HAZ ALGO HOY QUE TU YO MISMO DEL FUTURO TE AGRADEZCA


Hay mucha lectura corta que llega a mis correos diariamente, siempre hay mucho de donde escoger y de distintos tópicos que son de mi interés.
Leí el título de este relato en uno de esos textos, uno que motivaba a organizar las ideas para tener un mejor progreso, pero también a esquematizar nuestros planes y objetivos para lograr un crecimiento sostenido en el desarrollo profesional. Y escribí una nota en papel para recordarlo.
Todos los días veo la nota que escribí y que coloqué en un pin de tarjetas de presentación que está colocado encima de mi escritorio.
Todos los días me hago la pregunta sobre qué puedo hacer hoy.
Todos los días lo primero que pienso es que debo escribir sobre eso mismo, pero también pienso que algo que pudiera hacer hoy y que mi yo del futuro me agradecerá es escribir más frecuentemente, a diario de ser posible.

Estoy fallándole a la ¨mimisma¨ del futuro. 

Ya voy con retraso, hace semanas que puse ese recordatorio.

Y para comenzar a escribir, empecé a hacer uso de las recomendaciones que me hacía el texto que leí y empecé a esquematizar mis ideas y a preguntarme:


¿Desde otros ámbitos de mi vida, que podría hacer hoy que pudiera agradecer en un futuro?
Sospecho también que me impactó tanto la expresión porque pienso en mis hijos, en lo útil que puede ser para ellos. Pienso que si hubiese recibido esta herramienta cuando tenía 20, 25 o 30 años, llevaría una ventaja enorme, pero así suceden las cosas. De todos modos voy aprovechando la recomendación, puedo tener más claridad sobre lo que quiero hacer o donde quiero estar dentro de 5, 10 o 15 años.
Tampoco voy a entrar en reflexiones tan usadas que parecen anuncio de televisión, de esos que se te pegan en la cabeza desde que te despiertas y te preguntas: ¿por qué yo estoy pensando en eso?

No dejan de ser válidas, no las rechazo, pero pienso que cada persona tiene su punto de equilibrio con relación a sus preferencias y que lo que es diversión para unos es un estrés para otros.  Es válido desde joven pensar en comer más sano, hacer ejercicios, disfrutar los momentos con amigos y familia, hacer de la capacitación el motor de cada día, dar gracias, meditar, si pensamos que a futuro estaremos disfrutando los beneficios de seguir esos consejos.  

Es válido también pensar en vivir la vida al máximo, viajar, tomar la vida con menos presión.

Pienso que debí haber tomado clases de pintura, así mis inventos de ahora quedarían más bonitos o quién sabe si pudiera estar lucrándome por eso en estos momentos. 

Está comprobado que estudiar lo que otros te recomiendan no es buen consejo, a menos que también sea lo que resuena en tu corazón. De todos modos siempre hay posibilidad de enmendar en el camino.
Y así van surgiendo las ideas, van reapareciendo los sueños desplazados. ¿Cuáles de esos se pueden realizar hoy que todavía serán agradecidos a futuro?

CAFE CONVERSADO

Ahora tomo mi café,  el primero del día, y lo comparto contigo en esta conversación.

Hoy converso solo contigo. Hoy me he detenido. Las mañanas siempre son  aceleradas aunque tengamos tiempo suficiente y haya oportunidad de sentarse y picotear un pan mientras el aroma del café realiza su danza alrededor de mi nariz, convenciéndome  de que será muy buen día. Siempre hay una prisa y una angustia sobre el tiempo.

Trato de controlar las siguientes tazas de café del día, en cantidades y capacidades, pero ésta la preparo con mucho cuidado y la saboreo de manera especial.


Mi taza, repleta de amor, desde el envase hasta el contenido, me dice que está bien así, que sentarme y disfrutar mi café es un acto de amor a mí misma, a la primera persona que debo cuidar.


Creo que todo este enamoramiento con el café comienza como una forma de complacerme, de ver de forma especial aquello que muchas veces hacemos de forma automática, sin cuidar los detalles, solo por el hecho de que sirve para despertarse y además tiene buen sabor.

Y hace un tiempo empecé a probar otros sabores diferentes al tradicional, a reconocer las diferencias cuando las manos que se detienen a procesar los granos quieren mostrarnos lo especial que puede ser, a buscar combinaciones que le agreguen sabor, aroma. Aún sigo buscando, probando, aprendiendo. Así es mi café de la mañana, en su punto, cuidado, aromatizado de manera especial.

Pero hoy el café tiene un sabor especial, me sabe a recuerdos, a espacios vacíos en mi piel. Me sabe a otros momentos de placer, serenos, de vibraciones que solo se sienten a través de la mirada.  Eso basta para hacer más especial mi café de hoy.


Recordando un lamento

Y se coló la tristeza entre los huesos,
se convirtió en nostalgias
y llenó de rocío mis ojos,
de canciones y recuerdos mis oidos,
se me instaló en el alma
para siempre recordar.

Lamento tu ausencia,
ciertamente que la lamento.
Lamento los momentos en que 
solo tu presencia hubiese llenado
mis espacios de fortalezas,
del apoyo que necesité.

Lamento el soporte que me faltó
ese que hubiese cambiado el destino de las cosas
que me hubiese llevado a tomar mejores decisiones, a trazar un mejor hoy
o por lo menos uno distinto.

Hoy sigo recordándote.
Publicado en FB el 05 de enero 2016
(Hubiésemos celebrado tu cumpleaños hoy)

ENTRE AVENTURAS Y TRAVESURAS

Porque de travesuras está hecha la alegría y viene acompañado de aventuras y terminar el año entre aventuras y travesuras es una excelente forma de hacer un cierre, arrancar la página y seguir adelante.

Todo un año recordando las risas compartidas en este último día del año pasado, los brindis, la gente que coincide solamente en ese lugar, o que sencillamente se conocen ahí y solo comparten ese único día y el grupo que se prepara para celebrar cada año esa tradición, este año ¨llevando la vainita¨.  

Y de repente empieza a llover en las horas previas. No llueve en el lugar del evento, llueve por tu casa, pero es igual, hay una alerta, un recordatorio de precaución, porque en unos meses anteriores ya hubo un llamado a la salud y cuidarse es también darse amor para vivir la vida. 

Hora de cancelar la participación en el encuentro. Hasta había preparado con anticipación los ingredientes para la cena de nochevieja, que se celebraría al retorno del encuentro.

Pero las demostraciones de amor empiezan a manifestarse. Una sobrina amada que se preocupa porque su tía no piense que se va a mojar si es que acaso llueve y hace las gestiones y se mantiene avisándole hasta que está todo listo: ¨aquí hay un lugar donde puede resguardarse si se presenta una emergencia, puede venir tranquila¨.

Y mejor aún, este año no tendría preocupación sobre estacionar el vehículo, más demostraciones de amor que surgen para hacer más divertida la aventura, ya tengo quien me va a llevar al evento. 
Y a disfrutar, a compartir, a sentir el calor humano, la temperatura alta, el calor de la diversión,  mucho calor (susantísimo), el brindis, la música, el baile, las fotos, con los tuyos, con los míos, con los extraños, todos dispuestos a celebrar.  

Quedó la expectativa de algunas personas que estuvieron en otros años y esta vez no nos pudieron acompañar, aquellas que fueron parte de la primera vez, y de la segunda, o aquellas con las que nos encontramos coincidencialmente entre apretujones y caminadera buscando una esquinita desde donde disfrutar, o aquellas con las que pensamos que estaríamos este año porque se han contagiado de la magia del evento y queremos compartirlo, pero al final no se pudo concretizar.  Está la promesa para el próximo año, el próximo encuentro.

Y después de un rato de pura diversión sin preocupación, aparece un mensaje: ¨del otro lado el ambiente está mejor, recojan sus pertenencias, las que agradan a su paladar, vamo´allá¨.

A terminar el rato que falta, a comentar las travesuras, a planificar el próximo encuentro, que no necesariamente tiene que ser en un año porque realmente la hemos pasado bien, y también el del próximo año, que nos conecta con más personas.

Y todo termina a tiempo para ir a completar los preparativos de esa cena familiar, la última del año, la que nos congrega quizás como siempre, quizás con las mismas palabras de agradecimiento, pero con un sentido diferente, con un propósito diferente, la promesa de que seguiremos unidos, compartiendo, amándonos, creciendo, siendo mejores personas cada día más, no porque eso traerá el nuevo año, sino porque es un deseo del corazón.


Y luego de los manjares, aún con el estómago brilloso de haberse extendido, llegó el último minuto del año y llegó de manera intempestiva.  No entendía por qué algunos vecinos hacían tanta bulla y empezaban a encender fuegos artificiales si faltaba todavía más de una hora, ¡qué vecinos tan alegres me tocaron¡ pensaba yo. Pues volví a mirar los relojes, el de la computadora tenía una hora menos, el de la cocina tiene las pilas gastadas y tenía 15 minutos menos también, pero si, ya eran las doce, ENTRAMOS EN EL 2018.  ¡¡¡Felicidades!!

Abrazos, besos, luces, incienso, brindis, hermoso despliegue de fuegos artificiales. A continuar la vida. A hacer que el 2018 sea diferente, no porque haya cambiado el número, sino porque yo voy a cambiar para que así sea.

PASANDO PAGINAS EN EL CALENDARIO




Ya quedan pocos días para que el calendario termine la última página, complete su ciclo de doce y se reinicie el contador.  Y vienen los cierres, las reflexiones de final de año.

Comenzaré por exorcizar las emociones negativas, porque estoy plenamente convencida de que hasta esa parte oscura y difícil se convierte en una experiencia provechosa y significativa, una lección para construir una mejor persona.

Queda la sensación unánime de un año difícil, limitado y complicado. Un sabor agrio en la boca lleno de historias que vamos acumulando, saboreando por obligación y tragando; de presión, de limitación y con frecuencia impotencias.

He fallado en promesas, he sentido la fuerza que esa culpa ejerce en mi y me muestra nueva vez que debo poner más empeño en la milla extra, pero no la que resulta en un beneficio externo, colectivo o material, sino aquel que se cosecha y se cultiva interiormente.

La reflexión ha sido intensa, los auto-cuestionamientos más tenaces aún, quizás he sido un poco dura conmigo misma. Solo viéndolo como lo estoy haciendo ahora puedo construir sobre mejores pasos.

Lo más difícil, practicar lo que se va aprendiendo, escucharse uno mismo levantar banderas para inmediatamente caer en el olvido.  Esta es una práctica de por vida, porque, qué otra cosa es la vida sino un continuo aprender.

Vamos encontrando eventos y circunstancias en las que no está en nuestras manos evitar o solucionar, pero si entenderlas, abrazarlas con dolor, aceptarlas para luego soltarlas.  Personas que han impactado en nuestras vidas y que ya no están, dejan un vacío de sus presencias, llenan de dolor los espacios recónditos del corazón, hasta que podemos liberarlo y entonces sentir la energía que les acompañaba.

Perdemos amigos, amores, oportunidades.  Pero el Universo es perfecto y nada queda vacío, se hace espacio para lo que está por llegar. Con frecuencia tardamos en entenderlo y se pospone lo mejor, pero más tarde o a tiempo nos damos cuenta y liberamos el espacio a mejorar.

Y vienen las alegrías como paño tibio a compensar lo sinsabores. Hay que agradecer por cada momento, por las sensaciones, por las oportunidades, por la gente que nos rodea.

Agradezco la posibilidad de amar,
de sentir, de palpitar y vibrar, pero más aún, agradezco el hecho de oportunidad de dar amor, demostrar el amor.  Hay muchas frases circulando, muchas lecturas dirigidas al tema pero también advirtiendo de no equivocar la lanza para no sentir decepción.  Es un hecho vivido, pero no menos cierto es el hecho de que eso sucede porque damos para esperar. Hay que dar amor, entregar con la convicción de que hasta ahí es nuestra la decisión, es la parte que nos corresponde disfrutar desde adentro.  Llegó de vuelta? El disfrute es mayor, doble o triple. No conviene? De la misma forma en que llegó se irá o quizás volverá, pero de alguna manera debe fluir.

Me cuesta conformarme con hacer comparaciones con quienes tienen menos, no quiero agradecer por tener más posibilidades que otros, pero si porque me propongo seguir más adelante, porque espero ser mejor, estar mejor. Quizás ésta es una reflexión que amerite más explicación, que pueda ser interpretada de un modo distinto al que quiero expresar pero lo importante es que mi corazón agradecido seguirá haciendo el esfuerzo para ser mejor y tener aún más razones por las cuales agradecer.

He reido, he llorado, he compartido, he disfrutado, mi café ha sido servido y saboreado, los colores del amanecer son los mismos, pero las combinaciones tienen un aire diferente cada día, tengo historias que me marcan, historias que contar, aventuras programadas, utopías, sueños que se van cumpliendo, a veces tal y como los he programado, en otras ocasiones con un giro insospechado. Cada día va trazando su ruta, al abrir los ojos, apagar la alarma y poner los pies en el suelo y tener la oportunidad de decir: 
un nuevo día, es todo lo que necesito.

Ahora viene el 2018, hace un tiempo no me imaginaba esta fecha o qué estaría haciendo, pero es un nuevo año, es también todo lo que necesito.

En días de lluvia

Soy de una isla del caribe, sol y playas aunque usted no vaya con frecuencia como es mi caso y nos resulta contraproducente muchos días sin el cielo despejado y la molestia del calor. Por estos días en que ha habido una vaguada tras otra nos hemos mantenido bajo el paraguas, con los pies mojados y con planes frecuentes entre el sancocho y los tragos de ron. 


 En principio no me hace falta, soy de las que se deleitan con los días grises, se emociona con el choque de las gotas de lluvia en las ventanas y se entusiasma con un clima fresco que pueda permitir ñoñería arropada en una cama acompañada de un libro en la mano.
Hago planes con esa idea, empiezo a agendar un chocolate caliente con unos cubitos de marshmallows por encima y acompañado de un pan de agua fresco, de preferencia medio tostado, que suene crujiente al momento de partirlo.


No se deje abrumar. Si lo suyo no es la pasión por el chocolate pues una copa de vino cae muy bien, sobre todo porque éste sería el momento en que realmente va alcanzando la temperatura ambiente necesaria para degustarlo de la manera apropiada.  No se le ocurra combinar esa copa de vino con un ritmo de bachata lleno de amargue, no pega, no con lluvia. Le va mejor unos boleritos de esos que cantan los merengueros o salseros cuando se inspiran en ediciones románticas. 

O si prefiere un jazz o algunos soundtracks de películas también románticas le iría  muy bien. Todo esto entendiendo que el libro que usted tiene en las manos (digital o impreso, como mejor le parezca) promete un viaje maravilloso, lleno de aventura, de pasión o de misterio, pero una travesía que llene sus sentidos.

Y ya que lo menciono, puede dejar la música a un lado, que también es buen momento para ver una serie de esas que tienen varias temporadas y que dejan a uno enterrado en el asiento, sin intención de pararse ni para ir al baño aunque usted sepa que nada malo puede suceder por darle pausa a la transmisión.

Estos episodios pueden ir acompañados de esa copa de vino, recuerde como ejemplo que no hay un solo capítulo de la serie SCANDAL que no tenga el impulso subliminal de una copa de vino. No ponga la botella lejos porque de capítulo en capítulo de seguro la termina completa.

Otras series inspiran otro tipo de trago. Se vale repetir algunas temporadas de BlackList con un trago de whiskey o ron, a su elección, mientras se sumerge en ese ambiente de expectativas que da cada movimiento o decisión tomada por el conserje del crimen, el personaje, Raymond Reddington.

Mientras tanto mande a buscar con uno de los muchachos algo para amortiguar esos tragos, un maní, unas aceitunas o cualquier otra picadera que sea de fácil acceso y no amerite dedicación para prepararla. Recuerde que la idea es acomodarse, arroparse, aprovechar la lluvia, darse placer y descansar. Es un tiempo de pausa y descanso con lluvia y placer.

Un exquisito Manjar. Todo un placer.


Un viernes cualquiera.  Le hemos puesto tanto énfasis a la magia de los viernes que lo primero que se nos ocurre es que podrá ser cualquier viernes, pero con preferencia aquellos que coinciden en el calendario con quincena de mes.

El cuerpo te lo pide, el paladar lo pide. Como diría mi querida amiga Jeimy, siento que la boca se me pone como un fufú, vibra, pidiendo un pedacito de chicharrón de cerdo con un vaso de cerveza.


La boca se va derritiendo al probarlo, el sonido del cuerito tostado al masticarlo va incrementando esa sensación de placer  y la masa de carne que se está comiendo creará una explosión en su paladar, entenderá por qué el chicharrón de cerdo es un delirio, un gusto que tiene mala fama en términos de dietas y comida saludable. Es considerado pecado por algunos y sin embargo me parece que  merece la pena cometer este pecado dos o tres veces al año, para mantener el equilibrio en el cuerpo, digo yo, Ying y Yang. 

Pero a final de cuentas todo un placer.
¿Qué puede costar? En relación al goce que sentirá en el momento en que empiece a saborear un pedazo de ese manjar, usted sabrá que lo que sea que haya pagado lo vale. Y además el lugar que le voy a recomendar le va a salir económico.
Y a esta exquisitez le acompaña una aventura. 

Claro, siempre es posible encontrarlo en lugares donde hay parqueos y personas que te pueden atender en la mesa, sin embargo, nada más excitante que pensar en que para disfrutar todo eso, dependiendo de su ubicación, debe atravesar la ciudad completa, hasta el fondo, llegar a la Luperón y tomar la José Contreras. 

En la medida en que vaya viendo el cúmulo de vehículos sabrá que está casi llegando. Encontrará la ventanilla llena de gente, que por suerte la cosa es con números, para evitar una desgracia, porque en el momento en que se vea frente al local estilo ventorrillo sin ánimos de menospreciar, que esté ubicado frente a los hierros, oliendo la carne recién sacada, escuchando el cuchillo romper el cuerito, con la boca hecha agua a más no poder y que alguien se le quiera poner delante o pedir primero, seguro que habrá una tragedia.

Asegúrese de tomar el número  y rastrear espacio, sillas y alguna mesita, para sentarse a deleitarse.

Todo al aire libre y en un ambiente de integración con la naturaleza, en los arrecifes del parque Mirador Sur, que es lo último que a usted se le va a ocurrir observar, porque no habrá ojos para otra cosa, en su momento inicial, que no sea la carne y la cerveza, pero ya sabe que cuenta con ese ambiente.

Tengo otra amiga especial que cuenta con uno de los mayores privilegios en ese lugar. Por alguna razón una de las personas que venden el manjar la mira con ojos de familiaridad y ya hemos comprobado que solo basta con que ella le pida yuca para acompañar, la señora le recoge todas las boronitas de la carne y las usa para aderezar ese complemento. Al final sale mejor comer yuca con su aderezo de boronas de chicharrón que el mismo chicharrón en sí.

No. No es cierto. Es sabroso pero no es mejor.

Y para asegurar las alegrías, esa degustación debe ir acompañada de una cerveza, que no hay cosa que le vaya mejor. Y así ira saciando en cada mordida todos los anhelos que pueda tener en la vida, todas las necesidades serán olvidadas y no existirá tristeza o dolor en el mundo, solo el placer de saborear este rico bocado.
Para completar y sin pedirlo tendrá su musicón, porque el local que le va a quedar de frente cuando empiece a masticar le va a asegurar un ritmo sabroso, el que sea, aunque usted prefiera otro y hasta sin pedir o pagar por la canción. Vaya con la disposición de disfrutar la variedad.

Vaya con el ánimo de pasar un viernes de placer, a bajo costo, con comida, bebida, música, buen ambiente, pero sobre todo, elija los mejores amigos para acompañarle.



Para dormir en tus ojos

Duerme mis ojos en tus sueños 
para que pueda yo descansar. 

Sueña bonito,
sueña tierno y sereno.

Arrúllame en tus párpados, 
canta melodías que me hagan fluir como agua de manso río. 
Envuélveme en tus brazos
En rollitos de ternura
De delirio de sábanas y caricias.


En la oscura noche
Conquista para mi galaxias 
Que suenen a baile de estrellas
Y que toquen serenas melodías 
Que me hagan soñar.

Sin Matices al Amanecer

Mientras ella toma su café cuenta las primeras historias del día.

Quizás las segundas.

Las primeras tienen que ver con sueños que se viven y se recuerdan, con sábanas que no se quieren abandonar, con motivaciones sobre ese próximo día sin que suene el despertador.

Hoy no vio tonos coloridos en el amanecer. Hoy se levantó a oscuras a regar las plantas de su jardín, a pesar de la lluvia de la noche anterior.  Sus raíces necesitan un poco más de cuidado –pensó- aquella reserva de humedad para que las hojas se puedan mantener en los días cálidos.

Tal y cual nos pasa a todos. No basta con sentir atención y cariño solo en la piel. Se hacen necesarios los afectos profundos para mantener estable las relaciones cuando llegan los días difíciles.

Y mientras regaba las plantas y sentía el agua fluyendo por sus manos y sentía las vibraciones que ellas le devolvían, aprovechó para sanar su alma, para limpiar su espíritu.

El cielo estaba despejado. Sonaban truenos pero no se veía en dónde. La luna todavía estaba alta pero perdida su luz en caras ocultas.

La claridad del día llegó y los tonos fueron limpios, despejados.

Recordó otros días en donde al levantarse se deleitaba en los matices, esta vez no vió colores en el amanecer. El día empezó a transcurrir sin asombros, extraño. 

Garabateando poesía


Que distante está el diciembre pasado que nos pone a hacer promesas para un nuevo año. Pero qué cercano está el siguiente diciembre que nos invita a reinventarnos.

Este es el período en donde mi amiga instala su arbolito, con mucho tiempo de anticipación, para poder disfrutarlo después del ajetreo que le produce.

Es el instante donde los minutos del amanecer comienzan a ser un poco más lentos y el sol coquetea con la noche para salir más tarde, más perezoso, más soñador, más colorido.

Si cada instante de mi vida me tomo la concentración de saborear el café, cuando empieza el conteo regresivo de los días finales se hace más pertinente detenerme en ese momento, detener el convulsionado movimiento de la mente para disfrutar la magia del líquido negro.

Y saboreando un aromático café se me ocurrió garabatear algunas líneas que pintan a poesía.

Suspiro el aroma de café
¿Se detiene el reloj?
Tengo en mis manos el instante para soñar
Para pintar con rojo labial
El resplandor del atardecer que espero.
Y me pregunto:
de cuales
con qué lazos
¿Con cuáles cintas se entrelaza mi alegría?
Busco paz. Suena cliché.
Busco vivir. 
Sin más preocupación que la del día,
Hacer planes para esta noche
con la certeza de que siempre habrá forma
de resolver lo de mañana,
cuando amanezca.

Con la compañía perfecta
Aquella que además puede ser imperfecta
y hacerme feliz.
No con la felicidad del otro
sino con los detalles que llenan cada momento de mi vida: 

Saborear la cama por horas,
sin prisa,
sin otro motivo que estar.

Que mis pasos vuelen tras el aroma del café
respirarlo, suspirarlo y luego saborearlo.

Llenar de flores mis jarrones
y contemplar la belleza del colorido.

Atrapar un hermoso atardecer en una foto
y compartir la maravilla del universo.

Un beso de mis hijos y el pan caliente en la mesa.
Qué más puedo esperar para ser feliz!



TRABAJEMOS POR UN MEJOR AÑO

Y llegan los días en que nuestros pensamientos van dirigidos a todos esos propósitos que queremos plantearnos y que trataremos de alcanzar para el siguiente año.

Y con mucho mayor anhelo que ese momento en que los niños preparan sus listas de deseos y piden regalos, ya sea a Santa Claus o por el nacimiento de Jesús, los adultos nos saturamos también de deseos, de conquistas no logradas y relegadas al próximo año, de intenciones compartidas e individuales.

Viene el momento de los rituales, las intenciones, de atragantarse con doce uvas al instante de las doce de la noche, acto que en realidad nos trae más la preocupación de la jartura que nos vamos a dar que de las cosas que queremos pedir o lograr, el sobre rojo, la maleta.  De escribir aquello que pudo haber sido negativo durante el año que termina para quemarlo y reescribir una aparentemente nueva historia, o quizás si, quizás el propósito de un cambio sea la brújula que marque la nueva dirección de los pasos a seguir.


Yo he escrito en otras ocasiones sobre estos deseos y propósitos para el siguiente año. Sobre cosas que me he decidido a lograr en este corto plazo y que al final no he conseguido, pero puedo dar testimonio de que en sucesivos períodos he conquistado alguno de ellos y a veces sin darme cuenta.

Esta vez no quiero escribir sobre lo que quiero hacer el próximo año.  No voy a decir que no tendré mi lista en el corazón, pero no voy a poner mis energías en ella. Simplemente voy a seguir la dirección de aquello que me hace sentir bien, de lo que me gusta hacer, de lo que me produce placer. Muy seguramente eso me llevará por caminos que llevan al éxito, por metas que es posible que no tuviera claras y que luego van tomando forma.

Una vez, y también para estas fechas eso fue lo que escribí, VOY A FLUIR. 
(💭 Me doy cuenta que sin proponermelo estoy reescribiendo antiguos deseos)

La diferencia: voy a fluir sin propósito establecido, solo con la intención de hacer y disfrutar lo que me guste. (ya estoy fallando al discurso, estoy escribiendo lo que quiero hacer para el nuevo año😕)

Mejor cambiamos el tema. Vamos a brindar por los días que quedan, para cerrar un año de confusiones, revelaciones, de sueños y despertares, de consolidaciones, frustraciones, limitaciones, cambios, todas estas situaciones que nos hacen pensar en lo negativo pero que yo los veo como parte del proceso de crecimiento y aprendizaje, de buenas lecciones.  Vamos a brindar por las alegrias y las risas, por los abrazos, por la mano amiga, por el pan compartido, por los esfuerzos y los logros alcanzados a partir de esos sacrificios, por los desengaños que nos hacen valorar mejor lo realmente bueno en nuestras vidas y de la gente que nos rodea, por las lecciones que nos dan aquellos que no queremos cerca, porque nos enseñan lo que es bueno o no para uno mismo.

Vamos a brindar por corazones solidarios, por amar sin reclamar, por entender sin juzgar.

Expresemos nuestros deseos, nuestros sentimientos siempre que no le hagan daño a los demás ni a nosotros mismos.

Vamos a evitar las conjeturas, las suposiciones, vamos a probar la idea de estar en el zapato del otro y entender sus acciones, que no significa asumirlas como tal. Pongamos un freno al incensante interés de querer convencer al otro de nuestros puntos de vista, cada cual tiene su propio cristal con el cual iluminar su camino y qué bueno que algunos cristales tengan el mismo brillo y la misma claridad que el nuestro. La misión de cada ser humano es diferente, no podemos esperar que todos tengamos la misma visión y modo de realizar las cosas, vamos a respetar ese hecho.

Espero que todo aquel que ha tocado mi vida en algún momento del camino reciba salud, este es mi deseo e intención. Lo demás es una conquista personal de cada uno.

Trabajemos por un mejor año.





MUCHAS CABEZAS, MUCHOS MUNDOS

 "Cada uno de nosotros creamos un mundo entero en nuestra cabeza y vivimos en ese mundo".    El Quinto Acuerdo, por Don José Ruiz....