si fuera el día de su cumpleaños. Ciertamente es una fecha relevante, pero no debería ser celebrable. O pensándolo bien, quizás no importa, quizás la fecha de muerte, como del inicio de la vida, son esos momentos que están marcadas en nuestro trayecto sin forma alguna de ser transferidas o cambiadas. No es una celebración alegre, pero si es un aniversario importante.

Recordamos fechas destacadas como los cumpleaños, momentos trascendentes de los hijos, el día del matrimonio. También festividades generales, como la devoción a la virgen, Independencia Nacional, el día de las madres.  Hay aniversarios que no son esos hitos inheretes y destacados en la vida de las personas, pero que pienso pueden ser mucho  más importantes.   Pueden ser alegres o tristes, o simplemente relevantes. Podemos llamarles aniversarios ocultos, más íntimos, diversos, creativos, divertidos y son razones notables para celebrar.

¡Salud¡




CAFE CONVERSADO

Ahora tomo mi café,  el primero del día, y lo comparto contigo en esta conversación.

Hoy converso solo contigo. Hoy me he detenido. Las mañanas siempre son  aceleradas aunque tengamos tiempo suficiente y haya oportunidad de sentarse y picotear un pan mientras el aroma del café realiza su danza alrededor de mi nariz, convenciéndome  de que será muy buen día. Siempre hay una prisa y una angustia sobre el tiempo.

Trato de controlar las siguientes tazas de café del día, en cantidades y capacidades, pero ésta la preparo con mucho cuidado y la saboreo de manera especial.


Mi taza, repleta de amor, desde el envase hasta el contenido, me dice que está bien así, que sentarme y disfrutar mi café es un acto de amor a mí misma, a la primera persona que debo cuidar.


Creo que todo este enamoramiento con el café comienza como una forma de complacerme, de ver de forma especial aquello que muchas veces hacemos de forma automática, sin cuidar los detalles, solo por el hecho de que sirve para despertarse y además tiene buen sabor.

Y hace un tiempo empecé a probar otros sabores diferentes al tradicional, a reconocer las diferencias cuando las manos que se detienen a procesar los granos quieren mostrarnos lo especial que puede ser, a buscar combinaciones que le agreguen sabor, aroma. Aún sigo buscando, probando, aprendiendo. Así es mi café de la mañana, en su punto, cuidado, aromatizado de manera especial.

Pero hoy el café tiene un sabor especial, me sabe a recuerdos, a espacios vacíos en mi piel. Me sabe a otros momentos de placer, serenos, de vibraciones que solo se sienten a través de la mirada.  Eso basta para hacer más especial mi café de hoy.


ENTRE AVENTURAS Y TRAVESURAS

Porque de travesuras está hecha la alegría y viene acompañado de aventuras y terminar el año entre aventuras y travesuras es una excelente forma de hacer un cierre, arrancar la página y seguir adelante.

Todo un año recordando las risas compartidas en este último día del año pasado, los brindis, la gente que coincide solamente en ese lugar, o que sencillamente se conocen ahí y solo comparten ese único día y el grupo que se prepara para celebrar cada año esa tradición, este año ¨llevando la vainita¨.  

Y de repente empieza a llover en las horas previas. No llueve en el lugar del evento, llueve por tu casa, pero es igual, hay una alerta, un recordatorio de precaución, porque en unos meses anteriores ya hubo un llamado a la salud y cuidarse es también darse amor para vivir la vida. 

Hora de cancelar la participación en el encuentro. Hasta había preparado con anticipación los ingredientes para la cena de nochevieja, que se celebraría al retorno del encuentro.

Pero las demostraciones de amor empiezan a manifestarse. Una sobrina amada que se preocupa porque su tía no piense que se va a mojar si es que acaso llueve y hace las gestiones y se mantiene avisándole hasta que está todo listo: ¨aquí hay un lugar donde puede resguardarse si se presenta una emergencia, puede venir tranquila¨.

Y mejor aún, este año no tendría preocupación sobre estacionar el vehículo, más demostraciones de amor que surgen para hacer más divertida la aventura, ya tengo quien me va a llevar al evento. 
Y a disfrutar, a compartir, a sentir el calor humano, la temperatura alta, el calor de la diversión,  mucho calor (susantísimo), el brindis, la música, el baile, las fotos, con los tuyos, con los míos, con los extraños, todos dispuestos a celebrar.  

Quedó la expectativa de algunas personas que estuvieron en otros años y esta vez no nos pudieron acompañar, aquellas que fueron parte de la primera vez, y de la segunda, o aquellas con las que nos encontramos coincidencialmente entre apretujones y caminadera buscando una esquinita desde donde disfrutar, o aquellas con las que pensamos que estaríamos este año porque se han contagiado de la magia del evento y queremos compartirlo, pero al final no se pudo concretizar.  Está la promesa para el próximo año, el próximo encuentro.

