ENTRE AVENTURAS Y TRAVESURAS

Porque de travesuras está hecha la alegría y viene acompañado de aventuras y terminar el año entre aventuras y travesuras es una excelente forma de hacer un cierre, arrancar la página y seguir adelante.

Todo un año recordando las risas compartidas en este último día del año pasado, los brindis, la gente que coincide solamente en ese lugar, o que sencillamente se conocen ahí y solo comparten ese único día y el grupo que se prepara para celebrar cada año esa tradición, este año ¨llevando la vainita¨.  

Y de repente empieza a llover en las horas previas. No llueve en el lugar del evento, llueve por tu casa, pero es igual, hay una alerta, un recordatorio de precaución, porque en unos meses anteriores ya hubo un llamado a la salud y cuidarse es también darse amor para vivir la vida. 

Hora de cancelar la participación en el encuentro. Hasta había preparado con anticipación los ingredientes para la cena de nochevieja, que se celebraría al retorno del encuentro.

Pero las demostraciones de amor empiezan a manifestarse. Una sobrina amada que se preocupa porque su tía no piense que se va a mojar si es que acaso llueve y hace las gestiones y se mantiene avisándole hasta que está todo listo: ¨aquí hay un lugar donde puede resguardarse si se presenta una emergencia, puede venir tranquila¨.

Y mejor aún, este año no tendría preocupación sobre estacionar el vehículo, más demostraciones de amor que surgen para hacer más divertida la aventura, ya tengo quien me va a llevar al evento. 
Y a disfrutar, a compartir, a sentir el calor humano, la temperatura alta, el calor de la diversión,  mucho calor (susantísimo), el brindis, la música, el baile, las fotos, con los tuyos, con los míos, con los extraños, todos dispuestos a celebrar.  

Quedó la expectativa de algunas personas que estuvieron en otros años y esta vez no nos pudieron acompañar, aquellas que fueron parte de la primera vez, y de la segunda, o aquellas con las que nos encontramos coincidencialmente entre apretujones y caminadera buscando una esquinita desde donde disfrutar, o aquellas con las que pensamos que estaríamos este año porque se han contagiado de la magia del evento y queremos compartirlo, pero al final no se pudo concretizar.  Está la promesa para el próximo año, el próximo encuentro.

Y después de un rato de pura diversión sin preocupación, aparece un mensaje: ¨del otro lado el ambiente está mejor, recojan sus pertenencias, las que agradan a su paladar, vamo´allá¨.

A terminar el rato que falta, a comentar las travesuras, a planificar el próximo encuentro, que no necesariamente tiene que ser en un año porque realmente la hemos pasado bien, y también el del próximo año, que nos conecta con más personas.

Y todo termina a tiempo para ir a completar los preparativos de esa cena familiar, la última del año, la que nos congrega quizás como siempre, quizás con las mismas palabras de agradecimiento, pero con un sentido diferente, con un propósito diferente, la promesa de que seguiremos unidos, compartiendo, amándonos, creciendo, siendo mejores personas cada día más, no porque eso traerá el nuevo año, sino porque es un deseo del corazón.


Y luego de los manjares, aún con el estómago brilloso de haberse extendido, llegó el último minuto del año y llegó de manera intempestiva.  No entendía por qué algunos vecinos hacían tanta bulla y empezaban a encender fuegos artificiales si faltaba todavía más de una hora, ¡qué vecinos tan alegres me tocaron¡ pensaba yo. Pues volví a mirar los relojes, el de la computadora tenía una hora menos, el de la cocina tiene las pilas gastadas y tenía 15 minutos menos también, pero si, ya eran las doce, ENTRAMOS EN EL 2018.  ¡¡¡Felicidades!!

Abrazos, besos, luces, incienso, brindis, hermoso despliegue de fuegos artificiales. A continuar la vida. A hacer que el 2018 sea diferente, no porque haya cambiado el número, sino porque yo voy a cambiar para que así sea.

PASANDO PAGINAS EN EL CALENDARIO




Ya quedan pocos días para que el calendario termine la última página, complete su ciclo de doce y se reinicie el contador.  Y vienen los cierres, las reflexiones de final de año.

Comenzaré por exorcizar las emociones negativas, porque estoy plenamente convencida de que hasta esa parte oscura y difícil se convierte en una experiencia provechosa y significativa, una lección para construir una mejor persona.

Queda la sensación unánime de un año difícil, limitado y complicado. Un sabor agrio en la boca lleno de historias que vamos acumulando, saboreando por obligación y tragando; de presión, de limitación y con frecuencia impotencias.

He fallado en promesas, he sentido la fuerza que esa culpa ejerce en mi y me muestra nueva vez que debo poner más empeño en la milla extra, pero no la que resulta en un beneficio externo, colectivo o material, sino aquel que se cosecha y se cultiva interiormente.

La reflexión ha sido intensa, los auto-cuestionamientos más tenaces aún, quizás he sido un poco dura conmigo misma. Solo viéndolo como lo estoy haciendo ahora puedo construir sobre mejores pasos.

Lo más difícil, practicar lo que se va aprendiendo, escucharse uno mismo levantar banderas para inmediatamente caer en el olvido.  Esta es una práctica de por vida, porque, qué otra cosa es la vida sino un continuo aprender.

Vamos encontrando eventos y circunstancias en las que no está en nuestras manos evitar o solucionar, pero si entenderlas, abrazarlas con dolor, aceptarlas para luego soltarlas.  Personas que han impactado en nuestras vidas y que ya no están, dejan un vacío de sus presencias, llenan de dolor los espacios recónditos del corazón, hasta que podemos liberarlo y entonces sentir la energía que les acompañaba.

Perdemos amigos, amores, oportunidades.  Pero el Universo es perfecto y nada queda vacío, se hace espacio para lo que está por llegar. Con frecuencia tardamos en entenderlo y se pospone lo mejor, pero más tarde o a tiempo nos damos cuenta y liberamos el espacio a mejorar.

Y vienen las alegrías como paño tibio a compensar lo sinsabores. Hay que agradecer por cada momento, por las sensaciones, por las oportunidades, por la gente que nos rodea.

Agradezco la posibilidad de amar,
de sentir, de palpitar y vibrar, pero más aún, agradezco el hecho de oportunidad de dar amor, demostrar el amor.  Hay muchas frases circulando, muchas lecturas dirigidas al tema pero también advirtiendo de no equivocar la lanza para no sentir decepción.  Es un hecho vivido, pero no menos cierto es el hecho de que eso sucede porque damos para esperar. Hay que dar amor, entregar con la convicción de que hasta ahí es nuestra la decisión, es la parte que nos corresponde disfrutar desde adentro.  Llegó de vuelta? El disfrute es mayor, doble o triple. No conviene? De la misma forma en que llegó se irá o quizás volverá, pero de alguna manera debe fluir.

Me cuesta conformarme con hacer comparaciones con quienes tienen menos, no quiero agradecer por tener más posibilidades que otros, pero si porque me propongo seguir más adelante, porque espero ser mejor, estar mejor. Quizás ésta es una reflexión que amerite más explicación, que pueda ser interpretada de un modo distinto al que quiero expresar pero lo importante es que mi corazón agradecido seguirá haciendo el esfuerzo para ser mejor y tener aún más razones por las cuales agradecer.

He reido, he llorado, he compartido, he disfrutado, mi café ha sido servido y saboreado, los colores del amanecer son los mismos, pero las combinaciones tienen un aire diferente cada día, tengo historias que me marcan, historias que contar, aventuras programadas, utopías, sueños que se van cumpliendo, a veces tal y como los he programado, en otras ocasiones con un giro insospechado. Cada día va trazando su ruta, al abrir los ojos, apagar la alarma y poner los pies en el suelo y tener la oportunidad de decir: 
un nuevo día, es todo lo que necesito.

Ahora viene el 2018, hace un tiempo no me imaginaba esta fecha o qué estaría haciendo, pero es un nuevo año, es también todo lo que necesito.

En días de lluvia

Soy de una isla del caribe, sol y playas aunque usted no vaya con frecuencia como es mi caso y nos resulta contraproducente muchos días sin el cielo despejado y la molestia del calor. Por estos días en que ha habido una vaguada tras otra nos hemos mantenido bajo el paraguas, con los pies mojados y con planes frecuentes entre el sancocho y los tragos de ron. 


 En principio no me hace falta, soy de las que se deleitan con los días grises, se emociona con el choque de las gotas de lluvia en las ventanas y se entusiasma con un clima fresco que pueda permitir ñoñería arropada en una cama acompañada de un libro en la mano.
Hago planes con esa idea, empiezo a agendar un chocolate caliente con unos cubitos de marshmallows por encima y acompañado de un pan de agua fresco, de preferencia medio tostado, que suene crujiente al momento de partirlo.


No se deje abrumar. Si lo suyo no es la pasión por el chocolate pues una copa de vino cae muy bien, sobre todo porque éste sería el momento en que realmente va alcanzando la temperatura ambiente necesaria para degustarlo de la manera apropiada.  No se le ocurra combinar esa copa de vino con un ritmo de bachata lleno de amargue, no pega, no con lluvia. Le va mejor unos boleritos de esos que cantan los merengueros o salseros cuando se inspiran en ediciones románticas. 

O si prefiere un jazz o algunos soundtracks de películas también románticas le iría  muy bien. Todo esto entendiendo que el libro que usted tiene en las manos (digital o impreso, como mejor le parezca) promete un viaje maravilloso, lleno de aventura, de pasión o de misterio, pero una travesía que llene sus sentidos.

Y ya que lo menciono, puede dejar la música a un lado, que también es buen momento para ver una serie de esas que tienen varias temporadas y que dejan a uno enterrado en el asiento, sin intención de pararse ni para ir al baño aunque usted sepa que nada malo puede suceder por darle pausa a la transmisión.

Estos episodios pueden ir acompañados de esa copa de vino, recuerde como ejemplo que no hay un solo capítulo de la serie SCANDAL que no tenga el impulso subliminal de una copa de vino. No ponga la botella lejos porque de capítulo en capítulo de seguro la termina completa.

Otras series inspiran otro tipo de trago. Se vale repetir algunas temporadas de BlackList con un trago de whiskey o ron, a su elección, mientras se sumerge en ese ambiente de expectativas que da cada movimiento o decisión tomada por el conserje del crimen, el personaje, Raymond Reddington.

Mientras tanto mande a buscar con uno de los muchachos algo para amortiguar esos tragos, un maní, unas aceitunas o cualquier otra picadera que sea de fácil acceso y no amerite dedicación para prepararla. Recuerde que la idea es acomodarse, arroparse, aprovechar la lluvia, darse placer y descansar. Es un tiempo de pausa y descanso con lluvia y placer.

Un exquisito Manjar. Todo un placer.


Un viernes cualquiera.  Le hemos puesto tanto énfasis a la magia de los viernes que lo primero que se nos ocurre es que podrá ser cualquier viernes, pero con preferencia aquellos que coinciden en el calendario con quincena de mes.

El cuerpo te lo pide, el paladar lo pide. Como diría mi querida amiga Jeimy, siento que la boca se me pone como un fufú, vibra, pidiendo un pedacito de chicharrón de cerdo con un vaso de cerveza.


La boca se va derritiendo al probarlo, el sonido del cuerito tostado al masticarlo va incrementando esa sensación de placer  y la masa de carne que se está comiendo creará una explosión en su paladar, entenderá por qué el chicharrón de cerdo es un delirio, un gusto que tiene mala fama en términos de dietas y comida saludable. Es considerado pecado por algunos y sin embargo me parece que  merece la pena cometer este pecado dos o tres veces al año, para mantener el equilibrio en el cuerpo, digo yo, Ying y Yang. 

Pero a final de cuentas todo un placer.
¿Qué puede costar? En relación al goce que sentirá en el momento en que empiece a saborear un pedazo de ese manjar, usted sabrá que lo que sea que haya pagado lo vale. Y además el lugar que le voy a recomendar le va a salir económico.
Y a esta exquisitez le acompaña una aventura. 

Claro, siempre es posible encontrarlo en lugares donde hay parqueos y personas que te pueden atender en la mesa, sin embargo, nada más excitante que pensar en que para disfrutar todo eso, dependiendo de su ubicación, debe atravesar la ciudad completa, hasta el fondo, llegar a la Luperón y tomar la José Contreras. 

En la medida en que vaya viendo el cúmulo de vehículos sabrá que está casi llegando. Encontrará la ventanilla llena de gente, que por suerte la cosa es con números, para evitar una desgracia, porque en el momento en que se vea frente al local estilo ventorrillo sin ánimos de menospreciar, que esté ubicado frente a los hierros, oliendo la carne recién sacada, escuchando el cuchillo romper el cuerito, con la boca hecha agua a más no poder y que alguien se le quiera poner delante o pedir primero, seguro que habrá una tragedia.

Asegúrese de tomar el número  y rastrear espacio, sillas y alguna mesita, para sentarse a deleitarse.

Todo al aire libre y en un ambiente de integración con la naturaleza, en los arrecifes del parque Mirador Sur, que es lo último que a usted se le va a ocurrir observar, porque no habrá ojos para otra cosa, en su momento inicial, que no sea la carne y la cerveza, pero ya sabe que cuenta con ese ambiente.

Tengo otra amiga especial que cuenta con uno de los mayores privilegios en ese lugar. Por alguna razón una de las personas que venden el manjar la mira con ojos de familiaridad y ya hemos comprobado que solo basta con que ella le pida yuca para acompañar, la señora le recoge todas las boronitas de la carne y las usa para aderezar ese complemento. Al final sale mejor comer yuca con su aderezo de boronas de chicharrón que el mismo chicharrón en sí.

No. No es cierto. Es sabroso pero no es mejor.

Y para asegurar las alegrías, esa degustación debe ir acompañada de una cerveza, que no hay cosa que le vaya mejor. Y así ira saciando en cada mordida todos los anhelos que pueda tener en la vida, todas las necesidades serán olvidadas y no existirá tristeza o dolor en el mundo, solo el placer de saborear este rico bocado.
Para completar y sin pedirlo tendrá su musicón, porque el local que le va a quedar de frente cuando empiece a masticar le va a asegurar un ritmo sabroso, el que sea, aunque usted prefiera otro y hasta sin pedir o pagar por la canción. Vaya con la disposición de disfrutar la variedad.

Vaya con el ánimo de pasar un viernes de placer, a bajo costo, con comida, bebida, música, buen ambiente, pero sobre todo, elija los mejores amigos para acompañarle.



Para dormir en tus ojos

Duerme mis ojos en tus sueños 
para que pueda yo descansar. 

Sueña bonito,
sueña tierno y sereno.

Arrúllame en tus párpados, 
canta melodías que me hagan fluir como agua de manso río. 
Envuélveme en tus brazos
En rollitos de ternura
De delirio de sábanas y caricias.


En la oscura noche
Conquista para mi galaxias 
Que suenen a baile de estrellas
Y que toquen serenas melodías 
Que me hagan soñar.

Sin Matices al Amanecer

Mientras ella toma su café cuenta las primeras historias del día.

Quizás las segundas.

Las primeras tienen que ver con sueños que se viven y se recuerdan, con sábanas que no se quieren abandonar, con motivaciones sobre ese próximo día sin que suene el despertador.

Hoy no vio tonos coloridos en el amanecer. Hoy se levantó a oscuras a regar las plantas de su jardín, a pesar de la lluvia de la noche anterior.  Sus raíces necesitan un poco más de cuidado –pensó- aquella reserva de humedad para que las hojas se puedan mantener en los días cálidos.

Tal y cual nos pasa a todos. No basta con sentir atención y cariño solo en la piel. Se hacen necesarios los afectos profundos para mantener estable las relaciones cuando llegan los días difíciles.

Y mientras regaba las plantas y sentía el agua fluyendo por sus manos y sentía las vibraciones que ellas le devolvían, aprovechó para sanar su alma, para limpiar su espíritu.

El cielo estaba despejado. Sonaban truenos pero no se veía en dónde. La luna todavía estaba alta pero perdida su luz en caras ocultas.

La claridad del día llegó y los tonos fueron limpios, despejados.

Recordó otros días en donde al levantarse se deleitaba en los matices, esta vez no vió colores en el amanecer. El día empezó a transcurrir sin asombros, extraño. 

Garabateando poesía


Que distante está el diciembre pasado que nos pone a hacer promesas para un nuevo año. Pero qué cercano está el siguiente diciembre que nos invita a reinventarnos.

Este es el período en donde mi amiga instala su arbolito, con mucho tiempo de anticipación, para poder disfrutarlo después del ajetreo que le produce.

Es el instante donde los minutos del amanecer comienzan a ser un poco más lentos y el sol coquetea con la noche para salir más tarde, más perezoso, más soñador, más colorido.

Si cada instante de mi vida me tomo la concentración de saborear el café, cuando empieza el conteo regresivo de los días finales se hace más pertinente detenerme en ese momento, detener el convulsionado movimiento de la mente para disfrutar la magia del líquido negro.

Y saboreando un aromático café se me ocurrió garabatear algunas líneas que pintan a poesía.

Suspiro el aroma de café
¿Se detiene el reloj?
Tengo en mis manos el instante para soñar
Para pintar con rojo labial
El resplandor del atardecer que espero.
Y me pregunto:
de cuales
con qué lazos
¿Con cuáles cintas se entrelaza mi alegría?
Busco paz. Suena cliché.
Busco vivir. 
Sin más preocupación que la del día,
Hacer planes para esta noche
con la certeza de que siempre habrá forma
de resolver lo de mañana,
cuando amanezca.

Con la compañía perfecta
Aquella que además puede ser imperfecta
y hacerme feliz.
No con la felicidad del otro
sino con los detalles que llenan cada momento de mi vida: 

Saborear la cama por horas,
sin prisa,
sin otro motivo que estar.

Que mis pasos vuelen tras el aroma del café
respirarlo, suspirarlo y luego saborearlo.

Llenar de flores mis jarrones
y contemplar la belleza del colorido.

Atrapar un hermoso atardecer en una foto
y compartir la maravilla del universo.

Un beso de mis hijos y el pan caliente en la mesa.
Qué más puedo esperar para ser feliz!



TRABAJEMOS POR UN MEJOR AÑO

Y llegan los días en que nuestros pensamientos van dirigidos a todos esos propósitos que queremos plantearnos y que trataremos de alcanzar para el siguiente año.

Y con mucho mayor anhelo que ese momento en que los niños preparan sus listas de deseos y piden regalos, ya sea a Santa Claus o por el nacimiento de Jesús, los adultos nos saturamos también de deseos, de conquistas no logradas y relegadas al próximo año, de intenciones compartidas e individuales.

Viene el momento de los rituales, las intenciones, de atragantarse con doce uvas al instante de las doce de la noche, acto que en realidad nos trae más la preocupación de la jartura que nos vamos a dar que de las cosas que queremos pedir o lograr, el sobre rojo, la maleta.  De escribir aquello que pudo haber sido negativo durante el año que termina para quemarlo y reescribir una aparentemente nueva historia, o quizás si, quizás el propósito de un cambio sea la brújula que marque la nueva dirección de los pasos a seguir.


Yo he escrito en otras ocasiones sobre estos deseos y propósitos para el siguiente año. Sobre cosas que me he decidido a lograr en este corto plazo y que al final no he conseguido, pero puedo dar testimonio de que en sucesivos períodos he conquistado alguno de ellos y a veces sin darme cuenta.

Esta vez no quiero escribir sobre lo que quiero hacer el próximo año.  No voy a decir que no tendré mi lista en el corazón, pero no voy a poner mis energías en ella. Simplemente voy a seguir la dirección de aquello que me hace sentir bien, de lo que me gusta hacer, de lo que me produce placer. Muy seguramente eso me llevará por caminos que llevan al éxito, por metas que es posible que no tuviera claras y que luego van tomando forma.

Una vez, y también para estas fechas eso fue lo que escribí, VOY A FLUIR. 
(💭 Me doy cuenta que sin proponermelo estoy reescribiendo antiguos deseos)

La diferencia: voy a fluir sin propósito establecido, solo con la intención de hacer y disfrutar lo que me guste. (ya estoy fallando al discurso, estoy escribiendo lo que quiero hacer para el nuevo año😕)

Mejor cambiamos el tema. Vamos a brindar por los días que quedan, para cerrar un año de confusiones, revelaciones, de sueños y despertares, de consolidaciones, frustraciones, limitaciones, cambios, todas estas situaciones que nos hacen pensar en lo negativo pero que yo los veo como parte del proceso de crecimiento y aprendizaje, de buenas lecciones.  Vamos a brindar por las alegrias y las risas, por los abrazos, por la mano amiga, por el pan compartido, por los esfuerzos y los logros alcanzados a partir de esos sacrificios, por los desengaños que nos hacen valorar mejor lo realmente bueno en nuestras vidas y de la gente que nos rodea, por las lecciones que nos dan aquellos que no queremos cerca, porque nos enseñan lo que es bueno o no para uno mismo.

Vamos a brindar por corazones solidarios, por amar sin reclamar, por entender sin juzgar.

Expresemos nuestros deseos, nuestros sentimientos siempre que no le hagan daño a los demás ni a nosotros mismos.

Vamos a evitar las conjeturas, las suposiciones, vamos a probar la idea de estar en el zapato del otro y entender sus acciones, que no significa asumirlas como tal. Pongamos un freno al incensante interés de querer convencer al otro de nuestros puntos de vista, cada cual tiene su propio cristal con el cual iluminar su camino y qué bueno que algunos cristales tengan el mismo brillo y la misma claridad que el nuestro. La misión de cada ser humano es diferente, no podemos esperar que todos tengamos la misma visión y modo de realizar las cosas, vamos a respetar ese hecho.

Espero que todo aquel que ha tocado mi vida en algún momento del camino reciba salud, este es mi deseo e intención. Lo demás es una conquista personal de cada uno.

Trabajemos por un mejor año.





LA MEMORIA DE LOS SABORES

Hay ciertas comidas que dejan una huella en el paladar, un sabor a especias, una combinación chispeante o un recuerdo de las manos que la prepararon. 
Hay ciertas bebidas que nos impactan y nos permiten recordar mezclas, marcas y momentos especiales en los cuales fueron degustadas.
En una conversación durante el almuerzo en la oficina, uno de mis compañeros puso su mesa y miró la comida con curiosidad, no duda, no desanimo, curiosidad. Con alguna frecuencia compartimos lo que hemos preparado si es que coincidimos y pude notar la diferencia en su rostro.   Empezó a probar la comida y le pregunté si estaba bien.  Su respuesta me dio la inspiración para este artículo.  Me dijo que el arroz se parecía al que le cocinaba su esposa pero que él sabía que no había sido ella la que preparó la comida, había sido la asistente que va a la casa varias veces a la semana.  Le reclamé pensando que estaba desacreditando lo que su esposa había cocinado, a lo cual se negó, indicando que a lo que se refería es que el brillo, la textura, el punto de sal, todo en su conjunto le hacía notar la diferencia. Su paladar podía notar la ligera diferencia aunque en ese momento se parecían bastante.
Y empecé a buscar en mis recuerdos aquellas memorias de sabores que han sido relevantes para mi.
A pesar de que soy cocinera en búsqueda constante de nuevos elementos, nuevas combinaciones, ingredientes más saludables, algunos retos, siempre quedan de manera especial en el paladar algunos sabores de ciertos platos, no obstante se hayan realizado al pie de la receta (lo cual difícilmente es mi caso). 

Escribiendo y recordando lo primero que llega a mi mente es el aroma y el sabor de una rica habichuela roja guisada. No importa lo exquisito que pueda ser tu menú cotidiano, el aroma del sofrito para sazonar una habichuela es completamente reconocible a distancia y por su aroma también se puede deducir lo rico que puede quedar. Quizás también porque a diario cruzo por una calle donde preparan la ¨comida del día¨ de un comedor y muy temprano en la mañana ya están guisando las habichuelas.


Otro sabor que ahora recuerdo con mucho placer fue durante un viaje a España, en la casa de la amiga de una amiga la cual pasamos a saludar, nos prepararon unos ricos hongos rellenos de prosciutto y queso. Ese sabor lo he querido replicar en varias ocasiones y aún no siento que es el mismo que en aquel momento compartí con mi amiga María. Era algo entre el sabor típico de los hongos, mezcla de ahumado con una textura húmeda y suave,  combinado con lo salado del prosciutto y lo cremoso del queso.  Unas finas virutas de cilantro por encima le daban el toque de aroma y color. La memoria va más allá del paladar, entra en conexión directa con los aromas y la presentación.


Y qué decir de las bebidas para la cual hay cursos y talleres que nos permiten diferenciar los ingredientes, enseñar el paladar y poder registrar aquellos sabores que más nos gustan. Tanto en el vino como en el whiskey o el whisky, que para los fines termina siendo lo mismo aunque para los defensores de su autenticidad existe una diferencia, siempre hay unos ingredientes base y luego los que se agregan para crear una bebida diferente.

Los ingredientes que nos traen los vinos casi siempre son los mismos, pero ahhh, las combinaciones son las que marcan la diferencia.  Entre los vinos con una fuerte mezcla de frutas del bosque, los muy maderosos, notablemente maderosos, los dulzones o aquellos que dejan el picor característico de la pimienta, lo realmente sabroso siempre depende del gusto personal.  Me queda claro y siempre lo he dicho, ningún vino es el mejor, el paladar es el que dice cual te gusta más y cuando lo descubres, ese es el mejor vino. 

Me resulta mucho más difícil el reconocimiento de los sabores mezclados en las bebidas de colores, esas que llevan mezcla de licores y alcoholes combinados con frutas o hierbas. Si tienen muchos ingredientes confunden mi paladar y además emborrachan más fácilmente. Esas las respeto. Prefiero una combinación de pocos elementos, una margarita de fresa o un mojito de chinola, dos o tres ingredientes reconocibles. Esto solo así en el caso de este tipo de bebidas.
Qué podemos decir del whiskey. Comenzando por el hecho de que no se debe combinar con nada, ni siquiera hielo, para poder sentir su fuerza, el tipo de madera en que ha sido añejado, la combinación de las diferentes maltas, si es que la tiene, o la diferencia con aquel que es de una sola malta (mi elección). 

Hay que detenerse a identificar en cada trago, en cada mordida, todos esos elementos que hacen mas sabroso aquello que estamos degustando, aún en la comida de cada día. Y hay que agradecer por cada bocado que podemos ingerir.

Tengo unos amigos muy especiales con aires de sibaritas pero muy aplatanados que siempre están en la disposición de probar sabores nuevos, de inventar nuevas combinaciones tanto de la bebida como de la comida y entre ellas a su vez.  Ajustados a las condiciones económicas y a la capacidad adquisitiva y disponiendo de mucha creatividad para sustituir algunos elementos por otros, estos amigos han podido ir creando su memoria colectiva de los sabores.  A veces no logran decirme la marca de una bebida que les gustó mucho, porque ¨solo recuerdan que les gustó muchísimo¨, pero se les olvidó como se llamaba la bebida.  Normalmente para la comida les quedan claro los sabores, las combinaciones y las preferencias. Lo extraño es que toda la comida que comparten les gusta y estarían dispuestos a repetirla, pero están todavía mas dispuestos a probar cosas nuevas.  Y me parece que en ese sentido ahora sirven de mucha ayuda esos videos que andan circulando por nuestras redes de diferentes grupos: con ingredientes de fácil acceso, con poco tiempo de preparación, con facilidad en las recetas. Ha servido para motivar a mucha gente al uso de las dotes culinarias, muchas veces oculto, pero en su mayoría latente.

Lo importante de prestar atención a estos videos o recetas, de tomar el tiempo para comprar los ingredientes necesarios y prepararlos, es lograr que todos los que prueben esos alimentos, o las bebidas, tomen su momento para identificar sabores y crear su memoria selectiva. Lo ideal, enlazar ese placer con las personas y el momento en que se está compartiendo, porque mejor aún, es poder compartir lo que tenemos.



Perderse - Encontrarse

Y ES QUE A VECES UNO NECESITA PERDERSE INFINIDAD DE VECES PARA TENER EL VALOR DE ENCONTRARSE, MORIR, Y CON TODA LA FUERZA Y BELLEZA, RENACER.

JE NE REGRETTE RIEN
(No me arrepiento de nada)

Maca Abarca

DEL AMOR Y OTROS DOMINIOS

Y todavía con la inquietud sobre el tema del amor y la soltería, tuve una agradable conversación por chat.  Inicialmente el tema era otro, pero fue degenerando hacia el siguiente y el siguiente y terminó en las relaciones de pareja y lo que busca cada persona.  Pasados los días estuve revisando una referencia anterior, dentro de la misma conversación, y pude notar que fueron muy ricas las exposiciones y el diálogo que se fue dando y previo a solicitar la anuencia de esta persona, me permito compartirlo a partir de donde empezamos a tocar esos puntos sobre el amor, las relaciones de pareja y otros demonios y dominios.

*****
Ella: Sucede con frecuencia que la mujer siente mucho placer,  algo que te está haciendo sentir otra persona pero que piensa que sólo lo está disfrutando ella y se le ocurre instantáneamente que debe acelerar para cumplir pronto y de esa manera complacer a su pareja.  Y es cierto que se puede extender ese placer y que es egoísta.

Él: Lo que hago [con mi pareja] lo hago por el placer que me genera. Eso me transporta.

Ella: Por mi parte he tenido que [re]aprender en el camino sobre el placer y dejarme llevar, y entender lo que quiere la otra persona.


Y hacia donde te transporta? 

Él: Es sentir la plenitud de la satisfacción, sumergirse en un lugar paradisíaco de donde no se quiere salir nunca, el sabor, el olor, las vibraciones,

Ella:  Es una energía sin lugar a dudas. No solo la del éxtasis sino también la que puede emanar la otra persona por los sentimientos o porque haya esa coordinación, ese reconocimiento de placeres. Solo sabiendo, escuchando a la pareja, se le puede llevar a sentir su paraíso. Es posible que yo piense (como mujer) que la otra persona prefiere la playa y tratar de llevarlo a ella  y a su vez sentirme más a gusto en la montaña y disfrutar a medias el momento.

Él: Disfrutar a medias, no es una opción, prefiero lograr la confianza y la química necesaria para ir explorando y haciendo lo que genere disfrute pleno, indicar, informar, celebrar, sentir, gozar a plenitud.

Ella: Es muy común el disfrute a medias y que la gente termine "allantando" al otro
Esta generación de mujeres que saben todo sobre el sexo y ponen a volar a los hombres, son en su mayoría insatisfechas, porque no crean una relación, un vínculo. Son fieras en la cama. Felicidades a los hombres. Una competencia muy desigual. Lamentablemente.

Él: Y sin embargo, si tomas por ejemplo un indicador: los feminicidios.
La interpretación que le doy es: Mucha insatisfacción
Falta de confianza. falsa felicidad. apariencia, deseo interno de tener una relación estable y el temor de la infidelidad. Y por ahí María se va.

Ella: Los feminicidios se dan en su mayoría en una clase social muy baja. No digo que no existan todos esos elementos.

Él: Porque los de la alta, hace rato que aprendieron a casarse por interés y a preocuparse más por el dinero que por los sentimientos. Y a vivir doble y triple vida, porque los recursos se lo permiten. Pero viven con la misma insatisfacción sentimental.

Ella: Reconozco que desde lo que he podido entender y escudriñar, de los casos a los que le doy seguimiento, que una parte de este problema se inicia…. Bueno. Ya ni sé. Una cosa conlleva a otra y a otra y a otra, uno no termina sabiendo si avanzar es bueno o malo.

Él: Tienen mucho que perder, y deciden valorar lo que tienen en lugar de perderlo  todo por la pasión. Viajan, se alejan, tienen la opción de hacer cosas que no pueden hacer los que no tienen recursos. Y, además,  ocultan más fácil sus problemas. 
Los  que no tienen recursos deben verse la cara con sus vecinos todos los días y sentir las miradas, la burla, la ironía,  los chistesitos, los comentarios
Y donde se pueden meter?
Y donde pueden viajar?
Y tienen portones eléctricos para entrar y salir y solo saludar de lejos desde sus autos? No

Ella: El temor de la infidelidad.

Él: Su ira no encuentra paliativos. Su desesperación no encuentra escape.

Ella: El deseo de ser amado.

Él: El temor. Y la realidad de las que han sido asesinadas, el 80% le ha estrujado en la cara al otro  que ella tiene otra pareja, que ese si es un hombre, no como tu .... Y ya sabes lo que eso significa

Ella: o se han negado a seguir siendo engañadas o maltratadas, han decidido apartarse. Intentar tener una vida.

Él: En esa parte, tengo mis críticas. Porque de acuerdo a mi análisis del tema, y puedo estar equivocado, alrededor del 70% comete el error de mantener una relación ahora sí, ahora no,  nos arreglamos, nos peleamos. Por necesidad, cuando se ven sin dinero, le piden al hombre, y el asume que si les da dinero, para mantener los hijos, pueden tener sexo cuando ellos quieran.
Y eso genera una situación de crisis y una bomba de tiempo.
Y una situación de posesión muy dañina
Y un irrespeto y desconsideración extremo

Ella: los límites de la posesividad.
A las mujeres nos gusta sentirnos ¨propiedad¨ sin perder la individualidad. Muchas mujeres no tienen claros los límites de la propiedad y la posesividad y es ahí donde genera una crisis en torno a ese punto. Me parece que el tema de competencia también ha venido a desequilibrar. Mantengo mi bandera de defensa hacia los derechos de las mujeres, que han sido los más limitados, pero entiendo que debimos también pensar en cómo tendríamos que enfrentar los logros que fuésemos alcanzando y en que todos, hombres y mujeres, debían también ser orientados en que no sólo significaba el derecho de la mujer, sino el intento de igualdad como seres humanos. Empezamos a dar palos para reclamar lo que nos tocaba y los hombres empezaron a defenderse de los palos sin saber de qué se defendían, pero hay que defenderse.

Él: Y los recursos que deben destinarse a elevar los niveles de educación,  formación,  respeto, se reparten entre los actores del sistema, que solo dicen que quieren que las cosas mejoren, pero no hacen nada para que mejore.  Es sofocante

Ella: como decía, toda una cadena en donde uno no sabe si lo bueno es realmente bueno y hasta qué punto.  A partir de la lucha por los derechos y del empoderamiento viene esa curiosidad por hacer más y ese deseo de demostrar que podemos dar más

Él: Así es

Ella: una lucha de poderes, cuando puede ser un trabajo conjunto.  Es una educación ancestral y una tarea pendiente.

Él: Debe ser un trabajo en equipo

Ella: Reconocer que no somos contrarios sino complementos en cuanto a diferencias de sexo, es un tema que aún no ha recorrido mucho camino.
Esa falta de educación en materia de conocimiento y en materia de convivencia lleva a un punto en esta generación. A todos los niveles sociales. Madres y padres que les dicen a sus hijas que no deben dejarse pisotear por ningún hombre, en el entendido equivocado de que todos los hombres buscan pisotear a las mujeres.

Él: Muchos hombres solo queremos amarlas

Ella: Pero hay falta de comunicación, de expresión, hay falta de educación sobre la libertad de expresar los sentimientos de parte de los hombres. Hombres y mujeres esconden sus emociones reales, los anhelos que tienen que ver con la otra persona.  Hay un énfasis en demostrarse y probarse superiores unos a los otros. Una batalla por tener más y alcanzar más y aparentar más, para luego sentirse más solos y vacíos.

Él: Esa es la triste realidad. Y para serte franco, no creo que podamos cambiarla. De todas formas no debemos dejar de ser lo que somos.

Ella: No creo que haya que cambiarla en su generalidad. Lo que pienso es que hay que cambiar uno mismo, tomarse la franqueza de aceptar lo que se anhela, tomar la valentía de ir detrás de eso, tomar el coraje de expresarlo y que las pocas personas alrededor lo sepan y lo entiendan, esperar a que llegue el ser amado que pueda sentir en esa misma frecuencia, que pueda entender y entregarse. Es un acto suicida, pero uno sublime.  
Amar duele, de muchas maneras, por suposición, equivocación, por lo que sea, pero amar y entregarse a dar amor, es un regocijo, un éxtasis que supera cualquier dolor.





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