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del otro lado de la barra

Debo confesar que siempre me gustaron las barras, en bares o en restaurantes, mientras se espera una mesa disponible. Me gusta la informalidad que tiene ese espacio dentro de un bar.  Es un punto de referencia para todo el que llega a un lugar, ya sea para encontrarse con alguien más o simplemente porque quiere observar el ambiente donde ha llegado, para desde allí decidir donde colocarse o si no le gusta el entorno, entonces retirarse.

Pero más allá de su funcionalidad y lo acogedor que puede ser, lo que realmente me resulta atractivo es el otro lado del bar, la posición del bartender, su rol especial, no el de servir las bebidas, sino acompañando a quien está sentado esperando o disfrutando un trago. 

Me gusta mucho un comentario que hace el cantante Ismael Serrano en la presentación de su disco Principio de Incertidumbre, que dice; ¨los peores antros a las peores horas están llenos de la mejor gente¨.  Muchos de esos encuentros se inician en la barra de un bar. También añade: ¨quien no se ha enamorado al pie de una barra¨, pero eso lo veremos en otra ocasión. 

Poniendo a correr la imaginación me coloco a mi misma desde el otro lado del bar.  Desde la llegada de la gente, su mirada, lo que dicen sus pasos, si llegó solo o acompañado.   Sospecho que con el tiempo y lo vivido se va creando cierto conocimiento intuitivo inmediato sobre las personas que se acercan a la barra. Se termina siendo un psicólogo o un sacerdote detrás de un confesionario.

 ¿Estará de paso o se sentará en la barra a acompañarme? 

La noche puede ser corta si las compañías agregan valor al momento. Agregue en su imaginación la canción ¨The Piano Man¨, en español o en inglés, como más le guste. 

En países como España, en donde encuentras un bar casi en cada edificio de apartamentos, la barra es el punto central del local y la mayoría pasa por ella al terminar la tarde, para soltar la carga física o emocional de la jornada laboral. No se necesitan penas o preocupaciones más allá de lo que cada uno dejó pendiente y que debe continuar o terminar al otro día, pero hay quienes llevan a cuestas otros dilemas.

Historias de amor y desamor, la sonrisa, la mirada, el gesto en la frente, todas expresiones que pueden decir sin necesidad de las palabras el contexto que nos envuelve.

¿Qué te sirvo? La bebida que se pide al llegar al bar por supuesto que también tiene sus referentes y es parte de las señales.  Algo ligero, rápido, antes de otra bebida más adelante, quizás una cerveza, para ir limpiando el paladar. Este es un visitante de paso, alguien que espera una mesa disponible o quizás otra persona que viene a acompañarle.

Los tragos dulces, licores combinados con alcohol fuerte, divertidos pero peligrosos, reflejan deseos de ser más alegres, más valientes, parte de una búsqueda de la felicidad pero sin tener claro donde encontrarla o qué realmente significa eso. 

Me parece que las personas definidas, determinadas, que se conocen a si mismas, aunque esto no quiere decir que lo tengan todo resuelto, piden un trago sin mezclar, que dependiendo del clima se recomendará la posibilidad de un bloque de hielo.  
Creo que pedirían un whisky solo o a la roca, un trago de ron, quizás una copa de vino, aunque presiento que el vino tiene también un trasfondo especial, un aire de pasión que podría no tener nada que ver con el amor, sino con la persona.  Pidamos al DJ una canción de Sabina, para acompañar este trago.

Hay por ahí todo tipo de información sobre las bebidas y la personalidad de la gente, pero creo que las circunstancias individuales y el momento en que estén viviendo es el que determina el trago que preferiría pedir.  Yo solo estoy asumiendo desde los supuestos y desde mi experiencia personal, la bebida que puede pedir una persona al llegar a un bar, pero lo que realmente me atrae, colocada desde el otro lado de la barra, la posibilidad de dejar correr la imaginación y escuchar las historias que pueden contar cada uno de estos clientes.  

Con color y música de fondo escucharía cada relato y si me lo permite la persona en cuestión, podría agregar alguna palabra que pueda ayudar a cerrar mejor la jornada.  Pasiones, tristezas, festejos, amantes, proyectos, anhelos. Guardaría cada relato contado como si fuera un tesoro, porque corresponde al tesoro de cada corazón.   

Nuestra historia personal siempre nos parece que es mayor, para bien o para mal,  que la de cualquier otra persona.  Es necesario aprender a escuchar para notar que el mundo es pequeñito, el drama lo ponemos nosotros mismos y ciertamente hay casos especiales con una carga de dolor o situaciones muy fuertes, pero quien no conoce también a alguien que ha tenido un problema muy grave y mantiene una sonrisa y unas ganas de vivir como nadie. 

Hay que ponerse en los zapatos del otro, ser empáticos, crear una barra imaginaria, servir un trago y escuchar. Quien sabe, a lo mejor se convierte en mensajero de buenas nuevas, quizás su palabra es lo que la otra persona necesita escuchar para tomar la decisión de su vida y como compensación usted se queda con un nuevo amigo y una historia para recordar.

Juegos de la infancia

Fui hija única hasta los 8 años, con padres muy protectores que limitaban mi círculo de relaciones a un grupo muy cerrado y específico. Tenía una tía paterna y sus 4 hijos que vivían justo al lado de mi casa cuando era niña. Una hembra, la mayor, y tres varones, yo era contemporánea con los dos menores.  Los vecinos de la derecha, con los que compartía el acceso al patio, eran tres varones de edades no muy distantes. La casa de mis primos también tenía una puerta que daba acceso a nuestro patio.

Ese era el único espacio donde podía moverme tranquilamente, y por supuesto, por mayoría de votos, los juegos para compartir eran los que ellos eligieran jugar. Cuando quería jugar con mis muñecas o a las mariquitas, me tocaba hacerlo sola.  En esa época y a esa edad, desde nuestra perspectiva y conocimiento, no eran situaciones de género, no era machismo, era lo normal. 
Tampoco llegué a conocer o a pensar en algún amigo imaginario: ese concepto y en ese grupo social era desconocido.

En realidad no sentía pesar por el hecho de que mis posibilidades de jugar estaban sujetas a las preferencias de una mayoría del sexo opuesto. Era simplemente la oportunidad de compartir los juegos.

Me tocó aprender a jugar bolas o canicas, como usted prefiera llamarle.  El terreno en el patio era irregular y principalmente de roca grande, pero nos la ingeniábamos para hacer el espacio, incluso ese hoyito pequeño y profundo que se usaba para jugar ¨el taquito¨, pegarle a la bola contra el dorso de la mano del oponente, tratando de que quedara dentro. Un poco doloroso. Un castigo. 

También aprendí y disfruté mucho jugando la plaquita. No recuerdo de quien eran las placas que usábamos, pero estaban dobladas de manera que se pudieran quedar de pie, esperando a ser tumbadas con el siguiente batazo. Era la versión popular e infantil del béisbol sin expectativas de llegar a ser profesionales.

Otro de los juegos era el trúcano. Algunas personas lo llamaban ¨trúcamelo¨.  Es un juego más bien neutral, tanto de niñas como de niños y siempre había alguna técnica nueva para la chapa o piedra que era lanzada a las diferentes posiciones numéricas que correspondía saltar. En algún momento era un bollo de papel grueso húmedo, con lo cual se aseguraba que iba a caer justo en la posición deseada.

En el proceso de escribir estas líneas tuve la oportunidad de escuchar a algunas amistades de diferentes generaciones hablar sobre los juegos que acostumbraban cuando tenían menos edad.  Se mencionaron las bicicletas, el juego de guerra y otros juegos al aire libre, se incluyó el parché, como juego de mesa y por supuesto no se podían quedar las muñecas, a las cuales algunas más curiosas llegaron a hacerles cortes de cabello o pasarles el blower sin saber que el pelo era de plástico.

Y buscando fotos en las redes me sorprendió ver que son los mismos juegos en la mayor parte del mundo. No me extrañaría que en Latinoamérica tuviéramos casi todos los mismos juegos, aunque con diferentes nombres, pero fue una sorpresa ver que era lo mismo también en Alemania.

Entendí que no importaba la generación, unos mayores que otros, sino que más bien se trataba de los grupos sociales y del lugar donde vivían, en pueblos o barrios.  Lo mejor fue saber que todos ellos disfrutaron eso mismo que disfruté yo. 

Siempre se termina haciendo la comparación en relación con lo que han jugado nuestros hijos o lo que actualmente juegan los nietos, para aquellos que los tienen, sin embargo entiendo que ninguno es mejor o más divertido que el otro.  Los niños juegan con aquello a lo que tienen acceso y lo que está en promoción, y en tiempos modernos se ha hecho mucho énfasis al desarrollo tecnológico.  

Desde que pueden sujetar algo entre sus deditos empiezan a sentir el tacto de un aparato y a ver la luz de una pantalla. Aprenden a usar los comandos de voz cuando todavía no saben leer o escribir. 

Los que pueden tener acceso, limitado por su alto costo, logran desarrollar algunas habilidades creativas construyendo formas con piezas lego. 

Nos toca como padres tenerlo en cuenta y hacer el esfuerzo para enseñarles otras formas de jugar y disfrutar, más simples, más sanas.  Compartirles nuestra experiencia.  Quizás otra forma de diversión. 






Lo que quiero hoy


Hoy no quiero extrañar lo que no tengo.


Hoy no quiero pensar si el clima está caliente en esta isla tropical, si esperamos pronóstico de lluvia o si la sequía está arreciando.


No quiero desear un té caliente mientras me recuesto frente a una ventana, cubierta con frazadas que acarician mi piel.


Hoy disfruto el ruido de las olas chocando en las rocas de la orilla, con los ojos cerrados para ignorar el sargazo que enturbia el mar.


Hoy volteo la cabeza y dejo que la brisa se mezcle con mi pelo y me traiga el aroma de la sal que se confunde con la fragancia de raíces y flores en mi cuerpo.


Abro los ojos y miro hacia arriba entre las hojas del árbol de uvas de playa, ese tibio rayito de sol que ilumina mi rostro.


Hoy el deseo no es viento frío, camas acolchadas y bebida caliente. 


Hoy el deseo no es aire acondicionado y ropa con mangas.


Hoy el deseo es esta brisa, el ruido de las olas, el sabor salado en mis labios y el azul del mar.

Un paseo maravilloso

En las pocas horas en que cierro los ojos normalmente estoy soñando y siempre recuerdo cada detalle.  Nunca he cuestionado la metáfora y colorido de los sueños que me abordan,  los he catalogado como un enigma divertido.  Pero también tengo sueños despierta.

Muchos sueños.

Uno de esos está en mi lista más cercana de deseos por cumplir, lo que en otro idioma y latitudes se conoce como bucket list: viajar en tren.  Por supuesto no cualquier tren.  Ya he estado en trenes convencionales, de rutas urbanas, un tren bala, otro que cruza bajo el agua. Me estoy refiriendo a un tren icónico, lleno de glamour, de emociones, como El Expreso de Oriente, escenario en la novela de Agatha Christie, o quizás uno que haga el recorrido hacia Hogwarts, pero con más glamour.

La primera vez que leí la novela de Agatha Christie mi memoria dibujó todos los detalles y dejó guardada la curiosidad y el deseo de alguna vez contar con la posibilidad de hacer un recorrido en un tren como ese, con estilo de película y con un recorrido fascinante.  No sé si me gustaría más en una época y un lugar con nieve, o quizás en otoño, recorriendo largos caminos entre grandes árboles que van cambiando su traje verde a uno más colorido.

La novela de misterio de Agatha Christie, Asesinato en el Oriente Express, fue publicada en enero de 1934 y en 1974 se hizo la película. Pude ver la película muchos años después de haber leído el libro, en los años 90 y recientemente leí algunos artículos y vi unas fotos maravillosas de este hermoso tren.

El Tren Expreso de Oriente (The Orient Express) inició sus recorridos en octubre de 1883 pero tuvo su auge entre 1920 y 1930, especialmente en la ruta París-Estambul. Tenía diferentes rutas recorriendo Europa y a diferencia de lo que vemos en la película, el tren original también tiene cabinas de dormir mucho más espaciosas y lujosas.  Existen variadas opciones de recorrido en tren en diferentes partes del mundo con todos estos finos detalles.

Despertar en una cabina de ensueño, con paneles de madera y finas telas, con el asombro de estar recorriendo lugares hermosamente dibujados por la naturaleza y  luego pasar al restaurante donde parece que  solo te esperan a tí para darte todas las atenciones, tener un rico desayuno, comenzando por supuesto con un café muy aromático, con la posibilidad de ver a través de una ventana el cambio del paisaje.  https://www.belmond.com/es/trains/europe/scotland/belmond-royal-scotsman/

Hacer un recorrido de varios días, diversidad de paisajes, momentos para conversar, para deleitarse simplemente observando por las ventanas; pasar algunas páginas de algún libro emocionante, un aperitivo, porque hay que recordar que estamos de vacaciones, estamos disfrutando un paseo sin tener que manejar, con la posibilidad de estirar las piernas y pasar al baño sin detener el recorrido, disfrutando el panorama.  Quizás tener la oportunidad de detenerse en algún pequeño pueblo de camino, con la posibilidad de dar un paseo entre pequeñas calles, cenar en un restaurante típico, regional, adquirir algún souvenir, descansar y al día siguiente volver a reenganchar en el tren para continuar admirando las maravillas del paisaje y de los lugares por atravesar.

Un sombrero, maquillaje, lentes oscuros para el sol, no pueden faltar las perlas y dependiendo del clima, alguna bufanda o abrigo en contraste. 

Imagino la música en el espacio lounge, quizás un piano o algún violín, o en algún momento cambiamos al jazz, disfrutando un té o una copa de vino. https://www.belmond.com/es/trains/europe/venice-simplon-orient-express/

Definitivamente que he vuelto a disfrutarlo mientras escribía, pero también mientras veía los videos y las fotos que he compartido por aquí. Y definitivamente hay que despertar este sueño, reescribirlo y ponerlo en la agenda para el corto plazo.  Espero que lo hayan disfrutado mientras lo he ido contando.





La ODISEA versión Dominicana

Nuevamente caí rendida en la pasión por la mitología griega y me enredé en el libro de poesía épica llamado La Odisea.  Es el relato de las aventuras de Odiseo tras regresar a su patria en la isla de Ítaca, después de permanecer por diez años combatiendo en la guerra de Troya y diez años más en el viaje de retorno. Cuenta los peligros, vicisitudes y aventuras que tuvo en su recorrido durante ese tiempo.

A partir de este relato se formalizó la  referencia quedando el concepto de odisea como  la sucesión de peripecias, en su mayor parte desafortunadas, que ha tenido que pasar alguien para llegar a un lugar o lograr un objetivo.

Y empezó a vagar mi imaginación, tratando de visualizar un paralelismo de odisea en versión dominicana.  Tenemos varios ejemplos de situaciones que debemos enfrentar, gestiones, relaciones, que si fuesen  relatadas de forma organizada y expresada en términos literarios, podrían representar una odisea de alto nivel.

Conocemos muchos procesos locales de gestión de documentos que hasta en su versión más simple se constituyen en una serie de sucesos complicados y desafortunados.  Recuérdese que en un tiempo atrás, para sacar un acta de nacimiento con fines de tramitación de pasaporte, por ejemplo, la lista de pasos era larga.  Si estaba claramente identificada la oficina que le correspondía, llevaba un punto a su favor; si estaba en el Distrito Nacional, pero su nacimiento fue en una provincia del interior del país, pues ahí se añaden otros pasos.  

Inicialmente no había digitalización total de documentos, el acta se emitía computarizada pero había que buscar en el libro físico el registro correspondiente a la numeración de su acta para validar los datos, para ingresarlos al sistema y poder imprimir el acta.  Cuando estuviese lista entonces debía moverse a la oficina de registro electeoral correspondiente, para legalizar el documento.

Contado así no parece una tragicomedia, pero si entramos en detalle puedo contar de una oficialía en donde había que tomar un turno y sentarse en la marquesina, que era lo que correspondía como sitio de espera, pero estar atentos a que no se infiltrara uno más aprovechado y pasara primero.  En ese mismo espacio también funcionaba el registro civil, para los que se iban a casar.  Esa parte era divertida porque uno se entretenía mirando quienes iban a casarse, las caras, las edades, los vestuarios, los familiares. Podía pasar el tiempo y se hacía un poco menos difícil la espera siempre que hubiesen varios escenarios de matrimonio que fuesen peculiares.

Luego que tocaba el turno, se procedía a verificar los datos en el libro, había que hacer oraciones para que la persona que hizo el registro original no hubiese cambiado o escrito mal alguno de los apellidos o el nombre mismo de la persona en cuestión, porque eso significaría otro proceso y por supuesto tiempo y costos adicionales.

Después de revisado el libro, corroborado numeración y confirmado los datos, de vuelta a esperar turno para que la persona encargada lo procesara en la computadora -no en el sistema porque no era un sistema como tal- y se imprimiera para llevarlo a la firma correspondiente.

Cuando finalmente se recibía el acta de nacimiento, probablemente después de haber permanecido la mitad del día en la labor de tramitación, había que hacer gestiones para ir a una oficina central del registro electoral y validar y sellar el acta emitida.  Llegar a ese sitio, si andaba manejando vehículo, implica hacer negociaciones con alguien que cree que es dueño de la calle y que puede administrar los espacios públicos de parqueo, sin garantías y con costo.  A continuación entrar y ubicar la oficina correspondiente a la gestión que se está haciendo, tomar el turno y esperar.  Cuando lo llamen, entregar el acta que le emitieron en la primera oficina y volver a esperar a que lo validen y sellen y le vuelvan a llamar. El único momento en donde el procedimiento es rápido es cuando toca pagar por el servicio.

Todo ese proceso debe tomar en consideración que no le toque la hora de comida, porque los empleados no se organizan para tomar turno y no juegan con su estómago, a las doce en punto toman su lonchera o buscan su pedido y se van a reforzar las energías. También evite que se irriten o estén de mal humor, porque le pondrán difícil cualquier solicitud realizada.

En algún momento es posible que se encuentre con los empleados entretenidos mientras sacan una copia o esperan que la computadora funcione adecuadamente,  contando chismes sobre otros compañeros, historias familiares, desenlaces amorosos y planes y proyectos personales.

Pero sin tener que pensar en un proceso de gestión en República Dominicana que estuviese cargado de situaciones y frustraciones, sugiero hacer el ejercicio de empezar la lectura e ir cambiando algunos relatos para colocar la versión criolla. Imagínese contando batallas como quien escucha a Cuquín relatarle a Freddy Beras un suceso de su barrio, la fila en una jornada de elecciones o defendiendo a su mujer, como sucedió a Penélope la esposa de Odiseo, que tenía que quitarse del camino de todos los pretendientes que alegaban que su marido se había muerto en batalla. Dele color a esta aventura y cambie la cara de los personajes, la ubicación de los relatos, la forma de hablar y expresarse y encontrará que leer un libro como ése puede ser más divertido de lo que parece.

Expresiones Sonoras

En el proceso de escribir he aprendido la importancia de escuchar a las personas y no solo a aquellas con las que mantengo una conversación, sino a cualquier persona que esté alrededor contando alguna historia.  Y le he tomado el gusto a ese ejercicio.

Con la práctica de escuchar descubro que disfruto la forma en que la gente combina las palabras con los gestos, las expresiones se hacen sonoras y manuales. O bien se utilizan frases escuchadas por algún humorista o personaje popular y reconocido.

Inclusive una discusión puede terminar siendo divertida, si nos detenemos en los gestos y expresiones.

Una muestra conocida, que hasta se utiliza escribiendo, es el famoso BLA BLA BLA. Según la Real Academia Española significa ¨Discurso largo y sin sustancia y a veces con tontería y desatino¨.

Es una de las expresiones más conocidas.  Como la canción aquella que dice ¨bururu barará, donde está Miguel¨ (ahora hay algunas pseudocanciones que son solo expresiones sonoras)

Me gusta más la forma en que alguien que conozco empieza a dar explicaciones sobre algo y de repente completa lo que quiere decir, y uno debe entender cuales palabras sustituye, usando ¨pim pun pan¨, o algo así como ¨ta ta ta¨.  Su significado depende de lo que haya comenzado a explicar y al final todos lo entendemos.  Termina siendo una expresión mágica, que significa muchas cosas, pero sola no siginifica nada.

Como cuando leemos pasquines sobre superhéroes y los golpes son expresados también por escrito: BANG, POW, PUM. 

Otra persona, a la cual disfruto escuchar, a veces usa una expresión sonora que es un poco más difícil de describir, algo como un ¨bruuuurrrrrrr¨, como cuando el vehículo está detenido y empiezas a acelerar. Y el efecto es el mismo que en el ejemplo anterior, depende de lo primero que haya comenzado a decir.

Hace mucho tiempo veía un programa de muñequitos (dibujos animados) sobre una familia de osos montañosos.  Disfrutaba el acento de toda la familia, pero sobre todo el hecho de que el papá oso solo tenía en su vocabulario dos palabras: brada-brada.  Y con esas dos palabras, dependiendo del entusiasmo con que las pronunciara, respondía cualquier pregunta o diálogo. Normalmente era una queja o un sarcasmo, me gustaba y lo usaba cuando tenía que decir algo y no quería que se entiendiera lo que quería decir. Lo complicado era que tenía que explicar de donde venía la expresión.

La combinación de expresiones como esas, más los gestos de las manos, moviendo los dedos, tocándose el pelo o los objetos alrededor, es todo un teatro cotidiano, normalmente asumido de manera natural, pero en realidad hace una diferencia entre unas personas y otras y resultan ser efectos especiales.

El tema es largo y hay mucho otros puntos que se pueden mencionar.  Cada cual se rodea de personas que tienen distintas formas de expresarse. Solo invito a estar atentos, a escuchar y a disfrutar todas esas expresiones.

Ando Buscando una Palabra

Estoy buscando una palabra, tengo imágenes bailando en mi cabeza y un nudo en la garganta que no tiene código para expresarse y que empuja fuertemente con deseos de desbordarse.  Y justo escucho la canción ¨Quien Fuera¨, de Silvio Rodríguez, esa que siempre me ha gustado de manera especial, sobre todo y no sabría como explicarlo, cuando menciona a Nemo El Capitán.

Estoy buscando una escafandra
Al pie del mar de los delirios
¿Quién fuera Jacques Costeau?
¿Quién fuera Nemo el capitán?
¿Quién fuera el batiscafo de tu abismo?
¿Quién fuera explorador?

Al analizarlo siento con mayor razón que el inicio de la canción es acertado, porque no encuentro palabras para expresar esa inclinación especial por la mención de Nemo, y no es exáctamente la sensación de tenerlo En la Punta de la Lengua, es esa reflexión en donde las palabras que conoces ya las has utilizado y necesitas una palabra nueva, emocional, sublime.

Quiero imaginar que de ahí vienen los sonidos utilizados como palabras y no me estoy refiriendo a las canciones, sino a combinaciones de notas musicales que expresan emociones, como la idea de los sonidos del universo que desconocemos, o de otros planetas.

Pensando en los sonidos del espacio, ya mi imaginación tiene registrado un sonido específico para las estrellas, algo así como cristales que se mueven en el agua combinado con el viento susurrando en un arrastre largo entre montañas, como si silbaran.    Quizás si supiera de música podría decir que eso es en La o en Do menor, o algo similar. Comparto un enlace a un video que se acerca a mi idea personal https://youtu.be/OGKjcnw68j4.  Para eso también necesito una palabra.

https://youtu.be/OGKjcnw68j4

Estoy buscando melodía 
Para tener como llamarte
¿Quién fuera ruiseñor?
¿Quién fuera Lennon y McCartney 
Sindo Garay, Violeta, Chico Buarque? 
¿Quién fuera tu trovador? 

Cuando de expresar emociones se trata:  la alegría inmensa, el dolor, el impacto, el amor, a veces no es suficiente lo que hayamos aprendido en las aulas o siendo lector constante, a veces ya hemos utilizado todas las palabras conocidas para expresarnos y sin embargo llegamos a un punto en donde no reflejan lo que queremos decir y es en  ese momento en que nos gustaría poder inventar algo nuevo, crear un código especial, quizás un conjuro.

Estoy buscando una palabra
En el umbral de tu misterio
¿Quién fuera Alí Babá?
¿Quién fuera el mítico Simbad?
¿Quién fuera un poderoso sortilegio?
¿Quién fuera encantador?

Quizás ya haya alguien inventando palabras que me puedan servir, quizás podamos nosotros crear un nuevo listado, un diccionario alternativo.


FILOSOFIAS DE VIDA EN LO COTIDIANO

Tom Hanks, interpretando a Forest Gump en la película del mismo nombre, hacía alegorías tomando como referencia una caja de bombones variados. 

Cada cual hace su paralelismo con aquello que el momento le provee.

Hoy justamente recordé ese momento de la película cuando estaba limpiando unas habichuelas para ponerlas a ablandar. Cuando saqué las habichuelas del paquete, en mi mente comencé a describir los pasos que debía seguir y en cada uno de esos pensamientos me fui dando cuenta que había un paralelismo entre lo que estaba haciendo y la vida misma.

Se me ocurrió contar el proceso como si fuese una receta de cocina de modo tal que quedaran evidenciadas las coincidencias con la vida real.  

En sentido general el proceso de limpieza de las habichuelas se inicia tomando puñados grandes de granos que vamos moviendo de una mano a otra para verificar que no hayan partes dañadas. Al constatar que todos están bien, entonces procedemos a colocarlos en otro envase profundo que hemos dispuesto para hacer la separación hasta terminar con el lavado total.

Y así vamos avanzando, iniciando con puñados grandes y luego reduciendo la cantidad.  Debemos reconocer los granos dañados  y la basura que se ha emnpacado.  

A medida que avanzamos en la limpieza de todo el paquete de habichuelas, los puñados son más pequeños y casi siempre todo lo que no funciona va quedando en el fondo. Fácilmente,  como si tuvieran vida propia, esas partes dañadas se tratan de camuflagear con las demás para poder entrar en la olla. Hay que estar muy atentos para no equivocarnos. 

En el proceso podemos encontrar mitades de habichuelas. No siempre son desechables, no siempre lo que está roto es porque está dañado.  Hay momentos en que lo que está roto puede servir y otras veces no. Hay que aprender a identificar cuando realmente puede servir una habichuela rota.   

Otras veces veces se ven enteras y normales y por dentro están dañadas, no se nota y pasan inadvertidas.  A veces son notorias, fáciles de separar. También es posible que encontremos alguna basurita e incusive hasta es posible que encontramos alguna pequeña piedrecita que procedemos a eliminar.

Otra pieza no deseada son aquellas que no corresponden al tipo de habichuelas que estamos limpiando.  No están mal, lo diferente no tiene por qué ser malo, de nosotros depende aceptar las diferencias o separarlas.

Al terminar de quitar las piezas dañadas, toca el lavado: con abundante agua hay que remover mucho, de esa manera no solo quitamos el sucio, sino que también movilizamos los granos.  Los que no sirven, aunque se vean bien por fuera, quedarán flotando con el agua, con lo cual tenemos la oportunidad de filtrar mejor los buenos granos. Es una acción que debe repetirse varias veces antes de finalmente poner su olla de habichuelas a ablandar en la estufa.

Me pareció que en el proceso encontré muchas lecciones de vida.  En este momento fue simplemente con la limpieza y lavado de unas simples habichuelas.  Sé que aparecen por ahí muchas otros procesos de la vida cotidiana aparentemente simples, pero con descripciones que nos parecen filosofías de vida.



La Dimensión del Dolor

He tardado mucho en compartir ideas, pero no he dejado de tenerlas y de ir desarrollándolas.

En medio de ese proceso he tenido que enfrentar un suceso que me ha conmocionado, golpeando fuertemente mi corazón, la partida física de un amigo que no mostraba indicios de dejarnos en estos momentos ni tan abruptamente. Ha sido un suceso muy doloroso para todos los que le conocimos, en especial sus parientes.  Me ha puesto a reflexionar, no sobre la muerte, sino sobre la dimensión del dolor.

Al igual que el dolor físico por alguna situación de salud, el dolor emocional se siente en la piel, se siente la falta de aire, el llanto a veces no es suficiente para sacar la pena y tanto llorar hace que duela el pecho de manera literal.  Llega un momento en que los ojos quedan secos, no porque ya no sienta llanto, sino porque el dolor supera la cantidad de agua y sales que puedan producir. Hasta que nos abruma el silencio profundo, nos absorve, y entonces empieza a llegar la calma, empieza a resonar el sosiego y a liberarnos de las sombras.

Por supuesto también depende de la tolerancia al dolor que tiene cada persona, de la forma en que se abra para dar paso al dolor y de los nudos que hayan atado los lazos que los unieron.

Este no es un tema fácil, ni de conversar, ni de explicar. Tampoco para dar consejos sobre cómo manejarlo, porque el alcance solo lo conoce cada persona, cada uno es quien sabe  sobre los apegos, los vacíos, los afectos.

Sin embargo las experiencias personales de otros pueden ser positivas si ofrecen alguna idea que contribuya a superar la dificultad y evite caer en un pozo profundo de dolor, pero cada persona tiene en sus manos la llave correcta para salir adelante. Como en el amor, no existe la fórmula perfecta, las circunstancias son las que van dictando lo que puede servir a los efectos de sanar el corazón.

En principio quizás se evite estar entre la gente, pero lo mejor es contar con personas queridas alrededor,  que sean conscientes del suceso, que simplemente estén cerca, acompañando, dándole valor al camino que se debe continuar recorriendo. 

Mantener la mente ocupada es importante, el trabajo o actividades en el hogar.  Leer será un poco difícil, se necesita cierto nivel de concentración para pasar de una página a otra, pero algunos programas de televisión, de preferencia relajados o divertidos, pueden servir para llenar vacíos. Queda confirmado que la risa de los niños es el mejor medicamento y si hay algunos cerca, compartir con ellos será un paliativo.

Honrar la memoria de la persona que partió es importante, recordándole con los eventos bonitos, las cosas que le identificaban, dejándose acompañar de sus cualidades, llenando la memoria de sucesos agradables.

Lo demás se irá construyendo día a día, unos con menos pesar que otros, pero con la certeza de que basta un día a la vez y el día siguiente será mejor.  Sujetarse a la mano de lo divino que nos acompaña, que habita en el corazón, pondrá ese unguento mágico que ayudará a sanar las tristezas del corazón.



P.D. Recordando a mi amigo, ¨el primo ¨, pero sobre todo, en solidaridad emocional y de afectos con mi hermana de otra madre.


Hija Predilecta, Bendecida



La celebración del día del Blog es una fecha que no está registrada de manera oficial, tampoco en la libreta de eventos ubicada en mi cabeza, mucho menos en el viejo rolodex que también guardo en mi memoria por si acaso no es tan reciente la fecha a recordar.  

Hace tiempo que decidí que ese sector del disco duro de mi cabeza no lo iba a ocupar preocupándome por recordar números de teléfonos o eventos; hay que darle paso a la tecnología y si esa tecnología es un elemento adicional que llevas contigo, pues hay que aprovecharla y desde entonces me apoyo en esas herramientas. Además también tenemos las redes sociales que se encargan de avisar por todo.

Volviendo al evento que debía recordar, contaba que se celebra el día del bloguero  el 31 de agosto.  El pasado año lo conmemoré por primera vez, aunque me vine a enterar un poco tarde y lo hice escribiendo sobre ello en No lo pude celebrar - Día del Blog-  

En esa entrada expresé mi curiosidad por entender los orígenes de la celebración, pero este año me quedé con la evaluación y valorización de la denominación de bloguero/a y mi aporte y posición en este segmento.

Hice un repaso por las publicaciones realizadas y puedo decir, sin perder la humildad, que me sentí orgullosa de mi exclusivo espacio de escritura, no solo porque desde julio del 2008, que significan muchos años acumulados aunque haciendo aportes esporádicos, fallando en la constancia y de vez en cuando procastinándome, sino por haber superado muchas limitaciones, por sostener la temática sin desviar mi atención en el momento y los eventos que pudieran estar sucediendo, tanto desde el entorno exterior como internamente, pero sobre todo por haber conectado aún más con la pasión de escribir, de contar historias, de mirar las flores imaginarias que se encuentran junto a las hojas reales que hay en el jarrón sobre mi mesa y compartirlo.


Poco o suficiente, he sido fiel a la descripción sobre La Punta de la LenguaDe aquello que debo compartir, porque sería intolerable callarlo y no disfrutar ese placer con los demás, de lo rico que fue eso último que acabamos de probar y que dejó huellas en nuestra mente y nuestro paladar, del agradable recuerdo de lo que vimos recientemente o anteriormente, ese aroma que se te pega, se mete en tu nariz y la experiencia de describirlo es deliciosa, sentir la piel vibrar, nacer y vivir.

Y de repente, durante ese momento de reflexión sobre el blog, escribir y lo que ha significado para mi, me llegó a la mente la expresión: Soy una hija predilecta de Dios, Bendecida.  No exáctamente en el contexto espiritual, sino más bien como expresión sarcástica utilizada en  los últimos tiempos para enmascarar los logros conseguidos, no con el esfuerzo realizado para crecer, sino mediante estrategias y artimañas.  En este caso se trata de la bendición de ir descubriendo y mejorando la capacidad de escribir, de poner manos a la obra.

Puedo contar que aunque no es mucho, sobre todo si hacemos comparaciones, he realizado 138 aportes en un proyecto que inició como un mecanismo de liberación y entretenimiento. Debo confesar que tengo un par de ellas que no son de acceso público

Una de ellas fue un desahogo, aunque sin entrar en daños a terceros, y la hubiese dejado colocada pero cuando envié el enlace al entonces muy limitado grupo de personas con quienes compartía lo que se me ocurría, por error el correo se fue a todo el mundo, personal y laboral y gracias a la pronta observación de un amigo la pude retirar a tiempo. Y ahí ha quedado, en reserva.

La otra la hice de manera deliberada para una sola persona y podría decir que es una de las entradas que mejor me ha quedado y de las que más me ha gustado. Lo siento, no tendrán el privilegio de leerla.

Entonces, con conocimiento de causa invito a que descubran esa pasión que cada uno lleva dentro; comenzando desde lo mínimo se logra llegar a peldaños elevados, pero lo mejor es el trayecto, el camino que hay que cruzar para ir superando el tiempo y el espacio, encontrando nuevas formas, ideas, miradas.  De seguro que esa pasión hará que sea único, especial, les hará sentirse bendecidos/as y no con artificios, sino con la alegría del corazón y el esfuerzo de sus propias manos. 

Esta hija predilecta va transitando por esas rutas, con la mirada de cada uno de los que se detienen a leerme.

¿Se preparó para la tormenta?

Hay un país en el mundo, colocado en el mismo trayecto del sol.... y de los ciclones y huracanes: República Dominicana. 

Parte difícil pero también parte de la diversión, porque no es solamente la bendición de ser una hermosa isla del Caribe, con playas de todos los colores, de aguas límpidas y muchas hasta desconocidas por nosotros mismos, vírgenes, secretas.  

Recientemente hemos tenido aviso por la formación de dos tormentas tropicales y por supuesto, por ser parte de nuestra agenda anual entre el 1ro de junio y el 30 de noviembre, ya tenemos reconocidas las indicaciones sobre qué hacer antes, durante y después de cualquier depresión atmosférica que pueda afectar nuestro país.

Me voy a referir de manera específica a las acciones preventivas. 

Como parte de nuestra idiosincracia, además de las recomendaciones de las autoridades e instituciones llamadas a hacer la alerta a la población, hay un llamado no oficial de los dominicanos a considerar otros elementos:

1. Hay que aprovisionarse. Esto es una prerrogativa constante para cualquier circunstancia que amerite prevención, sin embargo, además de los alimentos básicos recomendados, en el carrito del supermercado no pueden faltar: 

  • Los ingredientes del sancocho, porque un aguacero amerita un caldo, con su aguacate incluido.
  • El alcohol de su preferencia, aunque siempre la referencia es al ¨ romo ¨ .
  • De cenar toca chocolate caliente y pan. Y si se fue la luz ya usted sabe que se va a comer mucho pan, porque con algo se entretiene a los muchachos.

2. Hay que recoger todas las toallas viejas. Son las que se utilizan para evitar que se entre agua por debajo de las puertas.

3. De manera regular se recomienda tener agua envasada, para beber, pero también hay que tener agua para limpieza e higiene, por lo que hay que buscar unos cuantos galones adicionales para llenarlos y colocarlos en los baños.  También se aprovechan en la cocina los calderos y las ollas grandes.  No olvide sacar los jarros para colocarlos donde caen goteras y atrapar el agua que por ahí se mete.

4. Busque y ponga a cargar a tiempo una batería adicional para el celular, porque aunque no haya internet, hay que saber cómo está avanzando la brisa y cual es la situación de la familia, poner una musiquita y de vez en cuando mover algunas fichas de ese juego que tiene guardado. Y no se olvide de la tarjeta de recarga para los minutos de llamada.

5. Hay que tener las barajas y el dominó a mano, porque cualquier brisa tumba los cables de la electricidad y desde que se vaya la luz, que también se lleva el internet, hay que entretenerse con algo.

6. Si vive en un edificio, esté atento a que comience a llover para aprovechar y lavar las ventanas y que no le moleste al vecino de abajo.

7. Ponga a mano esa pijama que nunca usa porque siempre hace mucho calor.  Quizás pueda usarla, si no es que le toca sacar mucha agua y estar alerta por cualquier situación extrema.  Si ese es el caso, los tenis, la cachucha y la chaqueta de agua es lo que debe buscar.

Deben haber muchas otras indicaciones, tanto dependiendo de la zona donde resida, como de las condiciones que tenga en su hogar o de la altura en que usted viva en su edificio.  A algunos se le entra agua por las ventanas, por la filtración del techo o por la misma puerta.  La cuestión es quitarle negatividad al momento y vivir más felices.

¿Qué se me ha olvidado?




Relato de las peripecias de un colchón

En la transmisión de un programa matutino de radio que escucho a diario, desarrollaron un segmento con un guión muy divertido. Me he reído muchísimo con la presentación y quiero contarles la historia.

Era el relato de un colchón dominicano que contaba su historia, interpretado por Kenny Grullón.  Cuando empecé a escuchar el programa, nuestro personaje el colchón contaba que acompañaba a la muchacha del servicio de limpieza de la casa de Consuelo Despradel, destacada comentarista de radio y televisión, cuando lo tiraron a la calle con todo y la muchacha porque ésta había cometido algunos errores (toda una historia sobre unos amores y los oficios pendientes). 

Lo recogieron y fue a parar a un colmado, donde pasó muchas dificultades, ¨ aguantando sudores de gente sucia, que no se bañaba, gente que se endrogaba, ropa sucia que le ponían debajo, sacos de arroz que le tiraban arriba ¨.   La manera jocosa en que se expresaba este colchón, más bien colchoneta de cama twin según las descripciones que iba dando, para mi era genial. 

Luego continuó su relato, el colchón.  El colmado en el que estaba viviendo fue cerrado por pandemia.  Puesto nuevamente en la calle, lo recogió una guagua ambulante de las que van comprando ¨ cama vieja, estufa vieja, hierros viejos, todo lo viejo ¨, y se salvó, porque fue llevado a las fábricas que reparan colchones ubicadas en Villa Consuelo y allí fue restaurado.  Nos contaba el renovado colchón que ¨ trató de tener amores con un pillow top ¨, pero este era muy comparón, ¨ estaba todo el tiempo envuelto en plástico y no hablaba con todo el mundo ¨.  Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

En la misma zona se encontró con un postopédico que ¨ lo trataba como una Reina ¨, marca de colchones de tradiciones dominicanas.   Sin embargo, nuestro colchón no se contuvo y le ¨ pegó cuernos ¨ con un pillow top.

Quiso ir a Tokyo, a los Juegos Olímpicos 2020 y decidió preparar un tour con un grupo de colchones, pero se dieron cuenta que estaban pidiendo muchas condiciones y había muchas restricciones y lo que en realidad motivaba a este colchón era la idea de ¨ conocer un negro de los de Kenia, poderosos ¨. No pudo lograrlo.

Ya se pueden imaginar las travesuras y peripecias de este colchón.  Además de la risa que llevé en todo el camino, por el tema y la interpretación, me quedé pensando sobre las cosas que nos rodean y en lo qué  dirían si pudieran hablar.

Historias si que la tienen, porque hay que ver lo que podría contar una mecedora.  En el 2019 yo misma publiqué el posible mensaje de una lámpara de la calle, en Te veo pasar.

Pienso entonces que debemos prestar atención a todas las cosas que nos rodean, ya sea que creamos que son inanimadas o que no lo sean, como las mascotas, y entender la historia que viven, las situaciones que atraviesan y cómo influimos en el recorrido de vida paralelo que tenemos con ellas.  Agradecer la cama que nos sostiene y brinda descanso y con ella un alto número de accesorios que nos ayudan a tener mejores condiciones de vida.



Mis fantasmas personales

Me he divertido muchísimo leyendo un relato sobre fantasmas, escrito por Eduardo García Michel en su columna EN DIRECTO del períodico Diario Libre (https://www.diariolibre.com/opinion/en-directo/los-fantasmas-son-mamiferos-PC27611097)

Y después de disfrutar la columna varias veces, empecé a escuchar las voces de mis propios fantasmas, sintiéndose identificados y haciendo un llamado de atención. Porque en realidad más que fantasmas, son compañía, aliados, protectores.  Me empujan a que también les mencione en La Punta de la Lengua.  

De manera natural se han convertido en ese ¨ chisme ¨ (expresión popular de los españoles, tal y como les he compartido en aquel escrito de marzo de este año sobre ¨ El Susurro Mágico ¨ ), dándome buenos consejos y advertencias para mi mayor bien.   Mis fantasmas son variopintos: ángeles, maestros, guías, parientes que dejaron de estar físicamente, seres de luz, algunos que se ven como luz, otros que ni se ven, pero se sienten. 

Con frecuencia la gente invoca a sus ángeles y me pregunto si en realidad están preparados para ver un ángel de acuerdo a las descripciones conocidas.  Suponemos que son seres alados y brillantes. He leído también que en realidad su tamaño, en términos de figura humana, es superior a lo que podemos imaginar, la fuerza de la energía que emanan también debe encontrar recepción en nuestros cuerpos, con lo cual hay ciertas condiciones de entendimiento y de fe que hay que poseer. 

¿Estaremos realmente preparados para ver ángeles en su dimensión? 

Porque no es lo mismo decir que viene el lobo a realmente verlo llegar.  

Confieso que tuve momentos de meditación donde llegué a analizar cómo sería la llegada de un ángel a mi habitación. ¿Qué haría? ¿Me asustaría? ¿Visualmente estaría preparada para lo que podría ser? ¿De qué le hablaría? ¿Podría siquiera decir alguna palabra?  Todavía hoy no sé si estaría preparada para un encuentro de ese tipo, pero mientras tanto me he adaptado a otras posibilidades: flashes de luz que se perciben con los ojos cerrados, o con ellos abiertos, como si de estrellas fugaces se tratara.

Algunos de esos fantasmas se presentan con efectos sensoriales, unos escalofrios, un cambio en la atmósfera difícil de explicar.  Algunas veces se escuchan ruidos, voces que uno hace el esfuerzo de ubicar en algún lugar de la habitación. ¿Olores? Ciertamente hay algunos que están identificados con aromas específicos, un perfume, una bebida.  

No sé dentro de qué categoría podría encasillarse a esos fantasmas que te cambian las cosas de lugar, pero de que los hay, sin lugar a dudas. 

A veces tengo pesadillas y en el instante en que puedo gritar para salir del enredo lo primero que surge es una oración, la forma de soltar el malestar y sujetarme a la mano poderosa que me reconforta, pero a continuación empiezo a buscar donde andan esos acompañantes que me guardan en todo momento.  Se van y me dejan sufriendo el doloroso malestar de un sueño no deseado.

Quizás no sea muy alto el número de personas que es consciente de los fantasmas que le acompañan, o si en realidad estén dispuestos a aceptar la posibilidad de que existen.  Puede ser divertido, les aseguro que si, contar con amigos personales e íntimos a quienes puedes hablar en cualquier momento, desde tu cabeza o en voz alta tratando de no perder el juicio, más bien de encontrarlo, de llenar de sosiego el alma y de escuchar, porque puede haber mucha conversación y mucha travesura.

 Yo debo estar perdiéndome de algunas variedades posibles.  ¿Conocen alguna?




A quien pueda interesar: alegrias compartidas

Escribo estas líneas con una profunda satisfaccion y alegria y quiero compartirla, porque como está escrito por aquí: 

De esto se trata

De aquello que debo compartir, porque sería intolerable callarlo y no disfrutar ese placer con los demás...

Y como dice una frase de Benedetti: ¨ no sé si lo habrá notado, pero de manera discreta...¨ , quizás en algún momento haya comentado que soy de tendencia a tener muchos sueños, largos y detallados,  ser consciente durante ellos y a recordarlos íntegros al levantarme.  Si no lo sabían, acabo de hacer una revelación.

En la madrugada de un día de principios del año 2019 tuve un sueño con toda esa descripción, largo y detallado. Reconozco la fecha exacta porque de  manera especial  me preocupé por escribirlo con todos sus detalles.  Era algo novedoso, también agotador, porque estaba vinculado al trabajo y era evidente el esfuerzo que realicé durante el tiempo que se ejecutó; amanecí muy cansada, sobre todo porque se supone que se duerme para descansar y eso fue como un bateo corrido.

Puedo detallar que el sueño estaba enmarcado en un ambiente futurista, no había carros voladores, pero si estructuras y organización social diferente. Tuve una situación difícil en el ambiente laboral, abuso de poder, presión, sobre asignación de labores, pero todo eso estuvo acompañado de desarrollo de estrategias, de creatividad, elaboración de proyectos, que al final tuvieron un alcance y apoyo exitoso y productivo.

Al despertar tomé nota detallada del proyecto que desarrollé mientras dormía.  Las acciones estaban dirigidas al bien común, un enfoque de responsabilidad social en beneficio tanto de la institución como de los colaboradores.  Lo conversé con tres personas y después de mucho revisar lo que había escrito, decidí compartirlo con la persona de interés en la institución donde laboro.  Reflexionando llegué a la conclusión de que si esa idea había llegado a mi a través de un sueño tan lúcido y detallado, no podía retenerla. Lo importante era que se pudiera desarrollar, estuviese o no involucrada. 

En principio no hubo respuesta, pero tampoco hubo rechazo. Después de unas semanas me atreví a preguntar y obtuve una vaga respuesta. De todos modos me sentí con el deber cumplido.

Hasta que lo vi recientemente.

La satisfacción que estoy sintiendo es porque he visto en una publicación sobre Responsabilidad Social de una institución en México, la cual a partir de la pandemia ha desarrollado algunas estrategias nuevas, entre ellas una que ejecuta la idea que presenté aquí dos años atrás.  Lo expresado en el artículo que leí no tenía el detalle del proyecto, pero bastaron esas 3 líneas de explicación para saber que se trataba de lo mismo y de inmediato emocionarme.  

En su momento me llegué a cuestionar sobre ese proyecto producto de un sueño, su validez, efectividad, posible acogida.  Ver que otros lo ejecutan me reconfirma y me reconforta. La idea es buena y ha sido replicada.

La puedo compartir, a quien pueda interesar.


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