CUÉNTAME TUS HISTORIAS

¨Algunas historias no pueden ser contadas, 
deben ser descubiertas¨.
Raymond Reddington, 
Temporada 10, Episodio 10.

Escuchar ese comentario me resultó impactante, porque me encanta escuchar historias cotidianas, me encantan los relatos sobre circunstancias, momentos que parecían ser comunes pero que por un giro inesperado del universo se convirtieron de repente en especiales, espectaculares y probablemente divertidos.  Pero ciertamente, después de eliminar algunas barreras mentales que me estaban bloqueando en relación a ese comentario, además de avanzar un poco más en ese capítulo de esa serie, entendí la lección y aprendí el objetivo del mismo.  
Entendí que no se trataba especialmente de ese tipo de relatos que me encantan, sino más bien de las historias de nuestras vidas que quedan envueltas en un velo, que tienen otro matiz, que pueden o no cambiar el curso de nuestras vidas o por lo menos proporcionarle otro enfoque.

Con frecuencia descubrir por uno mismo lo que estamos investigando y deseamos saber no tiene el mismo impacto que cuando otra persona nos entrega toda lo que necesitamos conocer en un solo momento.  En la información que estamos recibiendo se pueden agregar matices, conceptos propios de quien expresa la historia, visiones diferentes y hasta formas diferentes de enfrentar las verdades y las decisiones a tomar.

A cierta edad resulta difícil aceptar consejos, escuchar las experiencias de otra persona y seguir sus pasos para no tropezar con la misma piedra, pero con el paso del tiempo uno va entendiendo y aceptando y hasta priorizando y buscando escuchar las experiencias de otros.  Muchos entienden que hay que romperse el dedo chiquito del pie y sufrir el golpe, aunque ya te hubiesen dicho que eso estaba ahí y que podría resultar peligroso o doloroso.

Pero no solo se trata de lo que se puede evitar porque alguien más tuvo la experiencia y la compartió contigo, o del efecto que puede tener descubrir por uno mismo la información requerida y buscada, sino que en el proceso, en el camino a recorrer se pueda valorar si realmente esa verdad que andamos buscando es necesaria porque su resultado puede cambiar su situación o sus decisiones.

Me quedo con los relatos de las experiencias de otros. La niña en mi, que no está para nada escondida o profunda, disfruta enormemente escuchando a las demás personas cuando empiezan a contar sus historias, recuerdos y situaciones vividas.  De hecho, cuando puedo aprovechar un espacio de conversación con alguien, procuro guiar la misma para que la otra persona sienta la confianza de contar sus memorias y yo me dedico a escuchar y a disfrutar el momento.  

Esto normalmente sucede donde hay personas mayores que yo, las cuales tienen millones de bytes de recuerdos en sus memorias, sin embargo, todo el mundo, de cualquier edad, tiene algo que contar y con mucha frecuencia las historias más divertidas también pueden venir de los niños.

Yo misma comparto en cada una de las publicaciones que realizo a través de este espacio, distintas situaciones que he tenido.  Algunas son muy específicas y directas, reflejan un momento especial con la descripción detallada del lugar, el proceso y las personas involucradas, pero otras son muy sutiles, están en el trasfondo y solo se ve en detalle el mensaje que quedó como resultado.  Como este relato de hoy.

Contar historias nos permite disfrutar nuevamente del recuerdo, nos conecta con la felicidad, porque una parte importante de la felicidad son los momentos vividos, nos recuerda la inmensa riqueza que llevamos dentro, que además es mágica, porque no pesa.

!Cuanto me gustaría escuchar tu historia!




El viaje de una mariposa criolla

Qué agradable poder estirarse, ya me estaba quedando muy apretado el traje que me protegía en mi edad infantil, era hora de soltar las costuras y estrenar mis nuevos colores. Mis hermanos y hermanas también han ido rompiendo sus envolturas y enderezando sus brazos y es hermoso el brillo en sus alas.  Somos muchas, muchísimas, las que estamos despertando de este sueño de crecimiento y aunque nos diferencian entre machos y hembras, todas terminamos siendo una misma: mariposas, eso si, cultivadas y criadas en esta tierra y pertenecientes a la mismísima familia Aphrissa, que ya estamos regados por toda la isla.  

!Porque los domincanos nacemos donde nos da la gana!

!Estas alas color amarillo-verdoso, aparentemente pálido pero brillante, son espectaculares! Me encanta mi nuevo traje, me encanta como puedo moverlo y como el movimiento me refresca de este caloraso que está haciendo y además, hay que ser honestos, este cuerpaso nuevo no puede estar mejor vestido que con estas alas amarillas.  El color de la temporada.

De inmediato noto que todas se mueven rápidamente hacia un árbol en la orilla del camino,  cubriéndolo y haciendo que se vea como si las hojas se movieran con el viento y cambiaran de color, por la variedad de tonos de las alas. También me doy cuenta que este árbol tiene unas bolitas muy olorosas que abren el apetito de inmediato.  Me acerco y ya entiendo por qué es hipnotizante el vuelo hacia las bayas: son jugosas y dulces.  Yo que había estado durmiendo por un buen rato, comiendo insectos y hojitas, y ahora que despierto lo primero que me brindan es este trago que me hace efecto de inmediato.  Uyyy, estoy que bailo cualquier merengue de Toño Rosario sobre un techo de zinc al mediodía, !y con más gusto si es el kulikitakaki!  !Cuanta Sabrosura!