Y después de un rato de pura diversión sin preocupación, aparece un mensaje: ¨del otro lado el ambiente está mejor, recojan sus pertenencias, las que agradan a su paladar, vamo´allá¨.

A terminar el rato que falta, a comentar las travesuras, a planificar el próximo encuentro, que no necesariamente tiene que ser en un año porque realmente la hemos pasado bien, y también el del próximo año, que nos conecta con más personas.

Y todo termina a tiempo para ir a completar los preparativos de esa cena familiar, la última del año, la que nos congrega quizás como siempre, quizás con las mismas palabras de agradecimiento, pero con un sentido diferente, con un propósito diferente, la promesa de que seguiremos unidos, compartiendo, amándonos, creciendo, siendo mejores personas cada día más, no porque eso traerá el nuevo año, sino porque es un deseo del corazón.


Y luego de los manjares, aún con el estómago brilloso de haberse extendido, llegó el último minuto del año y llegó de manera intempestiva.  No entendía por qué algunos vecinos hacían tanta bulla y empezaban a encender fuegos artificiales si faltaba todavía más de una hora, ¡qué vecinos tan alegres me tocaron¡ pensaba yo. Pues volví a mirar los relojes, el de la computadora tenía una hora menos, el de la cocina tiene las pilas gastadas y tenía 15 minutos menos también, pero si, ya eran las doce, ENTRAMOS EN EL 2018.  ¡¡¡Felicidades!!

Abrazos, besos, luces, incienso, brindis, hermoso despliegue de fuegos artificiales. A continuar la vida. A hacer que el 2018 sea diferente, no porque haya cambiado el número, sino porque yo voy a cambiar para que así sea.

Un exquisito Manjar. Todo un placer.


Un viernes cualquiera.  Le hemos puesto tanto énfasis a la magia de los viernes que lo primero que se nos ocurre es que podrá ser cualquier viernes, pero con preferencia aquellos que coinciden en el calendario con quincena de mes.

El cuerpo te lo pide, el paladar lo pide. Como diría mi querida amiga Jeimy, siento que la boca se me pone como un fufú, vibra, pidiendo un pedacito de chicharrón de cerdo con un vaso de cerveza.


La boca se va derritiendo al probarlo, el sonido del cuerito tostado al masticarlo va incrementando esa sensación de placer  y la masa de carne que se está comiendo creará una explosión en su paladar, entenderá por qué el chicharrón de cerdo es un delirio, un gusto que tiene mala fama en términos de dietas y comida saludable. Es considerado pecado por algunos y sin embargo me parece que  merece la pena cometer este pecado dos o tres veces al año, para mantener el equilibrio en el cuerpo, digo yo, Ying y Yang. 

Pero a final de cuentas todo un placer.
¿Qué puede costar? En relación al goce que sentirá en el momento en que empiece a saborear un pedazo de ese manjar, usted sabrá que lo que sea que haya pagado lo vale. Y además el lugar que le voy a recomendar le va a salir económico.
Y a esta exquisitez le acompaña una aventura. 

Claro, siempre es posible encontrarlo en lugares donde hay parqueos y personas que te pueden atender en la mesa, sin embargo, nada más excitante que pensar en que para disfrutar todo eso, dependiendo de su ubicación, debe atravesar la ciudad completa, hasta el fondo, llegar a la Luperón y tomar la José Contreras. 

En la medida en que vaya viendo el cúmulo de vehículos sabrá que está casi llegando. Encontrará la ventanilla llena de gente, que por suerte la cosa es con números, para evitar una desgracia, porque en el momento en que se vea frente al local estilo ventorrillo sin ánimos de menospreciar, que esté ubicado frente a los hierros, oliendo la carne recién sacada, escuchando el cuchillo romper el cuerito, con la boca hecha agua a más no poder y que alguien se le quiera poner delante o pedir primero, seguro que habrá una tragedia.

Asegúrese de tomar el número  y rastrear espacio, sillas y alguna mesita, para sentarse a deleitarse.

Todo al aire libre y en un ambiente de integración con la naturaleza, en los arrecifes del parque Mirador Sur, que es lo último que a usted se le va a ocurrir observar, porque no habrá ojos para otra cosa, en su momento inicial, que no sea la carne y la cerveza, pero ya sabe que cuenta con ese ambiente.

Tengo otra amiga especial que cuenta con uno de los mayores privilegios en ese lugar. Por alguna razón una de las personas que venden el manjar la mira con ojos de familiaridad y ya hemos comprobado que solo basta con que ella le pida yuca para acompañar, la señora le recoge todas las boronitas de la carne y las usa para aderezar ese complemento. Al final sale mejor comer yuca con su aderezo de boronas de chicharrón que el mismo chicharrón en sí.

No. No es cierto. Es sabroso pero no es mejor.

Y para asegurar las alegrías, esa degustación debe ir acompañada de una cerveza, que no hay cosa que le vaya mejor. Y así ira saciando en cada mordida todos los anhelos que pueda tener en la vida, todas las necesidades serán olvidadas y no existirá tristeza o dolor en el mundo, solo el placer de saborear este rico bocado.
Para completar y sin pedirlo tendrá su musicón, porque el local que le va a quedar de frente cuando empiece a masticar le va a asegurar un ritmo sabroso, el que sea, aunque usted prefiera otro y hasta sin pedir o pagar por la canción. Vaya con la disposición de disfrutar la variedad.

Vaya con el ánimo de pasar un viernes de placer, a bajo costo, con comida, bebida, música, buen ambiente, pero sobre todo, elija los mejores amigos para acompañarle.



LA MEMORIA DE LOS SABORES

Hay ciertas comidas que dejan una huella en el paladar, un sabor a especias, una combinación chispeante o un recuerdo de las manos que la prepararon. 
Hay ciertas bebidas que nos impactan y nos permiten recordar mezclas, marcas y momentos especiales en los cuales fueron degustadas.
En una conversación durante el almuerzo en la oficina, uno de mis compañeros puso su mesa y miró la comida con curiosidad, no duda, no desanimo, curiosidad. Con alguna frecuencia compartimos lo que hemos preparado si es que coincidimos y pude notar la diferencia en su rostro.   Empezó a probar la comida y le pregunté si estaba bien.  Su respuesta me dio la inspiración para este artículo.  Me dijo que el arroz se parecía al que le cocinaba su esposa pero que él sabía que no había sido ella la que preparó la comida, había sido la asistente que va a la casa varias veces a la semana.  Le reclamé pensando que estaba desacreditando lo que su esposa había cocinado, a lo cual se negó, indicando que a lo que se refería es que el brillo, la textura, el punto de sal, todo en su conjunto le hacía notar la diferencia. Su paladar podía notar la ligera diferencia aunque en ese momento se parecían bastante.
Y empecé a buscar en mis recuerdos aquellas memorias de sabores que han sido relevantes para mi.
A pesar de que soy cocinera en búsqueda constante de nuevos elementos, nuevas combinaciones, ingredientes más saludables, algunos retos, siempre quedan de manera especial en el paladar algunos sabores de ciertos platos, no obstante se hayan realizado al pie de la receta (lo cual difícilmente es mi caso). 

Escribiendo y recordando lo primero que llega a mi mente es el aroma y el sabor de una rica habichuela roja guisada. No importa lo exquisito que pueda ser tu menú cotidiano, el aroma del sofrito para sazonar una habichuela es completamente reconocible a distancia y por su aroma también se puede deducir lo rico que puede quedar. Quizás también porque a diario cruzo por una calle donde preparan la ¨comida del día¨ de un comedor y muy temprano en la mañana ya están guisando las habichuelas.


Otro sabor que ahora recuerdo con mucho placer fue durante un viaje a España, en la casa de la amiga de una amiga la cual pasamos a saludar, nos prepararon unos ricos hongos rellenos de prosciutto y queso. Ese sabor lo he querido replicar en varias ocasiones y aún no siento que es el mismo que en aquel momento compartí con mi amiga María. Era algo entre el sabor típico de los hongos, mezcla de ahumado con una textura húmeda y suave,  combinado con lo salado del prosciutto y lo cremoso del queso.  Unas finas virutas de cilantro por encima le daban el toque de aroma y color. La memoria va más allá del paladar, entra en conexión directa con los aromas y la presentación.


Y qué decir de las bebidas para la cual hay cursos y talleres que nos permiten diferenciar los ingredientes, enseñar el paladar y poder registrar aquellos sabores que más nos gustan. Tanto en el vino como en el whiskey o el whisky, que para los fines termina siendo lo mismo aunque para los defensores de su autenticidad existe una diferencia, siempre hay unos ingredientes base y luego los que se agregan para crear una bebida diferente.

Los ingredientes que nos traen los vinos casi siempre son los mismos, pero ahhh, las combinaciones son las que marcan la diferencia.  Entre los vinos con una fuerte mezcla de frutas del bosque, los muy maderosos, notablemente maderosos, los dulzones o aquellos que dejan el picor característico de la pimienta, lo realmente sabroso siempre depende del gusto personal.  Me queda claro y siempre lo he dicho, ningún vino es el mejor, el paladar es el que dice cual te gusta más y cuando lo descubres, ese es el mejor vino. 

Me resulta mucho más difícil el reconocimiento de los sabores mezclados en las bebidas de colores, esas que llevan mezcla de licores y alcoholes combinados con frutas o hierbas. Si tienen muchos ingredientes confunden mi paladar y además emborrachan más fácilmente. Esas las respeto. Prefiero una combinación de pocos elementos, una margarita de fresa o un mojito de chinola, dos o tres ingredientes reconocibles. Esto solo así en el caso de este tipo de bebidas.
Qué podemos decir del whiskey. Comenzando por el hecho de que no se debe combinar con nada, ni siquiera hielo, para poder sentir su fuerza, el tipo de madera en que ha sido añejado, la combinación de las diferentes maltas, si es que la tiene, o la diferencia con aquel que es de una sola malta (mi elección). 

Hay que detenerse a identificar en cada trago, en cada mordida, todos esos elementos que hacen mas sabroso aquello que estamos degustando, aún en la comida de cada día. Y hay que agradecer por cada bocado que podemos ingerir.

Tengo unos amigos muy especiales con aires de sibaritas pero muy aplatanados que siempre están en la disposición de probar sabores nuevos, de inventar nuevas combinaciones tanto de la bebida como de la comida y entre ellas a su vez.  Ajustados a las condiciones económicas y a la capacidad adquisitiva y disponiendo de mucha creatividad para sustituir algunos elementos por otros, estos amigos han podido ir creando su memoria colectiva de los sabores.  A veces no logran decirme la marca de una bebida que les gustó mucho, porque ¨solo recuerdan que les gustó muchísimo¨, pero se les olvidó como se llamaba la bebida.  Normalmente para la comida les quedan claro los sabores, las combinaciones y las preferencias. Lo extraño es que toda la comida que comparten les gusta y estarían dispuestos a repetirla, pero están todavía mas dispuestos a probar cosas nuevas.  Y me parece que en ese sentido ahora sirven de mucha ayuda esos videos que andan circulando por nuestras redes de diferentes grupos: con ingredientes de fácil acceso, con poco tiempo de preparación, con facilidad en las recetas. Ha servido para motivar a mucha gente al uso de las dotes culinarias, muchas veces oculto, pero en su mayoría latente.

Lo importante de prestar atención a estos videos o recetas, de tomar el tiempo para comprar los ingredientes necesarios y prepararlos, es lograr que todos los que prueben esos alimentos, o las bebidas, tomen su momento para identificar sabores y crear su memoria selectiva. Lo ideal, enlazar ese placer con las personas y el momento en que se está compartiendo, porque mejor aún, es poder compartir lo que tenemos.



MENOS TIEMPO EN LA COCINA

Tomar vacaciones en un país como República Dominicana , en cualquier época del año, es como tener vacaciones de verano en otros países, el calor no cesa y si se tiene el hábito del aire acondicionado en la oficina entonces el calor se siente mucho más.

Y hace calor.
Eso conlleva a que se pierda el deseo de estar dentro de la cocina y probar recetas o inventar delicias.

Y hay que hacerle frente, especialmente a la hora de preparar almuerzo.

Para motivarme comencé preparando un aperitivo refrescante, un martini rosso con limón y hielo.

ahhh!!! Ya se siente mejor.



Y se me ocurrió una ensalada ligera, muy común, de lechuga dulce con queso manchego, esta vez sin frutas, pero con un aderezo dulce de salsa de soya, aceite de oliva aderezado con ajo y miel de abeja.

Para darle el toque crujiente le he agregado cebolla frita de la que venden ya lista en Ikea. El mejor invento de los suecos.

Y como no quiero estar mucho en la cocina, de postre me puse a probar esta receta de la revista glamour, de brownies en pozuelo al microondas.

 Pueden verla en mi pinterest, sin embargo hay que hacerle algunas modificaciones.  Le puse aceite de canola en vez de aceite de oliva y me parecía que con sólo tres cucharadas de agua quedaba muy seco, por lo que le agregué tres más, hasta que sentí la masa más cremosa, además de agregarle algunas uvas pasas.  Tampoco completé el minuto y 40 segundos que recomienda, me quedé con un minuto y 25 segundos, pero eso depende del microondas.

 El resultado fue excelente. Lamentablemente (o mejor así) no tenía un rico helado para agregarle, pero estuvo muy bien.

Y no estuve tanto rato en la cocina.

MOMENTOS HISTORICOS

 "Los días históricos se ven normales cuando los vives desde dentro"    Albus Dumbledore. Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlo...