SEMAFORO PARA LA VIDA


Desde mi terraza tengo la vista de un semáforo cercano.  En las noches en que busco la brisa fresca y la paz que me da este espacio le veo cambiar en sus tonalidades verde, amarillo, rojo.
Absorta en el cambio de luces pensaba en las veces que debemos seguir esas señales para tomar acciones en los diferentes ámbitos de nuestra vida.


De inmediato mi memoria relacionó esta imagen con un Rodizio, restaurante churrasqueria  brasileña.   La forma de servicio en un rodizio es única, pagado tipo buffet, utilizan la modalidad en que los diferentes camareros pasan por las mesas con unos pinchos largos llevando pedazos de la misma carne asada en cada uno de ellos y la ofrecen para cortarla en el plato.  Esto se repite con los distintos cortes de carne hasta que los comensales paralizan la operación.  La forma en que los camareros se detienen es a través de unas fichas de dos colores puestas en cada mesa, verde y rojo, con lo cual se indica si se quiere seguir comiendo más o si por el contrario ya está satisfecho.

La posibilidad de tomar las decisiones cotidianas simplemente utilizando unas tarjetas, solo dos colores, simplificaría mucho la carga emocional que absorbemos al momento de decidir, pero se podría crear un desequilibrio en cuanto al análisis de los componentes envueltos en cada decisión.
El Acertijo (The Riddler) era ese personaje de la serie de Batman que utilizaba un dado con las opciones de SI/NO para tomar decisiones sin importar si se creaba un conflicto o crisis. En sus pensamientos no existian análisis ni se medían consecuencias, simplemente dos opciones, una decisión que tomar.
En cada segundo de nuestras vidas llevamos el peso de las decisiones que debemos tomar, algunas no tienen relevancia, sin embargo asumimos muchas otras que conllevan medir las consecuencias de esas acciones.
¿Qué puede influir a la hora de tomar decisiones? Entiendo que en tanto sean importantes para nosotros las personas a las que pueden afectar, si puede causar malestar, si por el contrario produce satisfacciones, alegrias, eso será importante para actuar.
Por ahí debería ir el peso de nuestras acciones, procurar que el efecto sea el mejor para todos, comenzando por uno mismo y esa es la parte más difícil, pero sobre todo dejarse guiar por el corazón, por ese susurro interno. Siento que internamente tenemos ese semáforo que nos va indicando la respuesta, que nuestro ojo interior a veces no quiere ver los colores o escuchar, pero están ahí, resuenan.

Quiero compartir una idea y hacer una propuesta, voy a hacer el ejercicio de agregarle un poco más de humor a la vida, algo del verde y la risa del Acertijo de Batman, quizás hacer unas fichas tipo rodizio y de vez en cuando y en acciones que no tengan una repercusión trascendental, tomar las decisiones utilizando estas fichas, que la energía que mueve el universo fluya a través de ellas y nos lleve a las mejores decisiones, con diversión y picardía. Solo para agregar felicidad a nuestras vidas.
Ser felices, aunque sea solo para joder.








Y si inventamos una Ucronía

Hace unos meses leí en el blog de un amigo sobre el género literario UCRONIA.  Me pareció de lo más llamativo y motivador y lo dejé en reposo para pensarlo más adelante.

La ucronía es un género literario que consiste en plantear un universo alternativo a partir de un punto histórico de la realidad que conocemos. Dicho de otro modo, un universo ucrónico plantea cómo sería el mundo si el resultado de un determinado evento histórico hubiese sido diferente. Según la RAE: es la Reconstrucción lógica, aplicada a la historia, dando por supuestos acontecimientos no sucedidos, pero que habrían podido suceder.(Inteligencia Narrativa)
https://www.inteligencianarrativa.com/ucronia/ )

Me motivé con la posibilidad de inventar alguna pero también me quedé con la duda sobre ese hito que tomaría de referencia para hacer el relato. Crear una ficción sobre un posible universo paralelo requiere mucha imaginación y no estoy segura si podría alcanzar esas expectativas.


Y sin embargo también me estaba planteando otro tema que me resulta muy atractivo y podía servir de enlace con lo anterior: lo mítico, personajes sobrenaturales, fantasiosos.  Una vez, dentro de los muchos libros adquiridos, le compré a mi hijo más pequeño Las Crónicas del Reino de la Fantasía de Gerónimo Stilton como lectura infantil pero confieso que en realidad era yo quien estaba interesada en leerlas. Recuerdo que nos íbamos a la librería los domingos en la mañana, a hojear libros, leer algunas historias breves y comprar otras y pasaba más tiempo en el área infantil y no solamente por ellos, yo también dejaba volar mi espíritu infantil y lleno de magia y fantasía.

Volviendo a la Ucronía, ya hay muchas historias y películas inventadas a partir de un posible suceso histórico y enlazándolo a las Crónicas del Reino de la Fantasía, estas inician, además de identificar a  los personajes, que eran elfos en su mayoría con el nombre de una estrella a la que representaban y guardaban en su frente esa luz, contando sobre los viajes largos que había que realizar a veces montados sobre dragones.  
¿Y si aparte de los dragones agregamos la convivencia con los Dinosaurios?  No me imagino la forma en que podrían ser domesticados o por lo menos convencidos para sostener una vinculación y servir a ciertos propósitos, excepto cuando de niña veía en la televisión a Los Picapiedras.
Me pregunto ¿Sería la idea de los muñequitos de Los Picapiedras considerados como una ucronía?
En definitiva en el guión no se extinguieron los dinosaurios, se integraron a la vida cotidiana y  se fueron modernizando en el sentido práctico a partir de los recursos compartidos.
Más o menos digo yo.
Otra modalidad de la ucronía nos invita a eliminar un personaje histórico trascendente y crear la historia desde esa perspectiva.  De inmediato se piensa en Hitler y la utópica idea de creer que podemos rescatar el mundo y evitar la guerra y la masacre de los judíos borrando su imagen de la historia.
¿Y si nos vamos a la Biblia y eliminamos, por ejemplo, a Judas y su beso traidor? ¿En verdad hubiésemos evitado que Jesús fuera juzgado, maltratado, acusado y sacrificado? ¿No estaríamos perdiendo a través de la proyección creativa de esta posibilidad, el concepto planteado por Jesús de morir para que nuestros pecados sean redimidos y darnos una lección de fe, de entrega y amor?

La idea de alterar la realidad a partir de cambiar elementos históricos, aun sea utilizando la ficción a través del concepto de una ucronía, también ha sido un tema utilizado en películas y series.  Existen más de una docena, pensando de manera muy vaga, las películas que presentan las consecuencias de ir al pasado y cambiar una realidad que luego tiene sus repercusiones en el futuro, sin embargo de esto no se trata la ucronía, se trata de crear una nueva realidad cambiando elementos del pasado.

Enfrentar este dilema terminó siendo sobrecogedor para mi.  A la mente le resulta difícil acomodar sus ideas a posibilidades que no ha tenido contempladas, a realidades que son diferentes a aquellas que hemos aprendido a través de libros o relatos y que chocan con conceptos pre-establecidos en el cerebro. Solo aprobamos lo que podemos ver o tocar o que nos han enseñado como una realidad insustituible.
Al final de cuentas me convenzo de que crear una ucronía requiere que establezca varias sesiones de terapia psicológica para bloquear patrones mentales que podrían limitar mi creatividad para entonces dar riendas sueltas a la imaginación y poder mostrar ideas nuevas.
Quizás entre mis amistades aparezca alguien que pueda desarrollar este concepto y comparta conmigo ese despliegue de creatividad y juntos podamos cerrar los ojos y soñar.


SABOREANDO RECUERDOS

Uno va dejando muchas cosas guardadas en el celular, sobre todo imágenes que quizás no utilizaremos pero que nos gustan, y se va llenando la memoria del mismo y como corresponde hay que empezar a borrar fotos y videos para recuperar espacio. 
Así fue como encontré una captura que hice hace un tiempo sobre una publicación.  Tenía un propósito, conservar los nombres de los vinos mencionados, pero al verla mis pensamientos se detuvieron en recordar otras escenas de una de mis películas favoritas, Ratatouille.

He hecho ratatouille en casa y ciertamente ha gustado mucho, pero lo mejor sobre evocar el plato es recordar el momento en que Antón Ego, el crítico culinario, se remonta a su niñez en el instante que saborea la combinación de vegetales de ese plato.
Los recuerdos placenteros de la niñez normalmente están vinculados a una travesura o a una comida. Hasta nos permiten sentir olores y ambientes en donde vivimos esos momentos.

Tenía la intención de escribir muy descriptivamente sobre esos alimentos que hemos dejado de tener en nuestro menú cotidiano pero que inmediatamente los vemos o escuchamos mencionarlos nos transportan a nuestra infancia, sin embargo se me ocurrió primero hacer una consulta en algunos grupos de chat de amigos cercanos y me ha fascinado la forma en que han respondido.  Creo que con esa consulta alcancé el objetivo de lograr que quienes leen lo que se me ocurre escribir puedan sentir y disfrutar también lo que estoy describiendo, porque cada respuesta estuvo cargada de ímpetu, de placer, de añoranza.  

Y me parece que muchos coincidimos.  Hubo varias personas que recordaron cuanto les gustaba la gelatina, a mi particularmente la de color rojo, no importaba si era fresa o frambuesa.  El locrio de pollo o cerdo fue todo un éxito de sincronía, así como el gofio del que no me acordaba. Ya no se menciona, pero la malta morena, principalmente con leche condensada, era la favorita de una generación y como opción para los que podían acceder a ella, la chocorica.

En su mayoría la referencia fue a dulces o alimentos de desayuno o cena: Cocoa, Café con leche recién hervida acompañado de pan de agua, avena, harina de negrito, yaniqueques y algunos hechos por personas en específico porque no todo el mundo los hace así de buenos, el pan con mantequilla de nata de leche o simplemente pan sobao con mantequilla; arroz con leche para cenar, no como postre y la mazolemba (una especie de harina.  No estoy segura si se escribe de esa forma) que se preparaba principalmente en Palenque 
También el morisoñando y el jugo de ¨china¨ recién exprimido, así como el mabí de limón de doña Ramona. Y de los dulces me encontré con el triangulito de leche condensada, muy popular por lo práctico y asequible de precio, el conconete con refresco rojo, porque la combinación era lo que hacía especial ese postre, los ¨bolones¨, el jalao y la cocaleca que todavía mantienen su consumo y popularidad. Uno muy peculiar fue el que combinaba el pan de agua con el dulce de coco tierno. 

La habichuelas con dulce estaban entre las menciones, pero puedo deducir que quien la recuerda de su niñez mantiene a flor de piel el niño interno, porque es un postre que se consume con frecuencia, especialmente en época de Cuaresma.

Tengo un amigo que añoraba la compota de frutas y me parece que se fue muy al principio de sus recuerdos de infancia. 

Las amigas de colegio recordaron con mucho placer el bizcocho ¨borracho¨ que solo se podía comprar a escondidas y a la salida porque los padres no aceptaban que uno comiera esos dulces y mucho menos a esa hora. Ahora lo han refinado y le llaman Red Velvet.
Otro recuerdo colectivo fue el de las pizzitas y los pastelitos que también se compraban a la salida del colegio, en la Panadería y Repostería Villalona. Había olvidado que realmente eran sabrosos.

Porque debo aclarar que algunos recuerdos de alimentos vienen con etiqueta de especificidad sobre las personas que los preparaban o el lugar donde se conseguían: 

  • Los helados de Elena, de coco, leche y fresa.
  • Las toronjas rojas de Vizcaíno (padre) y los dulces de cajuil de Alicia la de Don Marco Pérez.
  • Las arepas que vendía Cadete el de Pedrito Pérez y el pan de batatas. 
  • Los mangos de Isidro el abuelo de Fernando el Loco. 
  • Helados de potecitos que vendían en el colmado de Carmito y Elena.
  • El dulce de coco de Bonilla. 
Otros vienen con marcas y formas muy particulares o en combinaciones que de no ser así no evocan la niñez: La leche Bambi, el pan con formas peculiares al igual que las galleticas que fueron endilgadas a las monjas, los caramelos que traían premios, no sé si por el caramelo o por la emoción de descubrir qué nos podíamos ganar.
Otros amigos son muy peculiares en su memoria culinaria. Me encontré con un pan ¨de cuatro tetas¨ preparado con aguacate y tomate y otro amigo que prefería arroz con huevo a las 11 de la noche. 
De las pocas cosas que me atraía comer, porque siendo niña mi gusto por la comida era muy limitado, estaba el repollo rayado, sin sazonar. Me lo encontraba un poco dulce y eso me agradaba. Nunca se me hubiera ocurrido que las berenjenas o los guandules secos podrían ser un recuerdo de alimentos de la niñez, tampoco los chulitos, ni el cocido o los bollos de harina con coco, los cuales se preparaban en mi casa pero definitivamente no me atraían.  Quizás la sopa boba que tanto le encanta a mi prima, pero sin mucho afán.

La experiencia de ver mencionar todos esos alimentos fue muy agradable, pero mejor aún, el entusiasmo con el que se hacía alusión a cada uno de ellos y la alegría de momentos de infancia vividos y vinculados a esos recuerdos.  Muchas cosas son difíciles de rescatar, ya no se preparan, ya no se venden, ya no están, pero entiendo que otras las estaremos ubicando, elaborando, rememorando, para traer la felicidad que nos brindaron esos recuerdos a nuestras vidas.



ENCANTAMIENTOS 001

Me encantan las películas con la temática de lo mágico, fantástico y creativo. Debo declarar que soy una fanática de toda la saga de Harry Potter, considerando también que leí los libros mucho antes de que empezaran a producir las películas y me pareció fabuloso reconocer que cada guión se mantuvo estrechamente apegado a los mismos, por supuesto con la aprobación de la escritora.  También admito que me encantan las películas de vampiros, de hadas, mitos y leyendas, infantiles o juveniles, para terminar en las de ciencia ficción. Por supuesto con una trama razonable.

Pero me quiero quedar en la fascinación que me provocan las películas con magia. Recordé una que vi hace mucho tiempo, de tres hermanas brujas tratándose de adaptar a una vida moderna con la conciencia de unas capacidades ancestrales, difíciles de aceptar por el común de las personas y además con una maldición a cuestas: el hombre del que se enamoraran con todo su corazón moriría muy rápidamente impidiendo una estable relación de pareja. Una de estas hermanas trató desde muy niña de evitarse el sufrimiento de llegar a enamorarse y perder el amor de su vida y decidió crear un conjuro y lanzarlo al universo. Su amado tendría cualidades que fueran difíciles de reunir en una misma persona, de modo que sería imposible que llegara a su vida un hombre con esa descripción: debía tener un ojo de un color y el otro diferente, tener un escudo protector, y otros detalles que ahora no recuerdo. E independientemente de la magia que llevaba en sus venas, lo pidió con tanta fuerza, con tal empeño que sucedió lo que parecía imposible y a su vida llegó esa persona.

Y viendo la película en perspectiva se me ocurrió que también en la vida real y de manera frecuente, a veces conscientes y otras veces no, utilizamos la magia, murmuramos encantamientos, hacemos conjuros que lanzamos al aire, al universo, cada vez que empezamos a decretar.  Sucede así cada vez que al llegar la última noche del año, la que nos llena de expectativas para los próximos 365 días, nos disponemos a preparar nuestros deseos, metas, objetivos.  Cada uno de ellos se va convirtiendo en un conjuro y dependiendo de la fuerza de nuestro corazón, del anhelo con que lo deseemos, podríamos verlos convertidos en realidad.  Si pensamos que puede ser algo que querríamos mucho, que nos llena de luz la mirada pero que está un poco difícil, ese deseo tardará en llegar a nuestras vidas hasta que llegue el momento en que nuestra aspiración sea realmente intensa, sin limitaciones. Y se cumplirá, se hará la magia. Por supuesto hay que dar pasos para acercarnos a los deseos, todo no se queda en escribir un conjuro y convertirlo en un decreto.

Con amigos cercanos quise conocer algunos deseos que podrían convertirse en encantamientos. Por consenso normalmente lo primero que nos llega al corazón es el anhelo de que nuestros queridos tengan salud.  La idea de la enfermedad y sus procesos es aterradora y esperamos lograr tranquilidad asegurando el bienestar del cuerpo para aquellos que amamos.

Tengo un amigo que había estado deseando poder comprar un apartamento y tener una hija.  Dentro de unos meses su mujer dará a luz y antes de lograr ese objetivo ya había hecho las gestiones para tener un apartamento.  Podría considerarse desde un punto de vista lógico que si se hacen las gestiones se logra, pero la magia está en las facilidades que se van dando y la manera en que podamos fluir para que alcancemos esos objetivos.  Ya él lo ha entendido desde esa óptica y ahora ha definido su próximo deseo, comprarse un carro y tener un local para su nuevo negocio.

Una amiga tiene claro que lo que desea es poder tener vida para dejar a sus hijos en capacidad de ser autosuficientes.  Siempre los hijos ocupan una prioridad en nuestros motivos para vivir.

Los motivé a que sacáramos de nuestro corazón esos deseos que a veces creemos que son utópicos y que hiciéramos descripciones específicas.  Uno de ellos fue el deseo de tener una cabaña en la montaña donde poder vivir y no solo pasar los fines de semana. Le agregamos chimenea y todas las facilidades en los servicios, incluido el internet.  Los gastos deben ser mínimos para mayor tranquilidad, debe ser segura, placentera, con accesibilidad vial.

Con una descripción así entonces cambió la perspectiva de mi amigo que quiere cambiar el vehículo, definiendo mejor que quiere un carro del año actual, marca Honda, el color no lo decidía aún, pero tenía claro que no quería tener deudas para obtenerlo, que debía ser nuevo, con todos los requisitos e impuestos cubiertos.  Me parece que se emocionó visualizándolo y también me parece que empezará a planificar de qué manera dará los pasos para obtenerlo. Se hizo la magia en su corazón.

Otro amigo que sabe la creatividad que ocupa mis ideas de inmediato pensó en la magia y dejó que saliera toda el ingenio de su corazón, deseando poder disfrutar, como las aves, desde arriba, los grandes escenarios que nos ofrece la naturaleza. Muy idílico e imaginativo.  Le pregunté si se visualizaba haciendo eso montado en una escoba voladora o quizás en una alfombra mágica.  Se me ocurrió que también podría ser un dron, idea que le gustó y aclaró que debía ser uno con capacidad para dos personas y con la facilidad de descender en los lugares que se desee para tener un contacto más cercano con lo que ves, cuando así lo desees.

Hay que soñar, hay que anhelar, hay que elaborar ese conjuro que nos llega a las fibras internas del corazón, aquello que no es lo habitual, incluso que es específicamente para uno mismo y no por el amor que sentimos hacia los que queremos.  Y luego de elaborado ese encantamiento, hay que entregarlo a Dios, al Universo, pero hacerlo con tantas ganas que por supuesto no quede más remedio que ser concedido.
Busque su varita mágica, conéctela a la energía de su ser, toque las notas en detalle de su oración, de ese deseo de su corazón y con mucha fe, entréguelo.  Y sea feliz.





Y SI MIS OJOS FUERAN TUS OJOS

Sentada en la terraza una noche de éstas, con la música sonando y un trago sobre la mesa, me recosté en mi asiento y cerré los ojos.  Hacía una brisa fresca, constante, algo que podría llamarse ¨un adelanto del algún frente frío¨ de esos que pronostica Jean Suriel en su muro de Instagram.
Al cerrar los ojos y después de permitir que los pensamientos volaran de la canción que estaba sonando hacia aquellos temas que ocupan y preocupan en tan sólo cuestión de nano segundos, me quedé pensando si podría adivinar cómo se verían las estrellas cuando los volviera a abrir, qué distribución tendrían, quizás algunas de las que ya había memorizado de tanto extasiarme en noches oscuras.
Y si le pregunto a otra persona sobre lo que ve mientras tengo los ojos cerrados, ¿Cómo sería su descripción?  Dos estrellas por aquí, una más grande y una más chiquita por allá, el famoso sartén en el lado izquierdo pero bien alto. No es una descripción que me entusiasmaría.
Surgieron  más dudas.
¿Y si el preciado don de la vista no estuviera en tus ojos?
¿Si tuvieras que hacer el ejercicio de tocar el rostro de las personas para tener una idea mental de cómo son? Si esperases que te contaran con detalles todo lo que tienes alrededor ¿Cómo harías la descripción?
Recordé la canción de Alejandro Sanz, Siempre es de Noche, y de inmediato la busqué para escucharla. 
Fenomenal.
La pasión con que describe las emociones que siente cuando ella le cuenta con detalles el atardecer. Y mientras ella da esos detalles, él la percibe y se hace su imagen mental sobre ella.

Si yo contara uno de esos atardeceres que con tanta pasión trato de capturar en las fotos, cómo lo describiría? ¿Y si con mis manos tocara un rostro y tratara de dar detalles de lo que siento y cómo lo interpreto?

Si mi voz fueran tus ojos, como dice la canción, te contaría que mi atardecer es luminoso y colorido, pero sería mediocre dejarlo así.  Te contaría que en el horizonte todavía está el sol y su luz brillante, amarillo intenso, va mostrando los tonos menos calientes y más cálidos en su resplandor. En los extremos ese amarillo trata de convertirse en algún tono entre mamey y rosado.
Entre el horizonte y el alto cielo hay algunas nubes, planas, en hilera y que el reflejo del sol en ellas muestra unas tonalidades anaranjadas pero que también en su lado opuesto resaltan el gris de las sombras. Los reflejos del sol se sienten como caricias tibias en la piel, como beso tierno del amante, beso en la frente.
Te conté que el alto cielo es azul limpio? Si tratas de separarlo de los reflejos del sol es un tono de azul ternura, como los detalles que se colocan en las habitaciones de un bebé recién nacido.  Como cuando cambias toda la ropa de cama y te sumerges en sábanas limpias con olor a frescura que augura que lograrás el descanso anhelado.


Y por segundos va cambiando, va bajando el sol, los tonos amarillos se van convirtiendo en más rosados, más arriba lilas, el azul ofrece sensaciones de una jornada que termina y que te lleva de camino a lo oculto, lo sereno.  Hasta que comienzas a notar las estrellas, puntos separados, tenues.
Todo el espectáculo de transición te va mostrando una toma diferente y cada una de ellas te hace dudar si es más hermosa que la anterior.  El lente de una cámara no logra captar esos tonos que van deleitando nuestra mirada, ahí es cuando nos damos cuenta de la magia de la naturaleza, de lo hermoso del paisaje, dejarnos transformar como se transforma el paisaje, siendo el mismo escenario pero mejorando la versión a cada instante, de lo importante que es detenerse, observar y disfrutar un atardecer, no solo porque la imagen es hermosa, sino también porque la podemos ver.



Siempre es de noche
Alejandro Sanz
Cuéntame como va cayendo el sol
Mientras hablas pensaré
Qué guapa estás, qué suerte ser
La mitad del cuento de un atardecer
Que observo al escucharte
Porque mis ojos son tu voz
Acércate, que cuando estemos piel con piel
Mis manos te dibujarán
Tu aroma me dirá tu edad
Junto a ti, unidos sin saber por qué
Seguramente se me note
El resplandor de una ilusión
Porque a tu lado puedo olvidar
Que para mí siempre es de noche
Pero esta noche es como un atardecer
Si logras que a la vida me asome
Tus ojos sean los que brillen
Y la luna que la borren
Que en mi eterna oscuridad
El cielo tiene nombre, tu nombre
Qué no daría yo por contemplarte
Aunque fuera un sólo instante
Hace frío, es tarde y tienes que volver
Que alguien que te espera, seguro
Una vez más el tiempo se nos fue
¿Volverás?, dime si mañana volverás
Como lo has hecho cada tarde
Para contarme cómo muere el día
Y se marchó, ella se alejó de él
Pero como en las cartas dos puntos, posdata
Se me olvidaba, no me presenté
Sólo fui testigo por casualidad
Hasta que de pronto, él me preguntó
Era bella, ¿no es verdad?
Más que la luna dije yo, y él sonrió
Nunca más se hará reproches
Por intentar amanecer
No volverá a perderse en la noche
Porque su alma hoy brilla con más fuerza
Que un millón de soles
Pero, en su eterna oscuridad
A veces se le oye a voces
Qué no daría yo por contemplarte
Aunque fuera un sólo instante
Por intentar amanecer
No volverá a perderse en la noche
Porque su alma hoy brilla con más fuerza
Que un millón de soles
Pero, en su eterna oscuridad
A veces se le oye a voces
Qué no daría yo por contemplarte
Aunque fuera un sólo instante
Qué no daría yo por contemplarte
Aunque fuera un sólo instante
Compositores: Pizarro Alejandro Sanchez

Las cosas de mi parque

Estuve en el parque. En uno muy peculiar.
Uno que tiene la apertura suficiente para que todo el que allí llega se sienta fuera del closet, motivado y liberado.
Me gusta ese parque, me gusta sentir la alegría de la gente, la forma en que fluye la energía. Hay luces, hay sonidos, murmullos, risas, todos brindan y comparten, cada uno con su grupo.
Están los fijos en sus días fijos, esas dos parejas que van entrando en edades donde la vida se visualiza en otras velocidades y cuyas damas llevan sus sillas plegables y cargan a rastro su bocina y su nevera.  La selección musical es de mi total agrado, van desde el jazz, bossa nova, algunos de la vieja trova, de la más reciente, unos merenguitos viejos bien motivadores, todo en un nivel de sonido acompasado y que permite una grata conversación.
Ellas, nuevamente las damas, toman cerveza y hasta las visten con unas capuchas especiales para conservar el frio, sirven una picadera para entretener, nachos, queso de untar, algunas aceitunas.  Ellos, los caballeros, tienen gustos diferentes entre ambos en lo que se refiere a las bebidas, uno siempre toma vino tinto, el otro muestra preferencia por un trago de alcohol.  Siempre en el mismo banco, en el centro de una orilla del parque.
Los de al lado de ellos, esta vez una pareja de chicas que también ha llevado su nevera, llevan el hielo y los vasos pero he visto como se movieron a suplirse con medio galón de vino tinto La Fuerza, de moda últimamente por su bajo costo y alto rendimiento. No sé por qué lo mantienen dentro de la funda y solo cuando se van a servir se puede notar qué es lo que están tomando.
En el otro extremo otra pareja también de chicas, pero ya llevan varias botellas de cerveza, jumbo light, y rien con mucha fuerza, con historias divertidas que llenan sus ojos.
A mi llegada al parque me llamó mucho la atención este chico sentado en posición de loto en un banco de los que están camino al centro. No es que fuera desconocida esta postura, pero tenía las piernas enredadas de tal modo que parecía que sus piernas fueran más largas y retorcidas de la cuenta. Y así pasó toda la noche. Se reía, tomaba, charlaba y en ningún momento cambió su posición, a pesar de que los hierros del banco no están exactamente acolchados que digamos.
Esta noche es notorio un mayor número de parejas heterosexuales, grupos de dos o tres parejas, aunque lo habitual han sido los grupos homosexuales. Un grupo grande de ellos y ellas está sentado al pie de la estatua que reina en este parque, en los escalones de un lateral.
Rien, gesticulan de manera desproporcionada, dramática, divertida, muestran sus atuendos osados, provocadores, bailan y brindan en una complicidad y alegría contagiosa.  Mientras me quedo mirando y disfrutando sus gestos, cruza delante de mi un chico corpulento, rellenito, con un pantalón jeans muy ajustado y de inmediato surge el pensamiento en mi cabeza, el cual ha sonado un poco alto como para escucharse ¨ajútate candito¨.
Regularmente se ven 2 o 3 perros correteando, hoy no se ven, parece que en estos días no hay ninguno en calor.
Ya nos cruzó por el lado ¨la mariposita¨, ese chico espigado que pasa adulando a las damas que van acompañadas de su pareja y les regala un botón de alguna flor recogida al terminar alguna boda de las iglesias circundantes.  Y luego se va, extrañamente, sin agregar algún comentario.  Pero luego de varias vueltas regresa y pide apoyo para comprar algo de comer o pagar algo. Esta vez no se dirige a las damas, sino al caballero que le acompaña.  Con suerte y por rutina, dicho caballero no lo pensará mucho y buscará alguna moneda para aportar. Sin embargo de vez en cuando surge alguno que cuestiona que la flor y el halago fue a la dama y es a ella a quien debe pedir aporte. Motivo de risas y sonrojos.
El diminuto negocio que suple las bebidas y los snacks siempre tiene mucho movimiento. Tiene el único baño asequible en el lugar y es tan estrecho que hay que sumirse y estirarse para pasar a usarlo. Necesario hacerlo, porque no existe grupo o pareja en el parque que no tenga a su lado una bebida para compartir, el punto central de los encuentros.
Abundan las cervezas y por supuesto el señor que va recogiendo las botellas y a veces se le puede ver probando de alguna que ha quedado entera y que todavía tiene buena temperatura.
La música puede variar entre un extremo y otro del parque, pasando por el centro y los laterales, sin embargo, ninguna es más alta que pueda crear ruido o apagar la otra y en algún momento todas tienen la misma línea selectiva.
Todavía quedan muchos grupos por describir, espacios de personas que cuentan una historia sin hablar, coloridos, musicales.
Este parque tenía un letrero pequeño con su nombre adosado a una pared que fue hermosamente pintada y el nombre ha quedado borrado. Aún nos queda la estatua en el centro y un sutil olor a azahares de algún naranjo de la zona, para hacer más placentera la estadía en el parque.
Cuando se acepta y asume la diversidad, se respira alegrías, se llena el espíritu de solidaridad, se contagia el descanso que produce soltar las apariencias y liberar los temores, los besos salen amorosos si es que a su lado le acompaña quien pueda sentir también la algarabía en el corazón.
Busque su parque más cercano, deténgase en los detalles, la gente, disfrútelo, como yo lo hago cada vez que me acerco a mi parque.






Tradicional, sencillo y gourmet


Nada es absoluto, todo es relativo, siempre depende del prisma, del cristal con que se mira.
Mientras se calentaba en el pequeño brasero improvisado aquel manjar que íbamos a degustar, saboreábamos una copa de vino y de fondo escuchábamos una reproducción de jazz, mi compañero me relataba cual ha sido su vision de la vida, las expectativas, su percepción de las vueltas que da el mundo.

En su análisis me comentaba que es una persona llana, simple, que siempre tuvo rechazo hacia aquello que era llamado ¨gourmet¨, por desconocimiento o por vinculación con personas  cuya forma de decir las cosas implicaba burlarse del conocimiento de los demás.

puntadelalenguaNuestra mesa mostraba una mezcla de cosas que parecían tradicionales de la cocina diaria y otras no tan comunes.  El fondue que nos aguardaba ya empezaba a burbujear de manera suave y, aparte del tradicional pan en cuadritos que normalmente le acompaña, le había agregado pimientos de colores, berenjenas en rodajas y mini-salchichas. Mientras le escuchaba hablar me quedé pensando en ese prisma que al principio mencioné y el color del cristal con que valoramos las cosas, en este caso relacionado a los alimentos.

 A mi mente llegaron recetas de comida que recibo a través de las redes, con imágenes muy sugestivas sobre la exquisitez de los mismos, tanto que abren el apetito aún con el estómago repleto, con nombres extravagantes de países que probablemente no soñamos visitar nunca y al ver la lista de los ingredientes y la forma de cocinarlo, es posible que nos podamos sorprender; pero aún más, al conocer la historia de muchos de esos alimentos nos podemos estrellar contra una pared al descubrir que son preparaciones de pueblos, de barrios, de casas sencillas, pero a nuestros ojos tienen otra connotación.

Una vez probé un plato típico de Hungría, el goulash o gulash.  Estaba muy rico y desde que tuve la oportunidad busqué información a ver si era algo que pudiera preparar.  Efectivamente, es una comida casera tradicional, sencilla, preparada con carne de res, cebolla, pimientos, con mucha salsa, casi como si fuera sopa que se acompaña de pan o papas.

A través de un canal online de películas muy famoso tuve la oportunidad de ver una serie de documentales sobre gastronomía.  En principio pensé que era solamente de elaboración de comidas de diferentes cocineros y países, pero me pareció maravilloso la forma en que resaltaron las tradiciones, las costumbres, los ingredientes locales involucrados y la forma en que cada chef los aprovecha de acuerdo a las estaciones del país en donde residen.

Los ojos me brillaban como niña frente a su regalo de navidad viendo uno de los capítulos desarrollados entre la ciudad de El Líbano y Palestina y donde la tradición concentra la familia en compartir una mesa repleta de alimentos.  Es posible que algunos no sepan que en estos países preparan un plato llamado Baba Ganoush y que, con la sustitución de algunos ingredientes por otros de fácil adquisición, no es más que una pasta de berenjenas un poco dulce y muy sabrosa.  Me sorprendió y agradó mucho ver en este capítulo que utilizaban canela como ingrediente secreto para aderezarlo. 

Sobre el Baba Ganoush se dice que ¨las mujeres que lo consumen habitualmente adquieren sus mismas características de dulzura y seducción. La tradición más moralista dice que, por eso, hay que ser prudente en su consumo, pues puede poner en peligro la virtud¨ (wikipedia).

Tengo una amiga especial que siempre me dice que no le diga qué es lo que he preparado o qué ingredientes tiene, ella lo va a probar y sabe que va a estar bueno, independientemente de lo que sea.

De ninguna manera debe causarnos  aprensión la forma en que se presenta un plato o el nombre o procedencia del mismo. El plato más famoso de Francia, reconocido en una película muy popular y hermosa, es un plato de tradición rural hecho con vegetales, Ratatouille.

Y como ese puedo encontrar y compartir muchas muestras de países y culturas distintas que no son más que una comida compuesta de ingredientes básicos y tradicionales y hecha con placer para ser disfrutada por igual, ¨Sin Reservas¨, como decía mi chef favorito, Anthony Bourdain.

No me toques... Hagamos el amor

Cuenta un relato que ¨para hacer el amor no es necesario el encuentro físico¨.

No pienso igual.

Se hace el amor con todos los sentidos aún sin llegar a una intimidad profunda.  Hay encuentro físico entre dos miradas que coinciden y se resisten a dejarse de tocar. Los ojos son el espejo del alma y estos pueden decir tantas cosas sin abrir los labios, pueden contar historias, invitar y recordar.


Haces el amor con un breve toque de la piel. Sientes que en ese instante se desarrolla un alfabeto en braille que llena cada poro con palabras incoherentes.  Es inexplicable el imán que se activa con el roce de unas manos que se sienten atraídas por otra piel, por el movimiento de los dedos en suave recorrido, por la respuesta cuando se eriza y se transforma mágicamente pasando del frio al calor y viceversa.

Hay canciones que también conquistan, incitan, te transportan al lado de la persona deseada, entre sus brazos, boca a boca, lo demás es imaginación y ganas. ¿Cómo no sentirse provocado ante un bolero cantado por una voz romántica como la de Ana Belén en donde pide que la ate a la pata de la cama solo para saber ¨cuanto amor nos cabe de una sola vez¨?

Y qué decir de esos aromas que identifican personas, lugares, momentos. De la química del aroma de la piel que solamente puede ser percibida y disfrutada por ese complemento de tu alma. Quizás de la preferencia por ciertas fragancias que emana el cuerpo, sobre todo cuando está excitado, sólo eso es suficiente para sentir la respuesta de nuestros cuerpos casi de manera orgásmica.

¿Se puede hacer el amor y llegar al éxtasis con solo besarse? Hay besos que en perfecta sinfonía de labios y lengua te conducen a movilizar todos los sentidos del cuerpo.  Unos labios que besan con toda la pasión del alma y que son correspondidos en igual dimensión, elevan al éxtasis sin siquiera tener otro tipo de contacto. 

Te invito a releer estas letras poniendo toda tu atención en cada palabra, dejándote transportar a cada escenario, llenándote de amor con los cinco sentidos.


Querido diario. Dos puntos.

Día 16-9
Aquí estamos, en un nuevo día.
Sé que para ti siempre es diferente, es especial, porque recibes toda la sinceridad de mi corazón, especialmente aquello que podría resultarme difícil de expresar con palabras aún a la persona de más confianza.
Me levanté y no porque quisiera hacerlo; estos dos días batallando contra la gripe me tienen el cuerpo maltratado.  Si no fuera porque paradójicamente es lunes y  nunca hay deseos de levantarse de la cama un lunes, me quedaría acostada, pero me resulta difícil justificar una excusa para faltar a mis compromisos iniciando la semana, aún cuando tenga la justificación.
Cuando me senté en la cama, sin ganas de dar el siguiente paso, de inmediato pensé que una taza de café mejoraría esa modorra.  Y ciertamente lo hace.
Creo que hoy me vestiré de negro, completa, sin combinaciones. Es más fácil. No hay mucho que pensar.
Espero que suceda algo emocionante en el trabajo, algo diferente. Me gusta lo divertido. Y espero que hoy sean los demás que inventen algo que haga el día más divertido. Con este malestar creo que si lo intento me saldría algo sarcástico que no mucha gente entendería o toleraría.
Debo recordar, ojalá tuvieras un sonido de alerta que me avisara, que ya he pospuesto demasiado el tema de las semillas nuevas que quiero sembrar en la terraza.  Tengo esa inspiración de más verde, más variedad y vegetales!!  He visto cosas lindas que son posibles desde el techo de un edificio y quiero intentarlo.
Pero... pensándolo bien, mejor repito el mensaje de alerta mañana, porque no creo que llegue de trabajar con fuerzas para hacerlo.  Hoy corresponde taza de té caliente y descanso.
Ya debo salir. No hay tiempo para seguir escribiendo.

Día 05-03
Los días son solo números que se me ocurren. Pero tú, mi querido diario, sabes muy bien la cronología y la importancia de cada día.
Todavía sigo afectada de la gripe.  Paso las noches dando vueltas entre el frío y el calor y con dificultades para respirar.
Este primer trago que me he dado al poner los pies en el suelo no ha sido especialmente divertido, agua y una pastilla. Debo inventarme algo diferente, quizás no para esta noche, pero en un día no muy distante, para motivar el sentido de vivir la vida.  La mente vuela, pienso que podría ser una botella de vino con una música de jazz de fondo, además de la mejor compañía, mi ¨partner in crime¨. Ya me anima la idea.

Ayer hubo mucho trabajo. No es algo que pueda llamar divertido, pero desde que estoy inmersa en estos temas diferentes me siento más motivada. De todos modos voy a programar unos días de vacaciones, no en vano la gripe me va indicando que mi cuerpo necesita descanso y hay que escuchar los mensajes del cuerpo.
Ahora tengo mi taza de café en la mano. El afrodisíaco para iniciar cada día.  No puedo reflexionar mucho mientras lo tomo porque hoy el margen de tiempo es limitado pero siempre es reconfortante pensar en el café como un ritual.
Creo que es momento de algunas tazas nuevas y coloridas como me gustan.
Hoy pretendo agregar a mi día un elemento que no tuve ayer: no esperaré el fin de semana para continuar leyendo ese libro que me prestaron y prometo tomarme unos minutos en el receso del almuerzo para engancharme en algunas páginas.

No se me ha olvidado aquel mensaje de Jaime Sabines sobre las cartas y la almohada.

Aquí vamos, a conquistar el mundo como cada día.

Te veo pasar


Te veo cruzar, cada día, cuando retornas de tu jornada.

Te veo cruzar con la mirada perdida, con la cabeza llena de letras incomprensibles que se desbordan y ocupan todo el espacio más allá de tu aura.

Te veo cruzar, a veces preocupada, a veces silente, a veces con la mirada juguetona que solo puede descubrirse en una niña traviesa.

Sé que detienes tu ojos en mi, que me miras con asombro, con pasión, con ese brillo en tus ojos que hace despertar mis sensaciones, que encienden en mi interior una corriente que me llena de vida y aunque quizás no lo notes, siento que también cambia de color mi estructura.

Me descubro a la expectativa de tus pasos, del vaivén de tus caderas al pasar.

He decidido borrar el sonido de los vehículos, inmovilizar ese instante y en el silencio, solo sentir la música de cada una de tus pisadas trazando el compás de una danza.

Durante el día se apaga el brillo en mi, pero a esta hora en que me he acostumbrado a ti de inmediato se enciende mi luz interior, mi existencia comienza a tomar una luminosidad diferente.

Y quedo prendida de ti hasta que llegan los rayos del sol del día siguiente, en donde espero la hora en que te vuelva a ver pasar.

Has puesto una ilusión especial a mi tranquila existencia de lámpara del camino que recorres cada día.





De hábitos y otros esquemas

Habito dentro de mi. 
Lleno mis espacios.
El lugar al que escapo.
La rutina de mirar hacia dentro y buscar la paz que me salva de los incendios externos.
Incluyo ese momento a mis hábitos. Sin hora, sin día.
Voy a ese lugar en donde me refugio cuando no quiero ir a ninguna parte.
Y es que hay momentos integrados en nuestra cotidianidad de una manera tan profunda que ni cuenta nos damos cómo sucedieron.

Por ejemplo, en algún instante, ya sea por mutuo acuerdo con la pareja o viviendo solos, decidimos levantarnos siempre del mismo lado de la cama y eso queda tan arraigado que si por alguna razón nos toca hacerlo del lado contrario nos sentimos desubicados.

Quizás un vaso con agua reposa en la mesa de noche y el primer instinto al sentarse en la cama para levantarse es tomar el primer trago del día.

Recuerdo que leí en un test de una página en las redes acerca del significado de la primera parte de tu cuerpo que mojas al entrar a la ducha. Me pareció absurdo buscarle -y además encontrarle- un significado a ese momento de cada día que probablemente se haga en automático. Serán los pies o la cara? Un hábito que se realiza de manera instintiva.

Y así vamos pasando el día repitiendo cosas con el mismo ritmo y sin darnos cuenta, excepto cuando por alguna causa sucede de manera diferente. Nos vamos esquematizando con los hábitos.

Nuevamente tuve un recuerdo de otra lectura reciente, un texto motivacional sobre rituales de felicidad que después del análisis sobre lo que significa ser feliz,  presentaba algunas opciones para tener momentos de placer,  a sabiendas de que de eso se trata la felicidad.  Quedé muy turbada al leer las propuestas porque muchas de ellas eran cosas que me gustaba hacer, pero sentí que en este instante de mi vida no estaba disfrutando ninguna de ellas. Ni otras que no estaban mencionadas y que también disfruto.

Y ahora que lo pienso mejor, había dejado el café a un lado, lo había descartado como ritual de felicidad y descubro que lo he convertido en hábito.  ¿Acaso vemos el propósito en cada hábito, la forma en que influye en nuestras vidas por el modo en que suceden?
De seguro que si somos un poco más conscientes de los hábitos que ejecutamos a diario, en algunos casos haríamos que fluya el cambio.

Esto me lleva a los rituales.


La magia que poseen está en cada uno de nosotros.


Hacer una oración podría ser la primera idea sobre un ritual que le llegue a la mente. Pero, y qué tal si sólo encender una luz y mirarla con atención sea todo lo que requiera esa ritual? A mi me hipnotiza el movimiento de la llama de la vela. Es especial y sospecho que ese relajamiento que me produce es el que establece la conexión conmigo misma y con la situación que me haya llevado a encenderla.
Con frecuencia buscamos los rituales para encontrar ese punto de reflexión  que necesitamos para seguir en la batalla diaria.  Un bañera con agua caliente y sales aromáticas, es algo que no hacemos a diario, que buscamos cuando sentimos que la presión ya ha sido suficiente y que hay que soltar.
Hay quienes planifican ciertos rituales durante el año, quizás en Semana Santa o alguna fecha especial.
Mi Liquita y yo solíamos irnos cada miércoles santo al atardecer a tomarnos una copa de vino en un restaurante de playa, reflexionamos y damos las gracias, nos reencontrarnos con nuestra esencia. Como si fuese el último día del año.
Su ritual bien podría ser unas semanas de desintoxicación en la alimentación cada tantos meses en el año, o quizás unas escapadas a la playa con ciertas condiciones especiales de modo tal que pueda bajar la velocidad de las prisas en el día a día.
Tener rituales nos conecta.
Y aunque su definición está vinculada a la religión o la espiritualidad, no necesariamente deben ser así.  Cada quien establece aquello que le complementa su interior y le provee herramientas para mejorar su camino.
Yo he podido reconocer y dejar establecidos algunos y pienso que incorporaré nuevos, sola o acompañada, para llenar mi vida de momentos especiales.  






MOMENTOS HISTORICOS

 "Los días históricos se ven normales cuando los vives desde dentro"    Albus Dumbledore. Animales Fantásticos y Dónde Encontrarlo...