Pasado unos minutos continúa la marcha.  Hay que moverse. Hay que seguir.  JeanA Surielita, la pronosticadora de las corrientes de aire, ha activado los sensores de cada una de nosotras para que podamos sentir la brisa caliente y percibir mejor el aroma de las bolitas dulces. 

El tour sale en breves segundos, el recorrido incluye dos lomas, una bajaita, tres grandes árboles donde haremos una parada para un refrigerio y descanso.  Por esa zona corre un rio que es la vía que vamos a tomar y aunque está un poquito ¨desflecao y seco¨, la humedad nos sirve de guía para el recorrido.  Seguimos por esa autopista húmeda para llegar a un campo donde hay algunos animales que producen leche. La leche no es lo nuestro, pero son amistosas las vacas esas y dicen que son familias de unas muy hermosas que viven en Holanda y que producen unos quesos muy buscados por los humanos. 

El paisaje es hermoso. Hacia arriba un azul brillante, iluminado por una gran luz amarilla y caliente. Hacia el frente las plantas de un verde más intenso que nuestros vestidos y por algunas zonas unas hermosas flores de diferentes colores y con una bebida sabrosa.

Saliendo de ese campo ya encontramos unos grandes caminos de tecnología avanzada, creadas para las naves de los humanos, que según me han contando, son muy peligrosas. Hemos llegado a esta zona un poco tarde, ya casi no se siente el caliente del camino y nos indican que vamos a detenernos en el hotel que está antes de cruzar, un inmenso árbol de 5 estrellas, con diferentes niveles, bocadillos de primera y stándares de seguridad significativos.  Esta isla es fabulosa porque no aparecen animales raros que vayan atacando a cualquier mariposa que esté haciendo un paseo, como nosotras, que aunque el recorrido es nuestro trayecto de vida, no dejamos de admirarnos y disfrutar.

Antes de acomodarnos nos informa la líder de equipo que al amanecer, antes de salir, recibiremos un rápido entrenamiento para la carrera olímpica que vamos a realizar.  No estoy muy clara sobre a qué se refiere con lo que ha dicho, pero por lo pronto tenemos la noche libre y algunas de nosotras iremos a explorar en los alrededores, a ver si encontramos algún ¨guiri guiri¨ (cabaret de campo) donde se pueda aprender a bailar algunos merengues típicos.

Y pasada la noche, parece que bailar tres merengues de Fefita La Grande son más que suficientes para estar entrenados. Vamos al mambo, tempranito, al entrenamiento que nos avisaron que íbamos a tener. 

El reto: atravesar la autopista sin coincidir con una nave humana.  Empiezan los grupos, pero debemos seguir muy de cerca todos, con pocos grados de separación porque eso es parte de nuestra naturaleza. Comienza a cruzar el primer bloque de mariposas, no vemos ninguna nave venir, el cielo hoy también está muy azul y brillante. No parece que pueda ser algo complicado... hasta que de repente y a toda velocidad viene un vehículo y su rapidez y fuerza supera el aleteo de nuestras alas. Sin remedio algunas de mis hermanas quedan aplastadas en una plancha dura y transparente que se encuentra en la parte delantera del vehículo.

En paz descanse mi querida hermana. Una vida más corta de lo programado.

Una vida brillante, llena de luz y color, llevando emoción a los corazones en cada movimiento de las alas, augurando alegrias, creatividad, inspirando a grandes escritores. Antes de tiempo pero como parte de la vida, misión cumplida.  Sigamos adelante el camino.

del otro lado de la barra

Debo confesar que siempre me gustaron las barras, en bares o en restaurantes, mientras se espera una mesa disponible. Me gusta la informalidad que tiene ese espacio dentro de un bar.  Es un punto de referencia para todo el que llega a un lugar, ya sea para encontrarse con alguien más o simplemente porque quiere observar el ambiente donde ha llegado, para desde allí decidir donde colocarse o si no le gusta el entorno, entonces retirarse.

Pero más allá de su funcionalidad y lo acogedor que puede ser, lo que realmente me resulta atractivo es el otro lado del bar, la posición del bartender, su rol especial, no el de servir las bebidas, sino acompañando a quien está sentado esperando o disfrutando un trago. 

Me gusta mucho un comentario que hace el cantante Ismael Serrano en la presentación de su disco Principio de Incertidumbre, que dice; ¨los peores antros a las peores horas están llenos de la mejor gente¨.  Muchos de esos encuentros se inician en la barra de un bar. También añade: ¨quien no se ha enamorado al pie de una barra¨, pero eso lo veremos en otra ocasión. 

Poniendo a correr la imaginación me coloco a mi misma desde el otro lado del bar.  Desde la llegada de la gente, su mirada, lo que dicen sus pasos, si llegó solo o acompañado.   Sospecho que con el tiempo y lo vivido se va creando cierto conocimiento intuitivo inmediato sobre las personas que se acercan a la barra. Se termina siendo un psicólogo o un sacerdote detrás de un confesionario.

 ¿Estará de paso o se sentará en la barra a acompañarme? 

La noche puede ser corta si las compañías agregan valor al momento. Agregue en su imaginación la canción ¨The Piano Man¨, en español o en inglés, como más le guste. 

En países como España, en donde encuentras un bar casi en cada edificio de apartamentos, la barra es el punto central del local y la mayoría pasa por ella al terminar la tarde, para soltar la carga física o emocional de la jornada laboral. No se necesitan penas o preocupaciones más allá de lo que cada uno dejó pendiente y que debe continuar o terminar al otro día, pero hay quienes llevan a cuestas otros dilemas.

Historias de amor y desamor, la sonrisa, la mirada, el gesto en la frente, todas expresiones que pueden decir sin necesidad de las palabras el contexto que nos envuelve.

¿Qué te sirvo? La bebida que se pide al llegar al bar por supuesto que también tiene sus referentes y es parte de las señales.  Algo ligero, rápido, antes de otra bebida más adelante, quizás una cerveza, para ir limpiando el paladar. Este es un visitante de paso, alguien que espera una mesa disponible o quizás otra persona que viene a acompañarle.

Los tragos dulces, licores combinados con alcohol fuerte, divertidos pero peligrosos, reflejan deseos de ser más alegres, más valientes, parte de una búsqueda de la felicidad pero sin tener claro donde encontrarla o qué realmente significa eso. 

Me parece que las personas definidas, determinadas, que se conocen a si mismas, aunque esto no quiere decir que lo tengan todo resuelto, piden un trago sin mezclar, que dependiendo del clima se recomendará la posibilidad de un bloque de hielo.  
Creo que pedirían un whisky solo o a la roca, un trago de ron, quizás una copa de vino, aunque presiento que el vino tiene también un trasfondo especial, un aire de pasión que podría no tener nada que ver con el amor, sino con la persona.  Pidamos al DJ una canción de Sabina, para acompañar este trago.

Hay por ahí todo tipo de información sobre las bebidas y la personalidad de la gente, pero creo que las circunstancias individuales y el momento en que estén viviendo es el que determina el trago que preferiría pedir.  Yo solo estoy asumiendo desde los supuestos y desde mi experiencia personal, la bebida que puede pedir una persona al llegar a un bar, pero lo que realmente me atrae, colocada desde el otro lado de la barra, la posibilidad de dejar correr la imaginación y escuchar las historias que pueden contar cada uno de estos clientes.  

Con color y música de fondo escucharía cada relato y si me lo permite la persona en cuestión, podría agregar alguna palabra que pueda ayudar a cerrar mejor la jornada.  Pasiones, tristezas, festejos, amantes, proyectos, anhelos. Guardaría cada relato contado como si fuera un tesoro, porque corresponde al tesoro de cada corazón.   

Nuestra historia personal siempre nos parece que es mayor, para bien o para mal,  que la de cualquier otra persona.  Es necesario aprender a escuchar para notar que el mundo es pequeñito, el drama lo ponemos nosotros mismos y ciertamente hay casos especiales con una carga de dolor o situaciones muy fuertes, pero quien no conoce también a alguien que ha tenido un problema muy grave y mantiene una sonrisa y unas ganas de vivir como nadie. 

Hay que ponerse en los zapatos del otro, ser empáticos, crear una barra imaginaria, servir un trago y escuchar. Quien sabe, a lo mejor se convierte en mensajero de buenas nuevas, quizás su palabra es lo que la otra persona necesita escuchar para tomar la decisión de su vida y como compensación usted se queda con un nuevo amigo y una historia para recordar.

Juegos de la infancia

Fui hija única hasta los 8 años, con padres muy protectores que limitaban mi círculo de relaciones a un grupo muy cerrado y específico. Tenía una tía paterna y sus 4 hijos que vivían justo al lado de mi casa cuando era niña. Una hembra, la mayor, y tres varones, yo era contemporánea con los dos menores.  Los vecinos de la derecha, con los que compartía el acceso al patio, eran tres varones de edades no muy distantes. La casa de mis primos también tenía una puerta que daba acceso a nuestro patio.

Ese era el único espacio donde podía moverme tranquilamente, y por supuesto, por mayoría de votos, los juegos para compartir eran los que ellos eligieran jugar. Cuando quería jugar con mis muñecas o a las mariquitas, me tocaba hacerlo sola.  En esa época y a esa edad, desde nuestra perspectiva y conocimiento, no eran situaciones de género, no era machismo, era lo normal. 
Tampoco llegué a conocer o a pensar en algún amigo imaginario: ese concepto y en ese grupo social era desconocido.

En realidad no sentía pesar por el hecho de que mis posibilidades de jugar estaban sujetas a las preferencias de una mayoría del sexo opuesto. Era simplemente la oportunidad de compartir los juegos.

Me tocó aprender a jugar bolas o canicas, como usted prefiera llamarle.  El terreno en el patio era irregular y principalmente de roca grande, pero nos la ingeniábamos para hacer el espacio, incluso ese hoyito pequeño y profundo que se usaba para jugar ¨el taquito¨, pegarle a la bola contra el dorso de la mano del oponente, tratando de que quedara dentro. Un poco doloroso. Un castigo. 

También aprendí y disfruté mucho jugando la plaquita. No recuerdo de quien eran las placas que usábamos, pero estaban dobladas de manera que se pudieran quedar de pie, esperando a ser tumbadas con el siguiente batazo. Era la versión popular e infantil del béisbol sin expectativas de llegar a ser profesionales.

Otro de los juegos era el trúcano. Algunas personas lo llamaban ¨trúcamelo¨.  Es un juego más bien neutral, tanto de niñas como de niños y siempre había alguna técnica nueva para la chapa o piedra que era lanzada a las diferentes posiciones numéricas que correspondía saltar. En algún momento era un bollo de papel grueso húmedo, con lo cual se aseguraba que iba a caer justo en la posición deseada.

En el proceso de escribir estas líneas tuve la oportunidad de escuchar a algunas amistades de diferentes generaciones hablar sobre los juegos que acostumbraban cuando tenían menos edad.  Se mencionaron las bicicletas, el juego de guerra y otros juegos al aire libre, se incluyó el parché, como juego de mesa y por supuesto no se podían quedar las muñecas, a las cuales algunas más curiosas llegaron a hacerles cortes de cabello o pasarles el blower sin saber que el pelo era de plástico.

Y buscando fotos en las redes me sorprendió ver que son los mismos juegos en la mayor parte del mundo. No me extrañaría que en Latinoamérica tuviéramos casi todos los mismos juegos, aunque con diferentes nombres, pero fue una sorpresa ver que era lo mismo también en Alemania.

Entendí que no importaba la generación, unos mayores que otros, sino que más bien se trataba de los grupos sociales y del lugar donde vivían, en pueblos o barrios.  Lo mejor fue saber que todos ellos disfrutaron eso mismo que disfruté yo. 

Siempre se termina haciendo la comparación en relación con lo que han jugado nuestros hijos o lo que actualmente juegan los nietos, para aquellos que los tienen, sin embargo entiendo que ninguno es mejor o más divertido que el otro.  Los niños juegan con aquello a lo que tienen acceso y lo que está en promoción, y en tiempos modernos se ha hecho mucho énfasis al desarrollo tecnológico.  

Desde que pueden sujetar algo entre sus deditos empiezan a sentir el tacto de un aparato y a ver la luz de una pantalla. Aprenden a usar los comandos de voz cuando todavía no saben leer o escribir. 

Los que pueden tener acceso, limitado por su alto costo, logran desarrollar algunas habilidades creativas construyendo formas con piezas lego. 

Nos toca como padres tenerlo en cuenta y hacer el esfuerzo para enseñarles otras formas de jugar y disfrutar, más simples, más sanas.  Compartirles nuestra experiencia.  Quizás otra forma de diversión. 






Mientras estaba en un tapon

Hoy en día y con mucha facilidad nos encontramos en una larga fila de vehículos transitando, tratando de avanzar hacia puntos de encuentro, no importa la hora o el lugar.  Ya no hay horas pico, en cualquier momento las calles están congestionadas y sobre todo si la ruta por la que avanzamos tiene algunas otras calles cerradas por reparación, obligando a cambiar la trayectoria regular.

El número de vehículos circulando en las calles ha aumentado y me parece muy bien que más personas tengan oportunidad de tener un vehículo y no tener que utilizar transporte público o pasar trabajo en las calles. Estoy aprendiendo a fluir con las circunstancias.  

Hay mucho que corregir en cuanto al tránsito y el direccionamiento, las posibles vías de desahogo o las rutas a seguir, pero mientras se resuelve (esperemos que no haya tardanza en ese sentido) procuro agendar cualquier cita media hora más tarde de lo que haría de manera regular y salir hacia esas citas media hora más temprano del tiempo que me tardaría normalmente recorrer esa distancia, aprovechando el camino para escuchar música, podcasts y hasta algunos audiolibros si la distancia y el tiempo son largos.

En estos días específicamente he tenido que cambiar el recorrido debido a algunas calles cerradas por reparación en mi ruta, y de igual modo los demás vehículos que avanzamos en el mismo camino, con lo cual aumenta el tránsito.

Me decidí a mirar hacia los lados, cosa que pocas veces hacemos mientras vamos conduciendo, encontrando detalles que con frecuencia dejo pasar por alto.

Fue una sorpresa para mi ver el cuadro para la adoración a la Virgen de la Altagracia que está ubicado al lado derecho de la entrada de la Catedral. Le he tomado fotos desde el vehículo pero tiene un cristal y eso no permite una visión más definida. Lo llamativo del cuadro, del cual aún no sé el nombre del autor o autora (y me gustaría saberlo), es que tiene la misma imagen de la virgen pero con detalles modernos, digamos que actualizado y caribeño: los personajes en el cuadro tienen la piel más bronceada y el niño Jesús no tiene una manta que lo envuelve, sino que está cubierto con un mameluco. Invito a que lo vean y los que hacen el recorrido a pie o conocen la obra, por favor me comentan del autor o autora.

Otro lugar que he descubierto en la zona colonial es el Museo José Cestero, en la Arzobispo Portes 128, a mano izquierda, pero no visible al borde de la acera, sino un poco más adentrado.  José Cestero es llamado ¨El Artista emblemático de la Ciudad Colonial¨, reconocido y con una larga trayectoria.  La referencia me sirvió para entrar a google a buscar referencias sobre el museo y encontrar virtualmente los detalles del mismo, los cuales comparto en el siguiente enlace: 
 https://www.museojosecestero.com/
¿De casualidad conocen a la señora Vera? 
Ya la mencioné anteriormente en uno de mis artículos en donde describía cómo hice una canción para aprender e identificar mi ruta hacia el trabajo y cómo la descubrí.  Está en el segundo nivel de una casa que está ubicada en la calle Padre Billini entre Hostos y Meriño, frente al parque Fray Bartolomé de Las Casas.  
Para mi es la señora Cala, de apellido Vera y me luce que se trata de una modelo de la celebración mexicana del día de los Muertos: si, es una Calavera con un vestido morado, con sombrero y adornos muy alegóricos a la fiesta de los Muertos. 

Y ya que mencionamos segundos niveles, por ahí vi crecer un árbol en un segundo nivel y me preguntaba cómo había sucedido.  Con frecuencia se ve en algunos edificios de la zona colonial, y haciendo suposiciones puedo decir que esas edificaciones coloniales de piedra y barro albergan la posibilidad de crear vida allí donde puede llegar una semilla y un poquito de agua.

Con los tapones he encontrado la oportunidad de descubrir algunas curiosidades, para mi interesantes, divertidas, gratificantes, que también quiero compartir.  
Continuaré tomando fotos y compartiendo lo descubierto. 




Lo que quiero hoy


Hoy no quiero extrañar lo que no tengo.


Hoy no quiero pensar si el clima está caliente en esta isla tropical, si esperamos pronóstico de lluvia o si la sequía está arreciando.


No quiero desear un té caliente mientras me recuesto frente a una ventana, cubierta con frazadas que acarician mi piel.


Hoy disfruto el ruido de las olas chocando en las rocas de la orilla, con los ojos cerrados para ignorar el sargazo que enturbia el mar.


Hoy volteo la cabeza y dejo que la brisa se mezcle con mi pelo y me traiga el aroma de la sal que se confunde con la fragancia de raíces y flores en mi cuerpo.


Abro los ojos y miro hacia arriba entre las hojas del árbol de uvas de playa, ese tibio rayito de sol que ilumina mi rostro.


Hoy el deseo no es viento frío, camas acolchadas y bebida caliente. 


Hoy el deseo no es aire acondicionado y ropa con mangas.


Hoy el deseo es esta brisa, el ruido de las olas, el sabor salado en mis labios y el azul del mar.

Secretos que oculta la almohada

Este simple objeto de la vida cotidiana tiene diferentes propósitos: a veces simplemente decorativo y hasta superfluo, porque con frecuencia tenemos colocadas muchas y variadas sobre la cama y al momento de acostarse hay que dejar a un lado algunas para poder dormir adecuadamente.  Otras veces son curativas porque sirven para acomodar la espalda, el cuello o la cadera y proveer equilibrio en la postura.

Colocadas en la cama, en la silla, en el piso, su ubicación es múltiple, dependiendo de las necesidades, de las circunstancias y de la decoración, así como la cantidad que utilice.

Rellenas de algodón, de material sintético, fibra, plumas, esta variedad está dada en función de los gustos, pero también de las posibilidades económicas, porque una almohada rellena de plumas (antiguamente se mencionaban las plumas de ganso, por ser más suaves), puede costar un poco más de lo regular.   Si hablamos de los tamaños y dimensiones, las encontramos sólidas, finas o gruesas, esponjosas, cuadradas, redondas.  

La almohada provee descanso y placer, cuando la estiramos, la doblamos por pedazo, metemos la mano o el brazo por debajo, o por encima, acomodamos la cabeza y encontramos el punto exacto que nos lleva a rendirnos.  Para las embarazadas, una pequeña almohada colocada de lado y debajo de la barriga ayuda a cambiar la postura y acomodar el peso y da la oportunidad de tener un mejor descanso, a veces tan difícil de conseguir, sobre todo en los últimos meses del embarazo. Sostiene y protege el cuerpo de un bebé y acomoda suavemente a cualquier mascota. 

De acuerdo al tamaño de la cama las puede encontrar en talla regular, queen o king size, cuadradas, más redondas, las ergonómicas, que son utilizadas para alguna condición en la espalda o aquellas que se colocan entre las piernas para proveer equilibrio en la cadera y disminuir el dolor en las piernas.  
¡Hasta para hacer el amor, jugar y reir sirven las almohadas!

Sin embargo, la misión más importante y valiosa de las almohadas va más allá de formas, rellenos, materiales, cantidades o colores. La almohada esconde secretos, pensamientos, ilusiones o decepciones, sueños, no solo los que se tienen al dormir, sino también aquellos que vamos construyendo aún despiertos.

Pero también la almohada puede escuchar las tristezas, recoge las lágrimas cuando se acongoja el corazón y hasta esconde nuestro llanto, cuando el dolor es muy intenso.

Ese momento en que la tristeza es inmensa y provoca llanto y cuando el sueño es profundo y placentero... y de repente tenemos la boca abierta y hasta babeamos dejando una huella, son las únicas veces en donde la almohada no calla, quedan las marcas que pueden ser leídas e interpretadas. Las demás veces ella nos escucha silente, no importa la forma en la que expresemos nuestros sentimientos y emociones, con palabras o sin ellas.

Imagino que son canales, instrumentos divinos que sirven como intermediarios y escuchan las plegarias, las conversaciones, los reclamos, nos ayudan a calmar el corazón y nos ofrecen consejos, ideas, aunque no somos conscientes de eso.

La almohada nos puede dar esperanzas porque no hay problema que no pueda cambiar de visión al poner la cabeza en ella, soltar la preocupación y esperar el dia siguiente, el cual de seguro traerá una nueva oportunidad. 

Quizás este es el momento de mirarlas desde otra perspectiva, estrechar los vínculos con ellas, cuidarlas un poco más, porque siempre se encuentran mejores soluciones después de poner la cabeza en la almohada.

Te cuento una breve historia

El día transcurría sin darnos cuenta, y sin embargo, era el final de la tarde y todavía seguía el sol afuera.  Y mientras tanto, al calor de la cocina, manos que picaban viandas, otras que espolvoreaban especias y orégano y llenaban de magia y sabor las carnes, historias y chismes en perfecta complicidad.  

Llegan los que faltaban y aumentan las alegrías, unos muy chicos, otros menos chicos y otros muy distantes en edad pero aún más chicos que los primeros. Risas, besos, ocurrencias, brindis.  ¿Dònde más se puede buscar la felicidad?

Y para que el día sea más perfecto aún de lo que ya era, entre familia, comidas e historias, recibimos estos tonos del atardecer.

Y sucedió el 8 de abril del 2018,  hace 5 años.  Escrito y publicado en redes. 

No teníamos la más mínima idea de que un día estaríamos en recogimiento por una pandemia mundial que nos apartaría, pero que también nos enseñaría que esos momentos y esas personas son lo que importan en la vida.

Foto Cortesía de Adrián Rosario




 

Un paseo maravilloso

En las pocas horas en que cierro los ojos normalmente estoy soñando y siempre recuerdo cada detalle.  Nunca he cuestionado la metáfora y colorido de los sueños que me abordan,  los he catalogado como un enigma divertido.  Pero también tengo sueños despierta.

Muchos sueños.

Uno de esos está en mi lista más cercana de deseos por cumplir, lo que en otro idioma y latitudes se conoce como bucket list: viajar en tren.  Por supuesto no cualquier tren.  Ya he estado en trenes convencionales, de rutas urbanas, un tren bala, otro que cruza bajo el agua. Me estoy refiriendo a un tren icónico, lleno de glamour, de emociones, como El Expreso de Oriente, escenario en la novela de Agatha Christie, o quizás uno que haga el recorrido hacia Hogwarts, pero con más glamour.

La primera vez que leí la novela de Agatha Christie mi memoria dibujó todos los detalles y dejó guardada la curiosidad y el deseo de alguna vez contar con la posibilidad de hacer un recorrido en un tren como ese, con estilo de película y con un recorrido fascinante.  No sé si me gustaría más en una época y un lugar con nieve, o quizás en otoño, recorriendo largos caminos entre grandes árboles que van cambiando su traje verde a uno más colorido.

La novela de misterio de Agatha Christie, Asesinato en el Oriente Express, fue publicada en enero de 1934 y en 1974 se hizo la película. Pude ver la película muchos años después de haber leído el libro, en los años 90 y recientemente leí algunos artículos y vi unas fotos maravillosas de este hermoso tren.

El Tren Expreso de Oriente (The Orient Express) inició sus recorridos en octubre de 1883 pero tuvo su auge entre 1920 y 1930, especialmente en la ruta París-Estambul. Tenía diferentes rutas recorriendo Europa y a diferencia de lo que vemos en la película, el tren original también tiene cabinas de dormir mucho más espaciosas y lujosas.  Existen variadas opciones de recorrido en tren en diferentes partes del mundo con todos estos finos detalles.

Despertar en una cabina de ensueño, con paneles de madera y finas telas, con el asombro de estar recorriendo lugares hermosamente dibujados por la naturaleza y  luego pasar al restaurante donde parece que  solo te esperan a tí para darte todas las atenciones, tener un rico desayuno, comenzando por supuesto con un café muy aromático, con la posibilidad de ver a través de una ventana el cambio del paisaje.  https://www.belmond.com/es/trains/europe/scotland/belmond-royal-scotsman/

Hacer un recorrido de varios días, diversidad de paisajes, momentos para conversar, para deleitarse simplemente observando por las ventanas; pasar algunas páginas de algún libro emocionante, un aperitivo, porque hay que recordar que estamos de vacaciones, estamos disfrutando un paseo sin tener que manejar, con la posibilidad de estirar las piernas y pasar al baño sin detener el recorrido, disfrutando el panorama.  Quizás tener la oportunidad de detenerse en algún pequeño pueblo de camino, con la posibilidad de dar un paseo entre pequeñas calles, cenar en un restaurante típico, regional, adquirir algún souvenir, descansar y al día siguiente volver a reenganchar en el tren para continuar admirando las maravillas del paisaje y de los lugares por atravesar.

Un sombrero, maquillaje, lentes oscuros para el sol, no pueden faltar las perlas y dependiendo del clima, alguna bufanda o abrigo en contraste. 

Imagino la música en el espacio lounge, quizás un piano o algún violín, o en algún momento cambiamos al jazz, disfrutando un té o una copa de vino. https://www.belmond.com/es/trains/europe/venice-simplon-orient-express/

Definitivamente que he vuelto a disfrutarlo mientras escribía, pero también mientras veía los videos y las fotos que he compartido por aquí. Y definitivamente hay que despertar este sueño, reescribirlo y ponerlo en la agenda para el corto plazo.  Espero que lo hayan disfrutado mientras lo he ido contando.





YO ME FUI.... PERO YO NO ME FUI

El tìtulo es una expresión utilizada en una campaña publicitaria durante los años 80, que logró un gran impactó en mi y siempre la recuerdo. Ocasionalmente he buscado en las redes el anuncio en que se menciona esa expresión, para identificar más claramente el contexto completo, pero no he obtenido resultados. De todos modos recuerdo muy bien los detalles, se trataba de una conversación en donde una muchacha sentada en un parque de la ciudad de Nueva York la mencionaba: Yo me fui, pero yo no me fui, mostrando toda la nostalgia que sentía por estar en su país, con su gente.

Las razones por las cuales se realiza un viaje fuera del país establecen la diferencia sobre las alegrías y el disfrute.

Esta vez quiero hablar sobre los viajes de vacaciones, por placer y con boleto de retorno en el corto plazo. Hay un goce diferente desde el momento en que se compra el pasaje. Aunque su presupuesto sea limitado, ya el golpe está dado, no queda de otra que prepararse y lo que sigue a continuación es acomodar la maleta. 
Por supuesto si va para los ¨países¨, la idea es llevar ropa solo para uno o dos días y darse su vueltecita por algún ¨mall¨, paseo necesario para abastecerse, con lo cual la maleta de mano solo lleva algunos regalitos y encargos, si usted es de los que accede a cargar con pedidos.  Antes era hilarante y muy divertido ver cómo la gente desarrollaba la creatividad en relación a los regalos y encargos para los familiares y amigos en el extranjero.
 
Porque no eran cualquier tipo de regalo.
 
Las solicitudes eran precisamente esos productos que conectaban con los hábitos y costumbres en el hogar y del país, con los antojos, en el entendido de que ¨para allá no aparece de eso ¨, o ¨no lo saben preparar que sepa bueno de verdad.¨

Porque especialmente los preparados caseros eran regalos muy apreciados.  Hace poco tiempo estaba viendo un programa llamado ALERTA AEROPUERTO y disfruté muchísimo viendo como revisaban una maleta de un latinoamericano. Normalmente el programa está enfocado en el seguimiento al transporte de drogas desde los aeropuertos a otros países, pero este señor llevaba dentro de su maleta hacia Europa, una comida guisada, empacada en un envase plástico y luego envuelta en fundas.  Todos los oficiales que estaban alrededor de esa maleta, en la cinta de revisión, estaban sorprendidos.

Casos más simples y conocidos de solicitudes de encargos: un pote de dulcito de coco tierno, salami super especial, el ron y las cervezas, aceite de coco casero, los pasteles en hoja, un remedio para la gripe, mentas verdes, pilones.  Conozco el caso de una persona que procura llevar pulpa de chinola, porque eso es escaso en la ciudad donde vive. Las revisiones y restricciones cada vez son más estrictas, porque los vuelos solo incluyen una maleta de mano y no está permitido nada comestible o de gran tamaño, pero cuídese de poder pagar y llevar una maleta adicional, porque le corresponde llevar su respectivo encargo.

Recomiendo las pequeñas cosas, manufacturadas, que nunca sumarán ni peso ni preocupación: pequeños accesorios con ámbar o larimar, piedras locales; chocolates también locales y artesanales, tenemos muy buena oferta tanto en sabores como en presentación, el ron pesa y no se puede quedar, pero se puede comprar en la zona libre del aeropuerto y es llevado directamente al avión.

Resuelto el tema de la maleta, los encargos y regalos, vamos al día que corresponde el viaje. Lo ideal es vestir cómodo, porque usted se va a pasar unas cuantas horas en un espacio limitado, pero eso no quiere decir que va asumir que puede ir en pijama, como sucede en los últimos años y con mucha frecuencia, personas que han mal interpretado la moda en las pijamas y creen que está bien utilizarla para salir a la calle. Si fuera ropa de calle no se llamaría pijama, vestimenta que se usa para dormir, no importa a qué hora sea su vuelo.

Llegar con tiempo para la revisión del pasaje y la maleta, proceso de aduanas, etc., le permite disfrutar de la variedad de personas, los detalles y, hasta hacer suposiciones y usted también diseñar historias en torno a los personajes.

Hay muchos pequeños detalles que puede para notar y disfrutar. Si en la fila de la línea aérea se encuentra toda una familia, 3 o 4 personas, cada uno arrastrando su maleta, los muchachos (si son pequeños) expresan sus emociones; alguna pareja que parece dispareja, pero andan agarrados de mano (especule usted el tipo de relación que pueden tener); mujeres que se ponen las pestañas más largas y los pantalones más ajustados pensando que lucen mejor; personas que viven fuera y están de retorno, con un estilo cosmopolita un tanto exagerado y notorio y otros que van acompañando a estos, tratando de estar acorde a sus compañeros.

Luego vienen las despedidas en la puerta de entrada a migración. Antes de hacer esa fila hay mucho que ver, historias que se pueden crear y contar, besos apasionados,  manos que no se quieren soltar, despedidas alegres, llenas de algarabía, a veces tristezas y lágrimas.

Pasar hacia el otro lado, tener sello de salida en su pasaporte y poder caminar por las tiendas de zona libre da una sensación de gozo y glamour. Ya los precios están en dólares, hay mucha artesanía, pero también se encuentra lo moderno, como si ya hubiese viajado lejos, todo es más moderno, la gente camina con otro cuadre, siempre que vaya en tiempo, y ni qué decir de los que tienen las posibilidades y además se atreven a sentarse en alguno de los restaurantes o cafeterías a tomarse un café o algo de comer antes de subir al avión.

Salir de viaje, prepararse para ello, cruzar el aeropuerto y montarse en un avión, son experiencias que nos cambian, nos hacen crecer y nos ofrecen otra visión del mundo, aún sin haber cruzado el mar ni haber llegado a otros países. Disfrútelo.


Viaje hacia la diversión

Pensaba que tenía un placer culposo, pero en realidad solo es peculiar, distintivo, porque a final de cuentas no es algo negativo, es más bien divertido.

A mucha gente le gusta viajar, a donde sea, local o internacionalmente y muchos otros han entendido que lo que disfrutas viajando es parte de la anhelada felicidad y es el único equipaje que no pesa, sino que por el contrario suma vida y que además va con nosotros en todo momento.

Me incluyo en el grupo de los que les gusta viajar, pero además me agrada mucho ir al aeropuerto y ver la gente ir o venir.  Cuando me ha tocado ir al aeropuerto a recoger o llevar a alguien, he procurado tener tiempo suficiente, antes o después, y tener la posibilidad de quedarme un rato y observar.  En algunas ocasiones he tomado ruta hacia el aeropuerto solamente para tener ese momento y liberar estrés. Lo disfruto. Lo admito, es algo extravagante, pero vamos a etiquetarlo como una inclinación con visos de  análisis sociológico.

Cuando se trata de un vuelo de llegada, los más interesantes por supuesto son los que vienen repletos de dominicanos desde la ciudad de Nueva York y si es época de navidad, aún más.  

Primero, el personal de abordo, pilotos y auxliares de vuelo, hace su caminata con estilo de superhéroes de la línea de los Cazafantasmas. Tienen unas formas muy definidas y aunque ha ido variando con el paso del tiempo, mantienen una línea muy clásica y formal.  Las azafatas usaban zapatos de tacones gruesos pero altos, los cuales han ido cambiando por otros de menos altura e incluso totalmente bajitos, modalidad de mocasines y siempre han utilizado un pañuelo de seda atado en su cuello.  Si el vuelo venía de España entonces este pañuelo era rojo y blanco.

Luego empezaban a salir los pasajeros.  Antes era más interesante porque no habían las limitaciones que actualmente existen en relación a la cantidad o tamaño del equipaje. Los primeros en salir eran aquellos pasajeros que solo traían equipaje de mano, pocos y normalmente extranjeros que venían a trabajar en organismos internacionales o viajeros muy frecuentes, ejecutivos de alto nivel que hacían viajes de pocos días, muy ligeros de equipaje.

Luego empezaba a salir el grueso de personas que me resulta interesante, los que traían muchas maletas.  Esta pasarela iba mostrando la tendencia de éstas para cada año, como cuando empezamos a ver las de rueditas versátiles que se iban solas delante, no había que hacer esfuerzo ni arrastrarla, las de material duro, un poco más costosas, la época en que la tendencia eran las maletas de color rosado o rojo y el momento en que mucha gente las envolvía en plásticos.  Una, dos, tres, seis maletas, dependiendo de la cantidad de personas que estuviesen viajando en el mismo grupo familiar.

Con el carrito de las maletas venían los regalos comprados en ¨ duty free ¨, varias botellas de whiskey, algunos chocolates, bolsas más pequeñas que hacían suponer era algún perfume. También podía verse algún televisor y quizás juguetes  !Que rico recibir esos regalos!

Y vamos a las ropas que traen puestas los viajeros, algunos muy relax viajan hasta en pijama, chancletas con medias y abrigo, más o menos ligero dependiendo de la época del año, especialmente en el país de origen, porque lo que es aquí, siempre está cálido.  Otras nos enseñaron que la última moda era tener pelo alargado y ropa muy sexy, aunque informal. Formas voluptuosas, modas llamativas.

Y como nota muy especial están los amigos y familiares que reciben a los viajeros, los que abrazan y besan a sus parejas con las cuales finalmente se volvieron a reunir después de mucho tiempo, los  hijos que salen corriendo desde el extremo opuesto del pasillo hacia la puerta de salida de los que acaban de entrar al país, para saltar encima de sus parientes, algunos con letreros de ¨Bienvenida¨, otros hasta con músicos y coro incluido y por supuesto un minibús para transportar a todos los que han ido hasta al aeropuerto a recibir a su ¨Juanita¨, porque de todos esos detalles, que no son extraños, que no son nuevos, es que sale la canción que interpreta Milly Quezada y que tanto nos gusta, pero verlo en vivo, esa si es una experiencia que vale la pena.  Me lleno de alegría ajena al ver a aquellos que van hasta el aeropuerto a recibir con gozo, emoción y expectativa, a sus visitantes.

No lo iba a mencionar pero también sucede, se ven a aquellos que vienen de emergencia por la muerte de un familiar muy cercano.  Se nota el luto, la tristeza y también se siente en piel ajena el dolor.

Este es uno de mis placeres divertidos y especiales.

Contar sobre los vuelos de salida merece otro espacio que voy a guardar para más adelante. Hay muchos detalles: en las filas, también con las maletas y el vestuario, los acompañantes, mucho para saborear. Otro placer peculiar y divertido dentro del mismo tema y lo dejo para después porque resultaría mucho más largo que lo habitual.

Quizás haya otros detalles que no he mencionado sobre la llegada de los vuelos.  Cuéntame que más podría agregar o cual ha sido tu experiencia.

MOMENTOS HISTORICOS

 "Los días históricos se ven normales cuando los vives desde dentro"    Albus Dumbledore. Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlo...